Estamos en verano y, a la hora de elegir alojamiento para las vacaciones, Airbnb se ha convertido ya, sin duda, en una opción [o directamente la única] para muchos turistas. En especial, para quienes aprovechan estos días para visitar ciudades. Madrid, Barcelona, Sevilla y, en general, muchas de nuestras grandes urbes están más plagadas que nunca de gente cargada con mochilas y cara de despiste, en barrios y zonas muy concretos.

La compañía siempre se ha esforzado en convencer a la opinión pública de lo positivo que es su negocio, porque potencia la generación de nuevos ingresos para las familias, la economía circular, el sharing y otros argumentos. Pero, ¿es cierto? Hemos hablado con Javier Gil, investigador del Institute for Housing and Urban Research de la universidad de Uppsala, que lleva una década analizando el impacto real de Airbnb en las ciudades y publicando sus conclusiones en revistas científicas y del sector, para que nos dé su opinión. Spoiler alert: la realidad es muy diferente.

La realidad entre lo que Airbnb proclama y su impacto real en las ciudades es muy diferente

¿Qué consecuencias reales tiene Airbnb en las ciudades?
Lo que llevamos viendo en los últimos diez años con respecto al impacto de AriBnB en la economía local es que se ha convertido en un dinamizador muy importante de los procesos de turistificación. Es decir, que ha favorecido una mayor saturación turística en determinadas zonas de la ciudad, que eran en las que ya existía mucha presión del turismo.

Y, por lo tanto, ha dinamizado los procesos de transformación de los barrios y del territorio que cada vez se estructuran más de acuerdo a los intereses y a las necesidades de los turistas.

¿En qué se traducen esos cambios?
Significan, en general, una subida de los precios de la vivienda, de los productos, etc. Pero también una transformación del tipo de productos y servicios que se ofertan en los barrios: donde había una droguería o una ferretería, ahora hay una tienda de souvenirs, hay un sitio de alquiler de bicicletas y patinetes para turistas, etc.

O sea, que AirBnB es quien causa todos los problemas que se derivan de esa situación
Los procesos como la subida de los precios de los alquileres, las expulsiones de la población de las viviendas o la especulación no son causados por AirBnB, son procesos macro. Pero la compañía los dinamiza, los acelera y los aumenta, sobre todo en determinadas zonas de las ciudades.

Tú has analizado en profundidad el verdadero perfil de los hosts. ¿Cuál es?
Esto es un negocio profesional que no tiene nada que ver con lo que anuncia Airbnb en su publicidad, en la que viene a decir que se trata de personas de clases medias que alquilan una habitación extra para obtener ingresos extra, para pagar la hipoteca, etc.

Las personas que responden a los principios del home sharing, que hospedan en su vivienda habitual son una minoría y lo que vemos principalmente son personas que convierten vivienda residencial en pisos para turistas.

¿Cómo son esos hosts profesionales?
Son empresarios que han invertido en el negocio de convertir viviendas residenciales en pisos turísticos -porque era muy rentable y ofrecía muchos beneficios- y que se han especializado y han ido creciendo con el paso del tiempo y cada vez acumulan más pisos turísticos.

Eso también les permite beneficiarse de que cada vez su empresa sea mayor: beneficiarse de tener muchos pisos, de tener a personas a su servicio para la limpieza de los pisos, de la posibilidad que te da gestionar muchos pisos turísticos.

¿Cómo tendría que ser Airbnb si fuese lo que afirma ser?
Si de verdad fuese un proyecto de economía colaborativa, podría organizarse de otra manera. Para empezar, no generaría exclusiones, no haría que los precios de las viviendas subieran significativamente, porque no se estaría expulsando a personas de su vivienda para meter a turistas y, por lo tanto, reduciendo la oferta y haciendo que suban los precios porque los turistas pueden pagar más por esa vivienda.

Una vivienda genera más rentas como piso turístico alquilado por períodos cortos, que a una familia o un grupo de estudiantes que lo alquilan como vivienda habitual.

Cuando las personas hospedan en su residencia habitual no están generando los efectos negativos que tiene sobre los precios de la vivienda.

¿Qué otros beneficios tendría ese modelo?
También fomenta una mayor distribución del turismo por la ciudad. Es decir, podría favorecer la descongestión del turismo en esas zonas saturadas. Tiene el peligro de que se extienda más allá de las zonas turistificadas y que favorezca el crecimiento descontrolado del turismo. Pero también, según cómo se regule y se gestione, puede hacer que en las zonas muy saturadas se reduzca la oferta de hospedaje y se generen modelos alternativos basados en personas, residentes de la ciudad, que sí hospedan en su vivienda; para precisamente tener un ingreso extra.

Eso hace que se redistribuya el turismo por zonas de la ciudad donde no ha llegado y que también tenga impacto en su economía local, sus comercios locales.

Parece fácil de conseguir…
Que la gente empiece a hospedar en sus viviendas habituales fuera de las zonas turísticas no significa que vaya a tener esos efectos positivos. Digamos que es una condición necesaria, pero no suficiente; se necesita mucha más organización de esos flujos y de regulación que simplemente eso.

¿Es real su narrativa de "tener una misión transformadora para que cualquiera se pueda sentir de cualquier sitio" y de "cambio social"?
Lo que vemos es que la visión de Airbnb es un mito, básicamente es una forma de dar retórica a un modelo de negocio que han creado y que tiene poco de nuevo en ese sentido porque, como decimos, hay pocas personas a nivel internacional que estén hospedando en su residencia habitual y lo que vemos son principalmente profesionales. Son narrativas y discursos legitimadores, que son muy efectivos y movilizan mucho a muchos de sus anfitriones y seguidores, pero tiene más que ver con un elemento de marketing que con un componente de cambio social como lo intentan vender ellos.