El precio del petróleo sigue a la baja y su desplome en un año es brutal. En agosto de 2014 el barril de Brent (el de referencia en Europa) costaba 103 dólares y este mes de agosto el precio medio fue de 48 dólares. Para la economía española un precio bajo del petróleo supone riqueza -por si solo el abaratamiento espectacular del crudo puede suponer para la economía española un crecimiento del 0,5% del PIB- pero también, y en el contexto de una salida interminable de la crisis, un riesgo, dado que ha tirado muy a la baja de los precios y de nuevo estamos en riesgo serio de deflación. Antes de las moderadas subidas de precios de los meses de junio y julio España encadenaba 11 meses consecutivos con el Índice de Precios al Consumo (IPC) en negativo y eso estadísticamente es deflación. En agosto, mes en el que suelen subir los precios, no solo no han subido sino que han bajado más de lo previsto.

El bajón de agosto
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ha dado a conocer el dato adelantado del IPC de agosto que ha sido del -0,4%, una caída más aguda de lo que se esperaba y que estaba en torno al -0,1%. El INE ha explicado que este descenso se debe "principalmente" por "la bajada de los precios de los carburantes (gasoil y gasolina) y de la electricidad. Los bajos precios del petróleo y las devaluaciones de las monedas de las economías emergentes provocadas por sus crisis, tiran de los precios a la baja y aunque España es de los países con más riego deflacioncita, la amenaza se extiende a numerosos países europeos.

El BCE "actuará sin ambigüedad"
El Banco Central Europeo nació con una única misión, vigilar la inflación y que esta se mueva en torno al 2%, nunca por encima del 3 pero tampoco en cero. La inflación en Europa lleva desde la crisis más cerca del cero que del 3% y en el caso de España con unos ratios peligrosamente negativos. El cometido del BCE va ahora mucho más allá, afortunadamente, de vigilar la inflación y, precisamente gracias a la crisis, se asemeja ya a un verdadero banco central de una moneda única. Ha tenido que producirse un riesgo cierto de desaparición del euro o fractura de la eurozona para que el BCE pueda comprar deuda de países como España (lo que ha bajado nuestra prima de riesgo), que tanga bajo su control todos los bancos europeos y que mantenga los tipos de interés casi al 0%, algo inédito en Europa.
Pero si la inflación sigue en negativo y el riesgo de deflación (caída generalizada y continuada de precios que acaba provocando cierre de empresas y más parto) aumenta el BCE intervendrá, y solo lo puede hacer de una manera: subiendo los tipos de interés. Los responsables del BCE ya han dicho públicamente estos días, y como aperitivo de la reunión del próximo 3 de septiembre, que el banco "actuará sin ambigüedad" si hay riesgo de estabilidad de precios en la eurozona, y ello implica también que está dispuesto a ampliaría el programa de Expansión Cuantitativa (QE) para controlar también la subida del euro.