Lleva dos décadas en Greenpeace, es bióloga especializada en animales y ahora, tras años de trabajar sobre todo en proyectos relacionados con las costas y los océanos, es directora adjunta de Programas de esta ONG, lo que le permite tener una visión completa no solo de los problemas y la actividad nacional, sino también de la internacional. Se llama María José Caballero y con ella hemos hablado de activismo, problemas y soluciones. 

Asegura que el mayor problema hoy en día, es “ambiental y socialmente, el avance del cambio climático. El Covid-19 lo ha dejado muy olvidado, pero los científicos de Naciones Unidas nos han dicho que si en 2030 no hemos conseguido disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero para que la temperatura del planeta no aumente ese famoso grado y medio, las cosas van a ir muy mal”. 

 

Y cada persona debe asumir su papel para invertir la tendencia, porque “ya pasamos ese momento de va a venir alguien y nos va a salvar”.

Las generaciones futuras nos van a tachar de ser muy egoístas

Todos activistas

Eso nos convierte a todos en activistas: “Aunque tú decidas que vas a ahorrar energía porque es bueno para tu bolsillo, estás siendo un activista. Es verdad que si esa acción individual tuya no se ve refrendada por mucha gente que demanda cambios en las leyes, es difícil que tenga un impacto real, se puede quedar en un acto individual, pero no hay que despreciar los actos individuales”. 

En el caso de Greenpeace, “el foco fundamental es la emergencia climática y la pérdida de biodiversidad. Tenemos un tercero que es reforzar los derechos humanos y la democracia”.  

Todos estamos sufriendo ya sus efectos, desde el millón de especies en peligro de extinción, hasta los cuarenta huracanes al año que tienen que soportar en Filipinas. También en España se notan los cambios: “Antes teníamos gotas frías en septiembre, ahora ya son como la del año pasado, la borrasca Gloria, devastadoras a más no poder”. 

Ser activista individual, colectivo o como queramos, fortalece la democracia y combate los recortes al espacio democrático

Soluciones

La clave de la solución, según sus palabras, está en tres puntos: las ciudades, las empresas y el consumo. “En las ciudades, todos los ayuntamientos deberían empeñarse en disminuir el número de automóviles que se utilizan en los trayectos urbanos, cuando hay muchísimas alternativas”, afirma mientras pone de ejemplo el Madrid de Carmena o Barcelona “ya antes de Ada Colau”.  

Muchas soluciones pueden estar en el medio rural. “Es fundamental para proteger la biodiversidad y luchar contra el cambio climático y ha estado muy abandonado. Hay muy buenas prácticas rurales que nos pueden ayudar, tanto en la economía, como para protegernos de grandes problemas, como los incendios forestales”. 

Imagen de una acción de Greenpeace para pedir que se refuerce el transporte por tren. Imagen: Greenpeace

No al avión

Caballero apunta al gran olvidado durante años como causante del cambio climático: el transporte aéreo. A su juicio, “los vuelos intrapeninsulares, en los que se recorren distancias inferiores a los 600 o 700 kilómetros, deberían desaparecer completamente”. Como alternativa, propone reforzar el tren, como va a hacer Francia con los nocturnos.  

Pero, para conseguir terminar con la emergencia climática, las empresas tienen que asumir su papel. “Hasta ahora hacen mucho greenwashing, todas se han vuelto verdes, todas contribuyen como ninguna a luchar contra el cambio climático, te cuentan falacias tremendas, como que reciclar una lata disminuye las emisiones.... En fin, nosotros creemos que las empresas tienen que involucrarse mucho más de forma real, porque luchar contra el cambio climático genera un número de puestos de trabajo muy elevado”, dice. 

Las empresas tienen que involucrarse mucho más de forma real, porque luchar contra el cambio climático genera un número de puestos de trabajo muy elevado

Consumo responsable

Algo, que no nos exime a cada persona de nuestra responsabilidad, sobre todo como consumidores: “Cuando te vuelves activista, antes de comprar cada cosa piensas si realmente lo necesitas y de dónde viene. Fíjate si estás consumiendo productos locales que están contribuyendo a conservar el mundo rural o estás comprando los que, incluso con etiquetas ecológicas, vienen de tres mil kilómetros. Y elige para los trayectos cortos andar, coger la bicicleta o ir en autobús, en lugar del coche”. 

Y el desconocimiento ya no es excusa, porque aunque “las empresas tienen la maquinaria de la publicidad, por suerte tenemos mucha información a nuestro alcance para tomar decisiones”.  

En su opinión, las generaciones futuras no nos verán con buenos ojos: “Nos van a tachar de ser muy egoístas por no haber valorado lo que teníamos, por no disfrutar de los placeres sencillos de un planeta en buen estado. No van a entender el egoísmo que estamos mostrando”. 

Y termina con una llamada a la acción para todo el mundo: “Ser activista individual, colectivo o como queramos, fortalece la democracia y combate los recortes al espacio democrático que estamos viendo en Europa y prácticamente todos los países. No podemos mirar hacia otro lado, porque cuando hablamos del planeta y del medioambiente, hablamos de la sociedad y de las personas”.