Las estimaciones no son nada optimistas. Para el año 2050 habrá sobre la faz de la Tierra 9.000 millones de personas. Y eso supone afrontar el enorme reto de alimentarlas. De generar más de un 70% más de alimento con el que poder cubrir sus necesidades. Y a ser posible con los mismos recursos. Sin duda, la optimización y eficiencia son las claves.

Cosechas de secano

En este sentido destacan nuevos proyectos. Incluso aquellos que tienen nombres muy gráficos y románticos. Es el caso de las “Cosechas de agua” en Centroamérica. Esta es una zona en la que el comportamiento de las lluvias presentan un comportamiento menos favorable a la agricultura. El corredor seco que va desde el sur de México hasta Costa Rica concentra a casi 10 millones de personas que viven de unas explotaciones de secano, principalmente maíz y frijol. Sin embargo, en el área las lluvias se concentran en cinco meses al año. De este modo, hasta la fecha, los agricultores debían concentrar la cosecha en ese periodo e intentar subsistir con la exigua producción el resto del año. Algo que les hacía muy proclives a la miseria en caso de plagas o catástrofes meteorológicas.

Cosechar agua de lluvia

Para frenar los efectos de la sequía y garantizar periodos de cosecha más largos, el Centro Internacional de Agricultura Tropical puso en marcha el proyecto “Cosecha de Agua. Se trataba de crear reservorios en las zonas más altas de la región: En estos depósitos se recogía y almacenaba el agua de lluvia durante la época húmeda. A partir de este reservorio se estableciendo sistemas de riego altamente eficientes, lo que contribuía, junto a la escorrentía del agua de lluvia, a convertir tierras de secano en regadío. Al mismo tiempo, se acometió un proceso de formación de los agricultores locales, de modo que pudieran extraer cosechas mayores en sus mismas tierras. El resultado fue que los explotadores de la zona consiguieron cosechas dos y tres veces mayores. Al mismo tiempo pudieron diversificar su producción, llegando a nuevos mercados.