La historia del Balón de Oro es extensa. Desde su creación en 1956, el premio ha pasado por las manos de numerosos jugadores icónicos. Desde Di Stéfano hasta Messi, pasando por Cristiano Ronaldo, Cruyff, Beckembauer… Prácticamente todos los futbolistas que componen el Olimpo del fútbol tienen uno en sus vitrinas, y si no lo tienen, como es el caso de Pelé y Maradona (hasta 1995 solo podían ganarlo europeos), se les otorgó en compensación uno honorífico.

El codiciado galardón ha visto como Brasil dominaba la Copa del Mundo, la hegemonía del Real Madrid en la Champions, al imparable Barça de Guardiola o, lógicamente, a la España que maravilló al mundo. Curiosamente, aquella selección no fue premiada con un Balón de Oro. Este trofeo tiene una enorme deuda con el fútbol español que, en 68 ediciones, ha visto como solo en dos ocasiones el premio fue a parar a uno de los suyos. Rodri Hernández fue el encargado de romper esa racha negativa que comenzó en 1960 cuando Luis Suárez Miramontes fue designado mejor jugador del mundo por la revista France Football.

Luis Suárez y el primer Balón de Oro del fútbol español

Puede que para las generaciones actuales Luis Suárez sea un desconocido. Quizás a la sombra de otros grandes nombres de la época como el de Di Stéfano, Puskas, Kubala o Gento, pero igual de importante que ellos. Alguien apodado ‘el Arquitecto’ debía serlo. Luis Suárez jugaba de mediocentro y destacaba por su calidad y visión de juego. El F.C. Barcelona se hizo con sus servicios en 1954 y, de la mano de Helenio Herrera, explotó todas sus cualidades hasta que, en 1960, se coronó Balón de Oro tras levantar la Liga y la extinta Copa de Ferias.

Fue todo un pionero, y con su traspaso al Inter de Milán, se convirtió en el primer futbolista español en jugar en la Liga Italiana. Se quedó cerca de repetir como mejor futbolista del mundo en 1961 y 1964, quedando segundo. Fue en 1964 cuando el Balón de Oro comenzó a endeudarse con los jugadores españoles. Aquel año, España ganó la Eurocopa y el Inter de Milán alzó la Copa de Europa, sin embargo, la corona se la llevó el escocés Dennis Law, delantero de un Manchester United que no levantó título alguno en la temporada 1963/64. Luis Suárez no pudo repetir hazaña en lo que, probablemente, fue ‘el robo del siglo’.

Pasaron los años y el fútbol español quedó relegado a un segundo plano en el Viejo Continente. Entre 1966 y 1992, ningún club de España fue capaz de hacerse con la Copa de Europa. 26 años de sequía que, sumados al discreto papel que la selección realizaba en los torneos importantes, provocaron que solo Emilio Butragueño (en 1986 y 1987) entrase en el podio del Balón de Oro.

El no Balón de Oro de Raúl

El balompié nacional consiguió remontar la situación y recomponerse. El oro logrado en Barcelona 92, el Barça de Cruyff y las posteriores Champions del Real Madrid (1998, 2000 y 2002) volvieron a poner en el foco al fútbol español. Fue en 2001 cuando parecía que, 40 años después, España lograría su segundo Balón de Oro. Raúl partía como uno de los grandes favoritos para hacerse con él. Fue campeón de Liga y semifinalista de Champions, siendo pichichi en ambas competiciones.

El delantero español vio como ser la figura de un transatlántico como el Real Madrid, y anotar 46 goles no fueron motivos suficientes para llevarse el galardón. En una de las ediciones más polémicas de la historia, el delantero inglés, Michael Owen, fue el vencedor. Es cierto que el exjugador del Liverpool firmó una gran campaña, pero había otros más merecedores de la corona que Owen. Fue un Inglaterra-Alemania de clasificación al Mundial lo que decantó la balanza a su favor. El inglés anotó un hat-trick en Münich poco antes de la gala, algo que influyó bastante en los votantes.

La histórica España que se quedó sin premio

España se quedó sin su segundo Balón de Oro de nuevo, aguardando una nueva oportunidad que pronto se dio. La Roja vivió su época dorada entre 2008 y 2012 contando en plantilla con futbolistas de la talla de Andrés Iniesta, Xavi Hernández, Iker Casillas, David Villa o Fernando Torres. La mala suerte quiso que aquel momento coincidiera con el mejor jugador de todos los tiempos: Leo Messi. Los jugadores españoles coparon los podios (Fernando Torres en 2008, Xavi Hernández en 2009, 2010 y 2011 y Andrés Iniesta en 2010 y 2012), pero no consiguieron ningún primer puesto.

Los criterios del Balón de Oro son extraños. Hay ediciones en las que el rendimiento individual pesa mas que el colectivo, otras en las que sucede lo opuesto y, cuando es año de Mundial, parece olvidarse que las temporadas se juegan durante 10 meses y todo se reduce a esa competición. En 2010, España no tuvo suerte. El Campeonato del Mundo en Sudáfrica no recibió el mismo peso que 4 años atrás, cuando gracias a la victoria italiana, Fabio Cannavaro se hizo con el Balón de Oro. La primera estrella de España no tuvo esa recompensa y Leo Messi repitió corona en 2010, quedando por delante de sus compañeros Xavi e Iniesta.

France Football contrajo entonces una deuda casi impagable con el fútbol español. No son pocas las ocasiones en las que han reconocido abiertamente que, por ejemplo, Andrés Iniesta debió haber ganado un Balón de Oro. Puede que aquello pesara en su conciencia y, la temporada pasada, Rodri ganó el premio haciendo justicia para el balompié nacional. Su gran temporada y la brillante Eurocopa que realizó, valió para que el centrocampista del City fuera el primer español en 64 años que alzaba el galardón. La mala suerte que España ha tenido en el Balón de Oro masculino tornó en buena fortuna en el femenino. Buena fortuna y un dominio futbolístico del FC Barcelona y la selección española que se ha traducido en Champions y Mundiales. Desde su creación en 2018, las jugadoras españolas han ganado 4 de 6 ediciones: dos Alexia Putellas y otras dos, Aitana Bonmatí.

España vive de nuevo un idilio balompédico gracias a una generación dorada que ya ha encontrado su faro. Lo ha hecho en un chaval que apenas es mayor de edad, pero está en boca de todos. Lamine Yamal es hoy la mayor estrella que posee el mundo del fútbol, y es español. El Balón de Oro tiene ahora la oportunidad de saldar su deuda con toda una generación que no lo ganó, pero lo mereció. Ojalá la aproveche.

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