Rose Takaya dio a luz a su primera hija el pasado sábado. Está tan feliz como cualquier madre. Y, también como la mayoría, solo sueña que su pequeña tenga una vida mejor que la suya.  

Era solo una niña cuando escapó de la casa de sus padres para evitar “ser cortada” [la versión coloquial de sufrir una mutilación genital femenina] y de un matrimonio forzoso acordado por sus padres. Su historia es la de miles de mujeres en todo el mundo.  

Macarena García, con su Maua

La violencia de género daña los derechos de las personas 

Derechos  

“La violencia de género daña los derechos de las personas. En mi comunidad [es de la etnia Masai] no se permite a las mujeres tomar decisiones, incluso las relativas a su propio cuerpo”, explica.  

Rose tuvo suerte. Pudo huir y encontrar protección en el refugio Tasaru, en el que tuvo todo el apoyo para completar su educación primaria, secundaria e incluso la universidad. Ahora, a sus 25 años, es licenciada en Banca y Finanzas.  

En mi comunidad solo se ve a las mujeres como una forma de conseguir una dote, como amas de casa 

Ruptura familiar 

Pero no fue fácil, por supuesto: “Se creó un desacuerdo entre mi familia y yo durante siete años, hasta que pudimos reconciliarnos”. Mónica Batán, cofundadora de Wanawake Mujer, una ONG que colabora con Tasaru desde España, recuerda el primer encuentro tras la huida: “El padre se metió por la ventanilla del coche y trató de pegar a Agnes”.  

Se refiere a Agnes Pareio, la fundadora de Tasaru y una de las personas de referencia en la lucha contra la mutilación genital femenina en todo el mundo.  

Rose nos cuenta que “en mi comunidad, las mujeres son tratadas sin respeto, solo se las ve como una forma de conseguir una dote, como amas de casa. La educación para ellas está devaluada”.  

Empoderar a las mujeres con trabajos les da voz para luchar por sus derechos 

Educación 

Y ese es un punto clave, como ella misma explica: “La violencia de género afecta ampliamente a las niñas, porque al negárseles la educación, lo que sigue es solo una vida de infelicidad, porque: uno, no vas a tener el conocimiento necesario para manejar muchas situaciones de la vida; dos, no podrás acceder a ningún buen trabajo para conseguir tu propio dinero”.  

A todo eso se añade la mutilación genital femenina, “que también afecta a la salud de las niñas, porque provoca complicaciones con efectos a largo plazo e incluso algunas mueren durante o tras ella”. 

En su opinión, la clave está en el empleo: “Empoderar a las mujeres con trabajos las motiva e incluso les da voz para luchar por sus derechos. Hace que se ganen el respeto”. 

Maua significa flor en idioma masai 

Mauas 

Y eso es lo que el proyecto Maua, de Wanawake y Tasaru “está ayudando a conseguir. Dar oportunidades a las niñas para que decidan”, nos cuenta.   

Rose es una de las protagonistas de la campaña “Frente a la violencia contra las mujeres, échate flores”. Maua significa flor en idioma masai. Son  elaboradas de forma artesanal en Kenia y España por víctimas de mutilación genital, matrimonio infantil y trata con fines de explotación. Y Wanawake las comercializa para conseguir fondos que permitan mantener, entre otros proyectos, el refugio de Tasaru.  

Junto a Rose y otras compañeras de huida ante la mutilación genital, actrices como Maribel Verdú, Macarena García, Ana Labordeta, Mar Abascal, Lucía Caraballo y Belén Rueda, entre otras, nos recuerdan que para conseguir sonrisas hay que seguir trabajando en la erradicación de cualquier tipo de violencia contra las mujeres. 

En algunos países, las llamadas a las líneas de ayuda se han multiplicado por cinco 

Peor desde la pandemia 

En el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, Naciones Unidas nos recuerda que “desde que se desató el brote de COVID-19" se ha incrementado “la violencia contra adultas y niñas, especialmente en el ámbito privado”, hasta el punto de que “en algunos países, las llamadas a las líneas de ayuda se han multiplicado por cinco”. 

El tema de este año es “Pinta el mundo de naranja: ¡financiar, responder, prevenir, recopilar!”. Hoy comienzan los 16 días de activismo que concluyen el 10 de diciembre, el Día Internacional de los Derechos Humanos. 

Desde la organización internacional señalan que “la violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual; sobre las que apenas se informa, debido a la impunidad de la cual disfrutan los perpetradores, y el silencio, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas”. 

La historia de Rose tiene un final feliz. Pero ella misma no se atreve a llevar a su propia hija ante su familia. Desde El Telescopio te animamos a que participes activamente en la lucha para erradicar la violencia contra las mujeres.