La Reserva Federal de Estados Unidos que ya está embarcada en un ciclo de subidas de tipos de interés con el objetivo de regularizar la política monetaria ultra expansiva que ha servido para reparar los efectos devastadores de la crisis financiera, ha sorprendido al mercado por las declaraciones de algunos de sus miembros que dudaban de la conveniencia de continuar su política de alzas de tipos por dos razones: una la falta de un repunte inflacionista que siempre se ha estado esperando y que nunca ha llegado y otra las evidencias claras de retroceso en el crecimiento económico mundial. En realidad, tanto la primera como la segunda tienen la misma raíz.

Desde principios de año y tras la declaración del gabinete norteamericano de implementar medidas proteccionistas a las importaciones de la mayoría de sus socios comerciales, los efectos negativos de esta política de retroceso no se han hecho esperar.

La confianza de los inversores ha descendido notablemente y después de ciertos titubeos y del último impulso provocado por la reforma fiscal que benefició a las empresas americanas, las expectativas son cada vez más pesimistas y se reflejan en la evolución de las bolsas que siguen sufriendo un enorme flujo de desinversión.

En algún momento se achacó este retroceso a la política monetaria mas restrictiva del banco central americano, pero no es esta la razón y como prueba de ello está el hecho de que a pesar de las insinuaciones de la Reserva Federal de atemperar el ritmo de sus subidas de tipos las bolsas siguen su camino descendente y se aproximan a niveles críticos cuya pérdida precipitarían caídas de mayor calado que podrían llegar a ser superiores a un 30% desde máximo. A tener en cuenta a efectos comparativos que a consecuencia de la crisis del 2008 las bolsas americanas perdieron alrededor del 55% de su valor en algo menos de dos años.

INDICE S&P 500

Pero no solo es la Fed la que se encuentra con este problema. El Banco Central Europeo lo tiene aún peor. Los últimos datos sobre expectativas de tipos de interés en Europa descartan casi totalmente la posibilidad de subidas para final del 2019 cuando tan solo unas semanas atrás se valoraba con una probabilidad por encima del 70%.

A la desaceleración de la economía se le añade el grave problema de credibilidad en el funcionamiento de las instituciones por el reto creado por el gobierno italiano. La prima de riesgo de Italia aumenta peligrosamente por encima de los 300 puntos. Existe el consenso en el mercado de que con niveles cercanos a los 400 puntos se podría precipitar un evento de crédito que afectaría a la banca italiana poniendo en duda su nivel de solvencia y de no llegarse a un acuerdo satisfactorio, algo imposible en estos momentos, esta posibilidad se puede dar por cierta.

Por ello no es de extrañar que, al igual que la Reserva Federal, surjan declaraciones de integrantes del BCE que, aunque de manera muy soslayada, duden de que el Banco Central pueda acabar su política de compra de activos a final de año como así lo tenían previsto. En mi opinión no van a poder cumplir su propósito.

Otros activos del mercado están ya reflejando esta situación de pre-crisis. La demanda de petróleo a nivel mundial desciende vertiginosamente como consecuencia de la menor actividad y aunque los miembros de la OPEC amenazan con recortar la producción, algo que nunca cumplen al final, el crudo ha registrado ya niveles mínimos de cotización no visto desde hace un año.

PETRÓLEO BRENT

Como muestra adicional del grado de preocupación existente entre los banqueros centrales tenemos las declaraciones del vicepresidente del BCE, De Guindos, responsable de la supervisión y de la estabilidad financiera, alertando del riesgo que en la actualidad supone el sector financiero no bancario. La crisis financiera última que se inició por practicas bancarias desacertadas y afectó de manera directa a las entidades trajo consigo un duro ajuste en el sector y con él un fortalecimiento de sus estructuras pero la burbuja ha crecido fuera de ellos y la proliferación de fondos de inversión y de instrumentos como las ETF´s que permiten la exposición de riesgo en mercados poco líquidos aparecen ahora como el lado mas vulnerable y donde la supervisión y el control es menos exhaustivo que en los bancos.

El temor a una crisis de liquidez es evidente en estas declaraciones y no hace más que confirmar que el futuro se muestra incierto.