Marta Caparrós ha trabajado en agencias de comunicación, ha limpiado casas y ha buscado su sitio en el mundo, aunque estuviera justo en el punto opuesto del planeta, a más de 17.000 kilómetros de distancia. Se fue para tres meses y allí sigue.
De limpiar casas a surfear las olas de la crisis y del éxito
Tiene claras sus prioridades, que el dinero no lo es todo y que una empresa no genera necesariamente más beneficios por ser más grande. Y que todas las personas tienen un lugar en el mundo que es donde encajan. El suyo: Byron Bay, Nueva Gales del Sur, Australia.
He hablado con ella para que me cuente cómo se emprende y cómo se surfean las olas de la crisis y el éxito.
De España a Australia
Después de ser becaria y consultora en una de las agencias de comunicación más grandes de este país, a los tres años se dio cuenta de que “me excluían un poco de los proyectos con grandes clientes porque no hablaba inglés”.
En busca de soluciones, encontró un proyecto que te permite trabajar en granjas de Australia: “Buscaba formas de viajar barato, porque era mileurista. Ni siquiera me paré a pensar qué tipos de trabajos iba a hacer”, explica.
Llegó en agosto de 2009, con el plan de regresar a España con sus padres, que iban a visitarla en navidad. Pero, cuando llegó el momento, decidió quedarse, “viajando por Australia, trabajando de granja en granja, viviendo una experiencia brutal, con un montón de idas y venidas y subidas y bajadas”.
Emprender
Para poder ganarse la vida, limpiaba casas y cuidaba niños en Byron Bay. Pero, “echaba de menos un poco utilizar la cabeza”. En una época sin Instagram, empezó a publicar un blog y en Facebook: “Los amaneceres, el surf, los delfines, las serpientes, lo que vivía. Y, poco a poco, empecé a conectar con gente que empezó a seguirme y hubo una persona que me preguntó si conocía alguna escuela inglesa donde aprender inglés”.
Fue a una escuela cercana y le preguntó al director. “Le dije que necesitaba unos precios porque había una persona que me había pedido información por internet”. El dueño de la academia le dijo que le daría una comisión por cada cliente de España que le llevase, cosa que ella ni siquiera se había planteado.
Éxito y crisis
Han pasado 15 años desde aquel momento y Caparrós explica: “Hemos pasado por todo”. Los comienzos fueron difíciles: “Tuve que conocer el mercado, entender cómo se puede tener una empresa en Australia, con 25 o 26 años, sin hablar inglés”.
Pero el resultado fue bueno: “Hubo una fase de crecimiento muy buena, de expansión en Latinoamérica. Me di cuenta al analizar un poco Analytics, que la gente que entraba en nuestra web, no eran solo españoles, sino que muchos venían de Colombia o de Chile y empezamos a expandirnos por ahí”.
Hasta que llegó el Covid. “Pasamos una época muy dura, como todo el mundo. La superamos, diversificando y abriendo otros países, porque Australia cerró a cal y canto para que no entrara el virus. Abrimos otros destinos como Irlanda, Dubái o Malta y sobrevivimos”.
Superar esa etapa, fue la puerta a un éxito aún mayor: “Después del Covid, tuvimos un crecimiento desproporcionado, exponencial. Muchas agencias murieron. Nosotros logramos aguantar y, cuando abrieron las fronteras, yo creo que no había ninguna otra agencia en el mundo que trabajara”.
Morir de éxito
Sin embargo, no todo fue bueno en ese crecimiento en el que la empresa pasó de tener 50 personas a 150: “Hace un par de años, pasamos una crisis brutal también, porque pasamos de un crecimiento enorme, a que Australia decidiera que no necesitaba tanta gente, que se estaba descontrolando la inmigración y a que hubiera cambios en la política migratoria”.
Caparrós tuvo que afrontar una reestructuración de la empresa que obligó a reducir la plantilla a 40 personas. La situación fue especialmente dura: “Se me juntó la crisis, despedir a tantísimas personas que forman parte de tu equipo y con las con la que trabajas cada día, con las que tienes relación personal; con el nacimiento de mi segunda hija”.
“Ahora estamos en un momento dulce”, afirma con tranquilidad. “Hemos vuelto a generar beneficios y a mantener una estabilidad”. De hecho, en 2026 espera volver a crecer en Latinoamérica.
Mujeres emprendedoras
Quizá por eso recalca que forma parte de Startup Leaders en España, “que fomentan la idea de que las mujeres pueden emprender, pueden ser madres, pueden conciliar y eso no quiere decir que vayan a tener un rendimiento inferior”.
Le pido un consejo para mujeres que estén pensando en emprender: “Soy una fiel defensora de que si realmente tienes el gusanillo ese de que quieres hacer realidad una idea, adelante, hazlo. Pero con apoyo, pensándolo bien y estando muy segura de lo que vas a hacer. Porque se habla mucho de emprender como algo idílico y no lo es. Tienes que tener mucha energía, tienes que pensar que se te ha acabado el día a día, los fines de semana, el dormir cada día tranquila. Y tener que liderar no es para todo el mundo. Creo que no todo el mundo es apto para ello, pero que si realmente estás segura de que tu idea te va a funcionar, tienes una red de apoyo y ganas, adelante”.
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