El 5G será una de las tecnologías que mandará en el mundo en los próximos años. La afirmación no es de hoy, o de la semana pasada, justo cuando la nueva conexión ya es posible en varias ciudades españolas. Se dijo en el transcurso de Mobile World Congress de Barcelona de 2017, siguiendo lo afirmado sobre esta tecnología en 2016.

Sin duda, y probablemente antes de lo previsto (algo bastante habitual en el ámbito de las NNTT) el anuncio de la semana pasada por parte de Vodafone en colaboración con Huawei, ha revolucionado un sector que, en realidad, no para de dar paso de una revolución en forma de innovación a otra.

Pero la conectividad 5G sí parece evidente que va a suponer un verdadero cambio en el mundo del smartphone en particular y la conectividad móvil en general. Su unión a la Inteligencia Artificial y su implementación en el denominado Internet de las Cosas -una de las novedades más destacadas de los últimos años-, abre un abanico de posibilidades que van más allá del gaming y los youtubers/influencers.

recisamente, en el último Mobile de Barcelona se pudo ver una de las aplicaciones más importantes del 5G: la sanidad.

Lo primero que habría que decir es que la nueva conectividad no tiene que ver con una evolución del 4G, ni mucho menos, al margen de la simple denominación. Va mucho más allá. Un ejemplo de ello se vio en la edición de este año del MWC de la Ciudad Condal, donde, de nuevo con el desarrollo de Vodafone, el Hospital Clinic de Barcelona realizó una demostración en tiempo real de lo que puede significar en el ámbito quirúrgico.

No se puede negar su espectacularidad en lo que a aplicaciones se refiere. No obstante, el 5G es todavía más llamativo por la eficiencia y el rendimiento que se puede extraer a dichas aplicaciones.

Su unión con el Internet de las Cosas es lo que más apreciable va a ser para los usuarios, puesto que el IdC, para su implementación adecuada y definitiva requerirá más velocidad de datos y muchas mejoras como paso intermedio entre esa multiconectividad y la nube en la que se almacenarán los datos. Así, la sanidad se beneficiará del 5G, así como los coches autónomos o los hogares.

Guste o no guste, el mundo gira en torno a internet y sus conexiones con el entorno offline. En breve, la transformación digital obligará a buscar nuevos elementos mucho más rápidos, seguros y con posibilidades si no infinitas, casi. Es decir, el 5G entrará en acción con mucha fuerza, con una capacidad de tasa de datos de hasta 10 Gbps, o lo que es lo mismo, de 10 a 100 veces superior a las mejores conexiones inalámbricas que tenemos actualmente. A esto se unirá una banda ancha 1.000 veces más rápida, con más cobertura y una rebaja del consumo de energía que algunos estudios sitúan en el 90 por ciento.

Para que nos hagamos una idea de su potencia, a través de ella se podrán descargar archivos en un smartphone a una velocidad superior a los 160 megas por segundo, una cifra que los especialistas sitúan en el futuro en más de 20Gb por segundo.

Es evidente que las ventajas de esta nueva tecnología son incalculables; sus peligros, también. De su capacidad y de todo lo que significa su desarrollo en términos económicos se han escrito muchas cosas.

Algunas de ellas dan en la clave, a pesar de que, al ser una conectividad que se encuentra en pañales todavía -se prevé que en 2024 disfrutará del 5G el 40 por ciento del planeta-, no se conocen a ciencia cierta sus implicaciones dinerarias.

La supuesta guerra comercial del Gobierno estadounidense con su presidente, Donald Trump, a la cabeza contra el gigante chino de las nuevas tecnologías Huawei tiene su punto de mira en el desarrollo del 5G, según los expertos.

Mientras esto sucede, EEUU puede perder una situación de privilegio a favor de Europa en un campo como este de las NNTT en el que el viejo continente era casi un espectador de lujo.

El mandatario norteamericano sigue abriendo frentes, mientras el chino trata de cerrarlos. El nacionalismo electoral, frente al negocio puro y duro, pero en esta ocasión cambiando los papeles. En tanto ocurre esto, en España ya tenemos 5G, por lo menos en 15 ciudades, y de la mano de Huawei. Veremos cuánto tardan algunos medios en empezar a sospechar, por aquello de la “seguridad nacional”.