Un tercio de la comida que se produce en el mundo no se come nunca. “Casi 800 millones de personas sufren de desnutrición y de inseguridad alimenticia en todo el mundo y esta situación simplemente no puede continuar”, afirma Peter Baker, Presidente del World Business Council for Sustainable Development (Consejo Empresarial Mundial de Desarrollo Sostenible). “Se requiere de manera urgente la acción empresarial para abordar el problema del desperdicio de comida y trabajar hacia la consecución de los objetivos del Acuerdo de París y de Desarrollo Sostenible de la ONU”.

Se trata, pues de un problema que requiere una visión global, en la que se impliquen desde los productores hasta el mundo de la restauración, pasando por supuesto por los propios consumidores, cada uno de nosotros.

Esa es una de las conclusiones alcanzadas en la sesión La Despensa Digital, organizada por la especialista en tecnología para la comida Beatriz Romanos, directora de Tech Food Magazine, dentro de ExpoHIP [Hospitality Innovation Planet] 2018, celebrada esta semana en Madrid.

Iniciativas

Entre las iniciativas presentadas en el encuentro, destaca la de Costa. El gigante italiano de los cruceros de lujo se ha propuesto reducir a la mitad los residuos alimentarios generados en sus barcos, a través de un proyecto creado con una visión integral del problema, como explica Stefania Lallai, Directora de Sostenibilidad y Relaciones externas de la compañía. “En Costa creemos que toda la experiencia gastronómica en nuestros cruceros tiene que ser revisada a la luz del consumo responsable. Y lo hacemos con un enfoque 360 grados, desde la producción, hasta la medición de los residuos”.

Stefania Lallai, Directora de Sostenibilidad y Relaciones externas de Costa Cruceros

La compañía italiana ha analizado cada paso del proceso. “Así hemos sido capaces de entender dónde estaba nuestro mayor impacto y cómo podía minimizarse”. Para lograrlo, han introducido tecnología en las cocinas y en el resto de puntos críticos de la cadena. “Ahora podemos identificar qué tipo de residuos alimentarios tenemos. Si es sobreproducción o sobras de los platos de nuestros clientes o nuestras tripulaciones, por ejemplo. Y también lo que nos queda en la nevera”.

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El proyecto se ha completado con una campaña de sensibilización a bordo, en el que los pasajeros son animados a “comer lo que quieran, pero servirse en los platos solo lo que vayan a consumir”. Lallai puntualiza el compromiso de la compañía como modelo de comportamiento. “Antes de pedir a nuestros pasajeros que reduzcan de forma activa sus residuos alimentarios, tenemos que haber demostrado que nosotros también hemos actuado”.

Como resultado de la iniciativa, se han revisado los menús, con el fin de acercarlos más a los productos locales de cada ruta, así como a las temporadas de las zonas visitadas. Por último, Lallai hace hincapié en el beneficio para las comunidades locales y para algunas oenegés.“ Apoyamos a la Slow Food Foundation. Hemos donado, de entrada, cincuenta huertas para apoyar su proyecto de agricultura sostenible en África. Están creando la agricultura del futuro en aquel continente, centrada en preservar la biodiversidad. Y por eso, creemos que las huertas crezcan en número, pero también en tamaño”. 

¿Qué puedes hacer tú?

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