Google llevará el modo de horario escolar a más dispositivos Android para limitar el acceso a las aplicaciones mientras los hijos están en clase y permitirá vincular las cuentas de YouTube de padres y menores para supervisar su actividad.
El reloj inteligente Fitbit Ace LTE para niños, disponible desde mayo, incluye un modo que permite limitar las funciones durante el horario escolar para evitar las distracciones durante las clases.
Este modo se extenderá el próximo año a más móviles y tabletas Android y a los relojes Samsung Galaxy Watch para "promover un entorno de aprendizaje productivo", según ha informado en su blog oficial.
Este nuevo ajuste se incorporará a la aplicación de control parental Family Link, desde donde los padres o tutores podrán programar y seleccionar las aplicaciones que estarán permitidas durante el horario escolar.
Este horario escolar también podrá activarse fuera de las clases, como una forma de ayudar a que niños y adolescentes se tomen un descanso de las pantallas.
Adicionalmente, Google ha compartido las configuraciones personalizadas que ofrece para adaptar los controles parentales a la edad de los hijos, especialmente si son adolescentes. Por ejemplo, Family Link permite habilitar la supervisión para todas las edades, de tal forma que los padres pueden vigilar la actividad de los adolescentes y establecer reglas digitales básicas.
Por su parte, YouTube permitirá a finales de verano vincular las cuentas de padres e hijos para que los adultos puedan ver lo que la actividad de los menores. Y todos los usuarios menores de 18 años tienen implementadas configuraciones de seguridad de manera predeterminada, como la Búsqueda segura, las restricciones de contenido o la desactivación de la reproducción automática en YouTube.
Los peligros del uso del móvil en temprana edad
El uso de teléfonos móviles por parte de los niños ha suscitado un creciente debate en la sociedad moderna. Aunque estos dispositivos ofrecen beneficios innegables, como la comunicación inmediata y el acceso a información educativa, también presentan numerosos peligros para los más pequeños.
Uno de los principales riesgos es el impacto en el desarrollo cognitivo y emocional. Los estudios han demostrado que el uso excesivo de pantallas puede interferir con el desarrollo del cerebro en los niños, afectando su capacidad de atención, memoria y habilidades lingüísticas. La exposición prolongada a los móviles puede llevar a una disminución en el tiempo dedicado a actividades cruciales para su desarrollo, como la lectura, el juego físico y la interacción cara a cara con familiares y amigos.
Otro aspecto preocupante es la salud física. El uso continuo de móviles puede provocar problemas de visión, como el síndrome del ojo seco y la fatiga visual. Además, la postura encorvada que suelen adoptar los niños al utilizar estos dispositivos puede derivar en dolores de cuello y espalda. La exposición a la luz azul emitida por las pantallas también puede interferir con los ciclos de sueño, provocando insomnio y otros trastornos del sueño que afectan el rendimiento escolar y el bienestar general.
La seguridad en línea es otro de los grandes desafíos. Los niños son especialmente vulnerables a los riesgos del ciberacoso, la exposición a contenido inapropiado y la interacción con desconocidos a través de redes sociales y aplicaciones de mensajería. La falta de madurez y de habilidades críticas para discernir información confiable de aquella que no lo es, puede llevar a que sean víctimas de engaños y manipulaciones.
Además, existe el riesgo de adicción. Los móviles están diseñados para captar la atención del usuario, y los niños, con su capacidad de autocontrol aún en desarrollo, son especialmente susceptibles a pasar largas horas enganchados a juegos, videos y redes sociales. Esta adicción puede tener consecuencias graves, como el aislamiento social, la disminución del rendimiento académico y problemas de comportamiento.
Por último, la privacidad es una preocupación creciente. Muchos padres desconocen la cantidad de datos personales que las aplicaciones recopilan sobre sus hijos. Esta información puede ser utilizada para fines comerciales o, en el peor de los casos, caer en manos de individuos malintencionados.