El Gobierno ha aprobado hoy gravar con un 3% los servicios de publicidad dirigida en línea, los servicios de intermediación en línea y la venta de datos generados a partir de información generada por el usuario durante su actividad o la venta de metadatos. España es el primer país en aplicar este impuesto, aunque no será el único. El tipo de gravamen es el que ha recomendado la Comisión Europea, que recomienda establecer este tipo de impuesto, al que se sumarán próximamente Francia y Reino Unido

La ministra portavoz, Isabel Celaa, ha explicado que el Gobierno estima que la también llamada "tasa Google" recaudará unos 1.200 millones de euros, que irán destinados a mantener el sistema público de pensiones. Como era previsible, la oposición no ha recibido bien esta medida. El portavoz adjunto del Partido Popular (PP) en el Congreso de los Diputados, Jaime de Olano, en declaraciones a Europa Press, ha criticado que el Gobierno decida poner en marcha la tasa Google "de forma unilateral, en vez de forma conjunta con el resto de países de la UE y la OCDE", pues cree que "romper el mercado único digital afecta negativamente a la competitividad de las empresas". Olano ha añadido que "sólo ante el mero anuncio del Gobierno de aprobar el anteproyecto, Google optó el mes pasado por Portugal para su nuevo centro de desarrollo en Europa, perdiendo España 1.300 empleos de alta cualificación". 

Un gesto valiente

Daniel Vaccaro, profesor de fiscalidad en EAE Business School, sin embargo, cree que la imposición de esta tasa "es un gesto valiente, lejos de ser una ocurrencia". Las empresas afectadas por la tasa Google, explica contactado por ElPlural.com, tienen sus sedes en países que les ofrecen ventajas fiscales (como Irlanda, Holanda o Luxemburgo) así que obtienen grandes beneficios que apenas repercuten en los países donde los obtienen. "Es una situación lacerante para las cuentas de los países donde no tributan", expresa Vaccaro, que no cree que esta tasa vaya afectar a la competitividad de la economía española: "Es difícil pensar que Google, Amazon o AirBnB vayan a renunciar a la quinta economía europea". 

Con respecto al impacto sobre el empleo que pudiera tener la tasa digital, Vaccaro recomienda prudencia. "En términos de empleo es difícil vender que una empresa que tributa al 5% o 6% vaya a estar más perjudicada que un autónomo o una mediana empresa, que tributan un 20% o 25%; además, habría que comparar el número de empleos que crean estas empresas frente a modelos más tradicionales, como el Corte Inglés". 

Además, explica el profesor de EAE, no sería raro que más países se sumasen a esta iniciativa, que resuelve "un problema estructural" de la economía contemporánea y que está al alcance de cualquier Estado. Porque el statu quo actual, añade, sólo beneficia a unos pocos en perjuicio de muchos.