La dieta mediterránea se ha convertido en un privilegio debido al disparatado precio de los alimentos, castigados por la inflación y la especulación. Cada vez más familias son incapaces de permitirse una alimentación sana y variada, obligadas a presenciar como el carro de la compra se vacía, pero es más caro. Para encontrar una evolución de los precios de los alimentos inferior al 10% es necesario remontarse a abril de 2022, 16 meses atrás. Por si fuera poco, uno de los buques insignia de la cocina española, el aceite, cerró julio con un IPC del 20,4% y supera ya los ocho euros el litro en su modalidad virgen.

Lo peor puede estar aún por llegar. Los agricultores advierten que el precio del oro líquido es un 35% superior al marcado hace un año y la previsión de una mala cosecha amenaza con disparar aún más el coste. Las estimaciones de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) dibujan una campaña 2023/2023 “negativa”. La sequía es la principal culpable señalada por la organización, que asegura que “llegará una segunda mala cosecha consecutiva”, situación que “va a tensionar los mercados".

"En el mejor de los escenarios, en la próxima campaña, como mucho igualará la cifra de producción del año pasado (660.000 toneladas)", ha agregado Cristóbal Cano, presidente de UPA. "si sumamos la campaña pasada y la futura, estamos en el entorno de 1,2 millones de toneladas, mientras que una campaña media en España está por encima de 1,3 millones de toneladas, es decir, que en dos años no vamos a ser capaces ni siquiera de producir lo que una campaña media en España", ha explicado.

A corto plazo no atisbamos una disminución de los precios

Ante el aumento de precios propiciado por la escasez y la traslación de los costes al producto final, el consumo nacional de aceite ha caído un 50% durante el primer semestre del año, según se desgrana del estudio presentado por el Máster Propio en Administración de Empresas Oleícolas de la Universidad de Jaén a través de su Observatorio de Consumo. Durante la campaña 2022/2023 se ha vendido más de 896.000 toneladas de aceite de oliva, 230.000 por encima de lo producido gracias a los excedentes de la anterior campaña.

“El incremento de precios ha provocado que el consumidor nacional haya contraído un poco el volumen de aceite que compra", ha lamentado Cano. No obstante, confía en que el consumo no se desplome más, agarrándose a que "no podemos obviar que el aceite de oliva es insustituible, debido a los beneficios saludables que produce, y así lo demuestran los múltiples estudios científicos y médicos", por tanto, "ese posible desplazamiento del aceite de oliva por otras grasas vegetales no se puede equiparar a cambiar una cosa por otra", ha matizado. No obstante, este argumento puede no ser suficiente para las cada vez más personas incapaces de llenar la cesta de la compra.

En este contexto, las soluciones que ha propuesto el representante sindical para paliar los problemas de sequía son "apostar por prácticas agrícolas sostenibles, mejorar las propiedades de los suelos optimizando hasta la última gota de agua que apliquemos en nuestros regadíos, ser conscientes de que tenemos restricciones y, sobre todo, reclamar a las administraciones un esfuerzo en la creación de nuevas infraestructuras para tener más agua disponible para riego, y a su vez un nuevo reparto de ese recurso".

Mientras tanto, los supermercados continúan haciendo su agosto con precios disparados. La competición entre comercializadoras se cierne ahora sobre el aceite y, con precios aún elevados, las diferentes cadenas ofrecen ofertas que atraigan a los consumidores. La oferta de El Corte Inglés y Alcampo se centra en la garrafa de cinco litros, la cual venden por 29,99 euros (seis euros el litro).

La apuesta Carrefour es más ambiciosa y sitúa el precio del litro, sin necesidad de adquirir una garrafa, en los 3,30 euros. No obstante, solo podrán disfrutar de este precio los miembros de su club de fidelización, quienes abonarán realmente 6,60 euros y recibirán un cupón de 3,30 euros para gasta en el supermercado.

Más allá de ofertas que no alivian realmente un precio disparatado, que probablemente nunca retorne a valores de antaño, lo cierto es que la situación para los consumidores españoles se torna complicada. El aceite es ya un bien de lujo para gran parte de la sociedad y desde UPA advierten: “Una comercialización buena en los precios actuales y unas perspectivas de mala cosecha son circunstancias que nos permite asegurar que a corto plazo no atisbamos una disminución de los precios ni en origen ni en el resto de eslabones de la cadena a día de hoy y a medio plazo".