“Poblar el bosque es repoblar el valle”. Esta frase la pronunció un ministro de Fomento en la época de Alfonso XIII y ahora cobra más importancia que nunca. Los bosques dan vida a los valles adyacentes y generan la proliferación de vida y habitabilidad. En 2020, a pesar de las restricciones a la movilidad impuestas por la Covid-19, las emisiones de gases de efecto invernadero repuntaron hasta niveles de 2019, unas cifras que convierten la emergencia climática en un problema acuciante. En esta lucha contra el cambio climático, los árboles tienen un papel fundamental: se calcula que aproximadamente 2.600 millones de toneladas de dióxido de carbono son absorbidas por los bosques cada año. De ahí, la importancia de la reforestación.

Con el objetivo de repoblar y regenerar los bosques, Banco Santander acaba de sumarse al proyecto Motor Verde, una iniciativa de la Fundación Repsol y el Grupo Sylvestris. La entidad que preside Ana Botín financiará la creación de tres bosques que cubrirán una extensión de más de 300 hectáreas y contribuirá con 275.000 árboles nuevos. El primero de los bosques comenzará a plantarse este otoño en la región de Extremadura, primera comunidad autónoma en unirse a Motor Verde, y a la que ha seguido recientemente el Principado de Asturias. La inversión en este proyecto asciende a 1,5 millones de euros y se desarrollará en un periodo de tres años. Con su aportación, Santander logrará compensar la emisión de 82.000 toneladas de CO2, cooperará con el cuidado de la biodiversidad y la lucha contra el cambio climático, y respaldará el desarrollo rural y la generación de empleo, todo ello en el marco de su estrategia de banca responsable y políticas de gestión ambiental.

La idea de Motor Verde, que aspira a la plantación de 60 millones de árboles entre todas las empresas que participan, es convertir a España en referente europeo en el sector de la compensación, promoviendo al mismo tiempo una economía social, verde y sostenible con un efecto transformador en el medio local: generará empleo para 15.000 personas, con especial atención a la inclusión de los colectivos más vulnerables.

Este proyecto, además, incorpora un método propio y diferencial, que le da gran fiabilidad. En primer lugar, se lleva a cabo un análisis exhaustivo previo, trabajando sobre el terreno y realizando un mantenimiento posterior a la reforestación, con el propósito de afianzar la conservación de los ejemplares plantados y apostando por el desarrollo sostenible del entorno. Además, todos los planes se diseñan de acuerdo con los máximos estándares de la Oficina Española de Cambio Climático, el organismo oficial de certificación dependiente de Ministerio para la Transición Ecológica y Reto Demográfico.

Motor Verde es una más de las iniciativas que Banco Santander está impulsando para la conservación de los ecosistemas en todos los países en los que opera. En España cuenta también con el Plan Natura, una propuesta para la conservación del entorno lanzada en 2019, que incluye diversas actividades para la reforestación de bosques, limpieza de playas y riberas o colocación de cajas nido, entre otros, y en las que participan centenares de empleados voluntarios del Santander. De este modo, se logra mantener la apuesta por el cuidado de los ecosistemas con la colaboración voluntaria de sus profesionales. Mireia Belmonte, embajadora de la entidad financiera, es la imagen visible de Santander Natura.

Además, este mismo año, y de la mano de Fundación Banco Santander, se ha llevado a cabo la primera convocatoria Santander for the Seas, con la que se apoyan proyectos destinados a la conservación y la recuperación de hábitat y especies singulares de mares y océanos. A través de este proyecto, esta institución, vinculada al grupo financiero, financia tres propuestas durante dos años con 150.000 euros. Y no es la única acción que desarrolla. La Fundación colabora con distintas organizaciones para la recuperación del patrimonio natural.  En España, el interés de Banco Santander por este tipo de medidas se remonta a hace muchos años, cuando se pusieron en marcha innovadoras propuestas como Proyectos Cero sobre Especies Amenazadas, para responder a uno de los grandes retos de la sociedad, como es la conservación de la biodiversidad, y que Santander impulsó durante cuatro años en colaboración con el CSIC y la Fundación General CSIC.

Y lo hace en todos los países en los que opera. Por ejemplo, en Polonia, Banco Santander se convertirá en conservadora de uno de los ecosistemas protegidos del país (16,35 hectáreas de praderas y pastizales en la zona de las montañas Mała Czantoria y Wielka Czantoria en la Baja Silesia). Al otro lado del Atlántico, concretamente en Brasil, el banco apoya el desarrollo sostenible del Amazonas, el mayor pulmón del planeta. Junto a Bradesco e Itaú, lanzó en 2020 el Plan Amazonas (Plano Amazônia, en portugués) con cuatro objetivos prioritarios: la bioeconomía, los cultivos sostenibles, la ganadería y la regularización de las tierras. En Chile, participa en proyectos de restauración de áreas degradadas e implementa corredores biológicos para la fauna nativa; en México colabora con la iniciativa Reforestamos por el desarrollo sostenible de los bosques y gracias a la cual se recaudaron 1,2 millones de pesos a través de donativos en los cajeros de la entidad y en Argentina contribuye a la conservación de los ecosistemas mediante acciones de voluntariado como la limpieza de playas o recogida de residuos.

La entidad que preside Ana Botín mide, reporta y reduce su huella ambiental desde 2011 y es neutra en carbono en su propia actividad desde 2020 a través de la disminución de emisiones y la compensación de aquellas que no puede reducir a través de distintas iniciativas. En 2019, de hecho, el grupo se convirtió en la primera en España en conseguir la certificación ‘Residuo Cero’ de AENOR. De esta manera, se reconocía que los residuos generados en su sede de la Ciudad Financiera en Madrid se reintroducen en la cadena de valor al menos en un 90%.

Todas estas iniciativas forman parte del plan global de Banco Santander para lograr cero emisiones netas en 2050 para apoyar los objetivos del Acuerdo de París sobre el cambio climático. Entre ellos, facilitar más de 120.000 millones de euros en financiación verde entre 2019 y 2025, cifra que se elevará  hasta los 220.000 millones en 2030; o dejar de ofrecer servicios financieros a clientes de generación de energía eléctrica cuyos ingresos dependan en más de un 10% del carbón térmico en 2030. También se ha fijado eliminar al 100% el plástico innecesario de un solo uso a finales de este año en sus oficinas y edificios corporativos y, para 2025, que el 100% de la electricidad proceda de fuentes renovables en todos los países en los que opera. Esta última meta ya se ha alcanzado al 100% en España y al 60% a nivel global.

Durante 2020, el Grupo Santander fue reconocido por el Dow Jones Sustainability Index como uno de los bancos más sostenibles del mundo.