El Gobierno va a movilizar 50.000 viviendas en alquiler de la Sareb como iniciativa para asegurar el acceso “a un precio asequible” para “los jóvenes y las familias”. Así lo ha anunciado a bombo y platillo el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, este domingo durante su intervención en la Conferencia Municipal del PSOE celebrada en Valencia. El anuncio de Sánchez, paralelo a la recién pactada Ley de Vivienda, vuelve a poner sobre la mesa el papel de la Sareb. Pero, ¿qué es la Sareb y por qué lo llaman el banco malo?
La Sareb responde a las siglas de Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria. Ya el nombre deja claro su objeto de actuación: gestionar los activos derivados de la reestructuración bancaria o, en otras palabras, las viviendas que el Estado se quedó tras el rescate a la banca en 2012. La Sareb se creó en 2012 tras la crisis financiera mundial que estalló en 2008 con las hipotecas subprime en Estados Unidos y que en España tuvo su principal incidencia sobre el sector inmobiliario, con la famosa crisis del ladrillo.
La web oficial de la Sareb refleja el objetivo en su apartado principal: “Sareb fue creada en 2012 para gestionar y vender los activos problemáticos de las entidades financieras que recibieron ayudas públicas”. Desde entonces, once años después, el popularmente denominado banco malo asegura haber reducido ya gran parte de su cartera de préstamos e inmuebles. “Seguimos trabajando, activo a activo, para cumplir nuestra misión”, celebra en su web.
¿Cómo se formó?
La crisis del ladrillo dejó a los bancos con pisos embargados, viviendas que no eran capaces de vender o bien, que no tenían el valor que en un primer momento las entidades habían pagado por ellos. La Sareb rescató entonces a estas entidades con una inversión inicial de 50.000 millones de euros y se quedó con todos esos pisos. Una amplia cartera de vivienda que ahora el Gobierno va a sacar en alquiler para asegurar el acceso a todos los ciudadanos, especialmente “las jóvenes y las familias”, en palabras de Sánchez.
La misión de la Sareb es “ayudar a mejorar el sector inmobiliario y financiero” y, en línea con esto, asegurar el acceso a una vivienda social y asequible para los ciudadanos. La entidad nació con casi 200.000 préstamos e inmuebles que estaban en manos de las entidades financieras que recibieron ayudas públicas y, desde entonces, trabaja “para optimizar su valor y venderlos ordenadamente”.
Según su propia explicación, la misión de la Sareb pasa ahora por “liquidar los préstamos e inmuebles” de la cartera y así, poder devolver “el máximo volumen posible de la deuda avalada por el Estado” en base a un modelo de gestión que defiende como “sostenible y responsable”. “Tenemos una misión pública: ayudar al sector inmobiliario y financiero. Gestionamos y vendemos préstamos e inmuebles y abonamos la deuda que fue avalada por el Estado”, defiende la entidad.
¿Por qué lo llaman banco malo?
La propia entidad matiza la definición de Sareb en su web y rechaza la denominación de banco. “Sareb no es un banco. Somos una entidad creada en 2012 con la misión de liquidar de forma ordenada una cartera de activos en un plazo limitado”, reza literalmente la información oficial. De hecho, refuerzan la idea de no ser una entidad financiera como tal, sino “una empresa con un compromiso público”. La entidad se autodefine como “parte del esquema planteado en 2012 por el Estado español y las autoridades europeas” para recapitalizar las entidades financieras más afectadas por la crisis.
“No somos un banco, somos la compañía que absorbió los activos deteriorados de aquellas entidades financieras”. En otras palabras, la Sareb es la rescatadora de los bancos que quebraron, o estuvieron a punto de hacerlo, tras la crisis del ladrillo. Y es que la naturaleza de la Sareb no es igual que la del resto del sector productivo.
La entidad rechaza la definición de banco como tal pero reconoce que gestiona activos procedentes de la banca. No obstante, desde su misma creación es conocida como el banco malo. ¿A qué se debe entonces esta calificación? La calificación de banco malo responde a que fue una entidad creada con activos tóxicos. Es decir, con aquellos inmuebles que los bancos no eran capaces de vender tras la crisis inmobiliaria. No se trata de un banco que trate mal a sus clientes o que tenga peores condiciones que las demás, simplemente nació con activos calificados como “malos”.
¿Quién manda en la Sareb?
El 50,14% de la Sareb está en manos del Estado, representado en el capital por el Fondo de Reestructuración y Ordenación Bancaria (FROB), mientras que la otra mitad está en manos de capital privado. Dentro de la parte privada de la Sareb, aparecen grandes entidades financieras como Banco Santander, con un 22,21%; CaixaBank, con un 12,24%, o Banco Sabadell, con un 6,61%, además de otras entidades y aseguradoras como KutxaBank, Ibercaja, Mapfre o Mutua Madrileña. La Sareb se compone así de un capital público-privado que se reparte casi en un 50%-50% perfecto.
Estado (FROB) | 50,14% |
Banco Santander | 22,21% |
CaixaBank | 12,24% |
Banco Sabadell | 6,61% |
KutxaBank | 2,53% |
¿Qué ha hecho la Sareb desde 2012?
Hasta ahora, la Sareb ha conseguido reducir su cartera un 48% desde su nacimiento en 2012, correspondiente a un valor total de 24.316 millones de euros en vivienda. La entidad promete continuar su misión con la transformación de préstamos en inmuebles, entre los que se encuentran viviendas pero también suelos o naves, que, según la entidad, “son más fáciles de vender”.
Desde su creación en 2012, la Sareb ha pasado de tener 50.781 millones de euros en activos rescatados a los bancos a los 26.465 millones de euros con los que contaba a finales de 2022, según las últimas cifras disponibles. Así lo revela la propia entidad con un gráfico en el que desgrana las cifras de los préstamos e inmuebles gestionados en estos once años. En sus dos primeros años de vida, 2012 y 2013, la Sareb compró un paquete de casi 200.000 activos problemáticos, donde se encontraban préstamos al promotor e inmuebles, por 50.781 millones de euros. Un precio que fijó el Banco de España y que se pagó mediante bonos avalados por el Tesoro Público que las entidades podían cambiar por dinero en el Banco Central Europeo (BCE).
Los ingresos por las ventas de estos inmuebles, por un valor conjunto de 24.316 millones de euros en estos once años, permiten a la Sareb cumplir con el mandato de liquidación de los activos y de cancelación de la deuda para avanzar en su misión: tanto devolver la deuda comprometida por el Estado como asegurar el acceso a la vivienda social y sostenible de la ciudadanía.