El balonmano es uno de esos mágicos deportes que obtienen la popularidad que se merecen durante los Mundiales y los Juegos Olímpicos (JJOO). Desde el bronce obtenido en Atlanta 1996, los ‘hispanos’ acostumbran a ofrecer espectáculo y grandes actuaciones en estos torneos, logrando un palmarés con 2 oros mundialistas, dos Europeos y 5 medallas de bronce en los JJOO. Nada de esto se entendería sin una familia que aún continua dándole alegrías al deporte nacional: los Dujshebaev.

En 1968, en la república soviética de Kirguistán, nació uno de los culpables de que el balonmano español sea hoy potencia: Talant Dujshebaev. A los 12 años, se enamoró de este deporte y comenzó su andadura profesional en el CSKA de Moscú. Compaginó sus partidos en el club ruso con el servicio militar obligatorio, algo que marcaría su personalidad como jugador, siendo fundamentales para Talant el rigor y la disciplina.

 

Una estrella del balonmano, jugando para España

En el CSKA estuvo 6 temporadas como profesional, desde 1986 hasta 1992, año que sería clave para su futuro. Por aquel entonces, la Unión Soviética había dejado de existir y en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, varios países que habían pertenecido a la URSS compitieron bajo el nombre de CEI (Comunidad de Estados Independientes).

La CEI se hizo con un gran número de medallas en esos juegos, entre las que se encontró la del balonmano masculino. La estrella de aquel equipo fue Talant Dujshebaev. Tras la caída de la Unión Soviética, el kirguís pidió la nacionalidad rusa, pero el caos que hubo en el territorio le hizo abandonar Moscú.

En busca de un nuevo destino, Talant recibió una oferta que le cambiaría la vida. Un club de Santander, el Teka, que había realizado una gran inversión para convertirse en una potencia del balonmano, se interesó por él. Talant no sabía nada ni del club al que iba ni del país que se convertiría en su casa. Con el ya desaparecido Teka consiguió dos ligas y una copa de Europa. En España nacieron sus dos hijos; Alex y Dani, y esto provocó que el kirguís solicitara la nacionalidad española.

 

Un fuerte impulso para el balonmano español

España no era una selección puntera en balonmano. Apenas lograba quintos puestos y no superaba la barrera de los cuartos de final en los grandes torneos. Un hombre acostumbrado a la victoria como Dujshebaev, que un año antes de su primer mundial con España había sido el capitán de la Rusia que alzó ese mismo trofeo, quedó undécimo en el torneo. Nunca se arrepintió de nacionalizarse español. Y cómo iba a hacerlo si de su mano se dio el salto de calidad que el balonmano español necesitaba.

Fue en el Europeo de 1996, cuando España se midió en una final histórica ante Rusia. El resultado no fue el mejor (cayó por 23-22), pero este campeonato supuso el impulso para que España se convirtiera en una potencia de este deporte. De los quintos puestos a las medallas; dos platas en los europeos de 1996 y 1998 y dos bronces en Atlanta 1996 y Sidney 2000. Ya sin Talant en la selección España consiguió su máximo hito en el balonmano, los mundiales de 2005 y 2013.

En 1997, Dujshebaev se marchó de Santander para jugar en Alemania, tentado por una gran oferta del Tud Nettestedt. Estuvo durante 4 años en la Bundesliga alemana antes de regresar a su país adoptivo de la mano del BM Ciudad Real. Su primer paso por España fue exitoso, pero en el segundo marcó una época con un equipo que pasó a la historia del balonmano. En Ciudad Real, Talant consiguió ligas, copas del Rey, copas de Europa, mundiales de clubes… En 2004 se retiró y comenzó su carrera como entrenador, también en Ciudad Real e igualmente exitosa. El mundial de selecciones con España se le resistió, pero no le hizo falta para convertirse en una de las personas más influyentes en el balonmano español.

 

La saga Dujshebaev continúa

Actualmente, Talant Dujshebaev entrena al Kielce polaco. Sus dos hijos, Alex y Dani, de 32 y 27 años respectivamente, también han hecho carrera en el balonmano al igual que su padre. Alex, el mayor, inició su andadura en España. Debutó en el Ciudad Real cuando su padre aún lo entrenaba, aunque hizo carrera lejos del manto de su progenitor. Estuvo en las filas del Naturhouse Rioja y del Balonmano Aragón antes de abandonar España para unirse al Vadar, un club macedonio. Allí se convirtió en uno de los mejores jugadores del mundo y, cuando alcanzó su madurez deportiva, su padre le reclutó para el Kielce.

La carrera de Dani no fue muy diferente. Perteneció a la cantera del Ciudad Real y, en 2013, dio el salto al FC Barcelona, donde no terminó de asentarse. Tras 4 años en la disciplina culé, recaló, como no, en el Kielce, donde aún sigue jugando junto a su hermano.

Ambos son piezas claves en la selección española y con ellos, los ‘hispanos’ han conseguido dos oros europeos (2018 y 2020), dos bronces mundialistas (2021 y 2023) y otros dos en los Juegos Olímpicos (2020 y 2024). En su mano, junto con la del resto de la plantilla, está seguir cosechando logros con el combinado nacional y continuar elevando el legado de su legendario apellido. ¿Quién sabe?, a lo mejor la próxima generación de Hispanos también cuenta con un Dujshebaev en sus filas. De ser así, lo único seguro es que el éxito estará asegurado.

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