Dicen los expertos que la mayoría de las guerras que se combaten en el mundo están directamente relacionadas con el acceso al agua potable. El impacto del cambio climático en zonas ya de por sí afectadas por la sequía está detrás de grandes movimientos migratorios, crisis humanitarias, hambre y enfermedades para los más desfavorecidos.
Mientras tanto, en los países más desarrolados invertimos 8.500 litros de agua para obtener un kilo de carne, más de 1.300 por el mismo peso en legumbres y más de 3.200 en el caso de los alimentos elaborados.
Nuestro compañero Borja García ha elaborado para El Telescopio esta infografía con los datos básicos de la huella hídrica y el drama de la carestía de agua, en base a la información publicada por la Fundación Aquae. Para que la próxima vez que abramos el grifo, seamos conscientes de lo privilegiados que somos.
