Uno de los datos que más se está subrayando en la resaca del 26J es que en estas elecciones al PP no parece haberle pasado factura la corrupción y de hecho ha crecido respecto al 20D en muchos puntos golpeados por las principales tramas de saqueo vinculadas a esa formación. En la Comunidad de Madrid de la Gürtel y la Púnica los azules consiguieron dos escaños más, y en el municipio de Valdemoro que Francisco Granados convirtió en epicentro de sus andanzas junto a sus amigos constructores han cosechado hasta seis puntos más. En la Comunidad Valenciana de la Gürtel, Taula o Brugal gana dos escaños y también salen reforzados en la provincia de Castellón de Carlos Fabra o en la Xátiva de Alfonso Rus.  

Uno de los casos que estalló entre la cita del 20D y la del 26J fue la detención por presuntas irregularidades urbanísticas del exalcalde de Granada, José Torres Hurtado, que se vio obligado a dimitir en abril. En la capital granadina los populares han conseguido en estas generales casi 5000 votos más que hace seis meses. Y aunque no sea un caso de corrupción si fue el escándalo de la campaña: si el ministro de Interior Jorge Fernández Díaz alarmaba al trascender sus reuniones para perseguir a adversarios polícos, como cabeza de lista por Barcelona ha logrado crecer 34.000 votos y dos puntos más que en la anterior cita.

La explotación emocional del miedo
ELPLURAL.COM ha hablado con dos expertos en torno a ese indicio que ofrecen los datos de que los casos de corrupción no pasan factura al PP.  David Redoli, presidente de la Asociación de Comunicación Política (ACOP) cree que el pasado domingo primó una emoción por encima de todo: el miedo. "La sombra del Brexit ha tenido más influencia de la que parece, y a ese miedo se ha unido otro, el relacionado con el 'sorpasso', y ambos han activado el voto más conservador. La parte más racional, que analiza factores como la corrupción, pasa a un segundo plano ante esa explotación emocional del miedo que le ha funcionado al PP", explica.

Preguntado sobre si el 26J pudo haber un componente de castigo al PP por la corrupción en sus votantes tradicionales y potenciales que ha desaparecido esta vez, Redoli se muestra contundente: "Sin duda, eso ha penalizado ahora a Ciudadanos, hay votos que vuelven al voto de siempre, al PP, apuestan a lo seguro ante esa situación de incertidumbre. Esa decisión emocional les da respuesta en este momento, otra cosa es lo que puedan pensar dentro de unos meses".

Menos peso de la ideología ante una situación anómala
Para Ana Salazar, directora de Investigación y Estrategia en Redlines.es, resulta complicado evaluar sin contar todavía con más datos el impacto electoral de un factor como el de la corrupción, y apunta que el PP ha crecido en toda España en general, tanto en las zonas donde tienen más condenados e investigados como en las que cuentan con menos, por lo que es complejo aislar la influencia de ese elemento concreto. En cualquier caso recuerda que en un estudio cualitativo de 2007 sobre el porqué del voto al PP en la Comunidad Valenciana sí comprobaron que los casos de corrupción de ese partido en la región no les penalizaban.

Salazar lanza una opinión sobre lo ocurrido estas vez: "A la vista de los resultados creo que no se ha valorado tanto una ideología o una política concreta como la necesidad de que se formara un Gobierno ya, después del espectáculo de la legislatura precedente. El PP ha vendido bien esa baza. Esa necesidad es especialmente apremiante en los votantes de mayor edad, y por ejempo se ve que los datos de participación de la mañana, asociados a las franjas de votantes de más años, tuvieron más participación que las de la tarde, tradicionalmente más jóvenes". También cree que el castigo por la corrupción pudo pesar más el 26J donde el componente de indignación impulsó a las formaciones emergentes, pero en esta cita han aparecido otros factores de peso como ese mencionado deseo de acabar ya con estas rondas de elecciones.