En TVE no disimulan, eso hay que reconocérselo. Hacen campaña sin el menor disimulo, y no ocultan sus preferencias. Preferencias por el PP, claro está. Y eso lo hacen hasta en gestos que parecen secundarios, pero que en realidad muestran su descaro.

Un presidente sin mesura

La semana pasada concluyeron las entrevistas de precampaña con los líderes políticos. José Antonio Sánchez, JAS llaman al Presidente de la Corporación, llevó ese sesgo en favor del PP hasta el paroxismo. Ha sido costumbre en TVE, y en todas las televisiones en realidad, que el Presidente de la empresa salga a la puerta del edificio a recibir a los candidatos a ser inquilinos de la Moncloa y a que se hagan una foto oficial de cortesía al entrar en el edificio.

Pero JAS esta vez se saltó esa regla no escrita y se limitó a recibir a Mariano Rajoy. Punto. Es más, incluso le puso, como contamos, literalmente, una alfombra azul desde la puerta al camerino. Ningún otro de los candidatos fue agasajado ni con saludo ni con alfombra. En TVE, cuando hemos entrado en contacto con ellos, disculpan la falta de cortesía de JAS con un viaje a Bruselas, que en realidad no habría afectado ni a Albert Rivera ni a Pablo Iglesias, con el que tenemos noticia que habló, pero sin testigos.

A Albert Rivera, Pablo Iglesias y Pedro Sánchez, que le siguieron, quienes acudieron a recibirles a la puerta de Torrespaña fueron el director de TVE, Eladio Jareño y el director de Informativos, José Antonio Gundín. De alfombras, claro.., nada. Ni siquiera una de Ikea para Iglesias.

Sin complejos, los rótulos de 'la verdad'... ¿qué Rajoy se negó dos veces a intentarlo pese a que se lo pidió en Rey? Eso carece de interés en TVE

Bajas audiencias, mortecinas entrevistas

En cuanto a los resultados de las audiencias, como les contamos, fueron muy bajos. Hartazgo político de la audiencia posiblemente, pero tampoco ayudó la mortecina y rutinaria puesta en escena de una Ana Blanco sentada en la mesa de los telediarios haciendo preguntas sin chispa. Y un tratamiento en los telediarios a los candidatos casi tan sesgado como el que ofreció el propio Presidente.

Así, a Mariano Rajoy, a quien le evitaron tener que explicar por qué dijo dos veces que no a las ofertas de formar gobierno por parte de Zarzuela, le recibieron con un rótulo en el que se podía leer que “4 meses después de la investidura fallida de Sánchez, los españoles vuelven a las urnas”. Puro equilibrio.

El mismo que se mantuvo después cuando al valorar el dato del paro, que acababa de conocerse, se ilustró la contestación con una foto del candidato y su ministra en funciones de Empleo, Fátima Báñez, en una fábrica (desde luego no la famosa suya en la puerta del INEM). Y la misma suprema ecuanimidad con la que se trató el tema de la corrupción que tanto pesa para el PP y para el mismo Rajoy. Preguntas genéricas sobre la corrupción, aunque el día de la entrevista Granados estuvo en la Comisión de Investigación de la Asamblea de Madrid; aunque ese día el PP tuvo que hacer frente al 1,2 millones de fianza por Bárcenas ante la Audiencia Nacional… “En estos últimos meses hemos conocido nuevos datos relaciones con los casos de corrupción ¿cómo cree que van a influir en la campaña?” fue la invasiva y dura pregunta.

De puntillas sobre la corrupción, que molesta al PP

Por supuesto, todo esto sin que apareciera una imagen de corruptos, ni de la sede de Génova, ni un rótulo con la palabra corrupción que pudiera asociarse con la cara del Presidente. Todo cuidado hasta el último detalle.

Tan diferente, por ejemplo, con Pablo Iglesias. Para empezar, porque le ofrecieron menos tiempo que a Rajoy. Para seguir, porque las preguntas fueron, sin tampoco llegar al arrinconamiento, algo más agresivas: el posible sorpasso y los acuerdos con el PSOE, las preguntas y repreguntas sobre las líneas rojas en el asunto de Cataluña… Pero en ese mismo tono mortecino, como de no querer molestar, tan poco se le preguntó a Iglesias en TVE sobre la corrupción, claro, para evitar contestaciones incómodas para el PP; eso sí, tampoco sobre la posible financiación de Podemos desde Venezuela. Aunque cuando se le preguntó a Iglesias si en Venezuela se respetan los derechos humanos, antes de que contestara, ya se superpuso en las pantallas el rótulo en la que se reproducía la cita de lo que horas antes había dicho Garzón: “llama golpista al opositor encarcelado, Leopoldo López”, se leía.

La subliminal manipulación de los rótulos

En cuanto a la entrevista con Pedro Sánchez, en el mismo tono de no molestar con las preguntas, y dejar la manipulación para lo subliminal.  Al hablar de Venezuela, superponer imágenes de Zapatero con Maduro; al hablar de corrupción, evitar confrontación que puede molestar al PP, hasta el punto de que si se habló de Chaves y Griñán fue porque el propio Sánchez les citó para recordar que habían dejado el PSOE…, y los mensajes en los rótulos: “Sánchez reconoce que hay desánimo”, se leyó en uno. Incluso poniendo en su boca palabras que no dijo.., o que pronunció en sentido contrario: “Achaca el desánimo a su pacto con Ciudadanos”.

 

Titular que no se ajusta a lo dicho por Sánchez. Otra forma de 'hacer campaña'

Todo vale en esta PPTVE. Su problema, que después los niños en Tele 5 les doblan en audiencia.