Para saber que los glaciares se están derritiendo, no hay que ser un científico experto. Basta con preguntar a algún anciano o mirar fotos antiguas para darse cuenta de que en la Tierra cada vez hay menos hielo y el que hay, dura menos.

De hecho, durante la primera conferencia de la UNESCO, en 2017, los científicos allí reunidos decidieron que crear una especie de santuario helado bajo la Antártida, en el que guardar “trozos” de glaciares para que estén disponibles para cualquier investigación, actual o en el futuro. Lo llamaron proyecto Ice Memory.

El proyecto Ice Memory pretende conservar "porciones" de glaciares en una cámara acorazada helada

Lo que que habría que hacer es ir al foco, al sistema capitalista y consumista que tenemos

Culpables

“El hecho de que exista ese proyecto es la mejor prueba de que realmente se están derritiendo”, afirma Cayetana Recio Blitz, doctora en Glaciología y una de las pocas expertas de nuestro país. Aun así, afirma ser “un poco escéptica” con respecto a la idea. “Es probablemente marketing, vender etiqueta verde, porque la etiqueta verde y el medioambiente venden mucho, crean mucha polémica y distraen a la sociedad. ¿Es buena idea? Relativo. No va a cambiar nada, bajo mi punto de visto. Lo que yo creo que habría que hacer es ir al foco, al sistema capitalista y consumista que tenemos”.

Algo que debemos hacer todos, porque los glaciares son “las neveras del planeta”, según Recio. En especial, los dos polos. “En el momento en que el Ártico está un poco más caliente, cambia la temperatura en las zonas más cálidas del planeta. Cuando se produjeron las temperaturas más altas que se han registrado en la Antártida, unos días después estuvo lloviendo en el desierto de Atacama con una intensidad que no se había producido en 24 años”, explica. "Todo tiende al equilibrio en la naturaleza y esto también".

“Hay subidas y bajadas, pero la progresión es obvia: cada vez los polos se derriten más”, afirma categórica. Y solo hay un culpable de la situación: “Lo que el ser humano todavía no ha entendido es que todo está conectado con todo”.

Dos científicos del proyecto Ice Memory calibran una muestra de glaciar

Acabamos de vivir una situación que nos dice a gritos que nos estamos comportando muy mal con el planeta

No aprendemos

Además, no parece que aprendamos de los errores presentes, ni de los pasados. “Acabamos de vivir una situación que nos dice a gritos que nos estamos comportando muy mal con el planeta. No tenemos conciencia, somos como un kamikaze. Conocemos los comportamientos de otros que lo han hecho peor y los seguimos repitiendo”.

En España, la situación no es mucho mejor: “Solo nos queda un glaciar, el de Monte Perdido. Está destrozado, sucio… se está descongelando. Antes aquí había muchos glaciares, pero se han derretido. Lo mismo está sucediendo en Sudamérica y en todas partes. Sobre todo los pequeños, porque no es igual el comportamiento térmico de un bloque pequeño de hielo, que el de alguno de los de la Antártida, que pueden llegar a cinco mil metros de altura”.

En España solo nos queda un glaciar, el de Monte Perdido

Esperanza

Aun así, a su juicio hay un rayo de esperanza gracias a que hay un grupo de investigaciones y de personas que “se están dando cuenta de que en algunos aspectos, efectivamente, no hay vuelta atrás, pero por lo menos podemos ser un poco respetuosos con lo que todavía tenemos”.

Aunque la verdadera solución está en nuestra sociedad: “Consumimos demasiado y a lo largo de estos dos meses con el coronavirus nos hemos dado cuenta de que no necesitamos tanto y nuestros comportamientos pueden cambiar y ser más respetuosos”.

Por eso, considera que proyectos como Ice Memory no es la respuesta a la situación actual. “Mi pregunta es cuál es el verdadero objetivo para la sociedad. Ninguno. Para enseñárselo a las generaciones futuras, cuando no existan glaciares. Pero si no existen glaciares, no estaremos vivos para verlo”.