El pasado día 5 de junio, la Fundación COTEC para la innovación presentó en La Nave, un espacio recuperado en el sur de Madrid para la innovación y el emprendimiento, su informe anual sobre la innovación en España. El informe de COTEC es el informe de referencia sobre el estado y las tendencias de la innovación en nuestro país, señalando sus principales variables.

Las conclusiones del mismo, basadas en la información sobre innovación de 2017, señalan un cierto punto de inflexión respecto de los años anteriores. La inversión en innovación ha mejorado muy ligeramente respecto de 2016, con un aumento de la I+D en el peso de la estructura productiva, el primero en 7 años, liderado, en este caso, por el sector privado. Mientras tanto, el sector público sigue en una senda de infra ejecución de los fondos destinados a I+D, al ser uno de los principales instrumentos los préstamos reembolsables, que no llegan a ejecutarse. España mejora respecto de su trayectoria, pero sigue alejándose de Europa, y Europa sigue alejándose de China, que está desarrollando un gran esfuerzo en materia de innovación.

La importancia de la I+D para el futuro de nuestra economía es difícilmente soslayable. A largo plazo, es la principal fuente de crecimiento económico, y España no se caracteriza por un sistema de innovación particularmente sólido. Esfuerzos de análisis, promoción y sensibilización como los desarrollados por la fundación COTEC son bienvenidos en una sociedad en la que la innovación se sigue mirando como un lujo que no podemos permitirnos.

La innovación tecnológica, con todo, no es la única fuente de crecimiento y bienestar: el informe de 2019 dedica un foco de atención especial a la innovación social. La innovación que genera nuevas soluciones, oportunidades y opciones para afrontar retos económicos, sociales o ambientales. España no tiene buenas métricas para medir cómo se encuentra en materia de innovación social, pero eso no significa que no se esté avanzando en la buena dirección. Esta misma semana, el Foro Impacto, que reúne a los principales actores de la innovación y el emprendimiento social, presentará formalmente la candidatura de España para el ingreso en el Global Steering Group, la alianza internacional para la promoción de las inversiones de impacto, esto es, el sector de las finanzas internacionales que se destina a financiar nuevas iniciativas económicas destinadas a la promoción de la sostenibilidad social o ambiental. Más de 100 entidades, incluyendo fondos de inversión, escuelas de negocios, emprendedores sociales, aceleradoras e incubadoras destinadas a generar un impacto positivo en la sociedad, llevan más de un año trabajando en el futuro de un sector que todavía debe crecer y madurar en nuestro país.

El sector público no es ajeno a este esfuerzo: el Ayuntamiento de Madrid presentará esta semana los resultados del proceso de puesta en marcha de su primer fondo de inversión social, con una dotación de 30 millones de euros. En Bruselas, la Agencia Andaluza para la Innovación y el Instituto Valenciano de Finanzas presentarán los resultados de su proyecto IFISE, sobre la generación de nuevos instrumentos financieros para la innovación social.

Las cosas se están moviendo: en España hay un sector nada desdeñable de las empresas, la sociedad civil y el sector público que busca un “nuevo modelo de negocio” para el país. Se desarrolla en iniciativa independientes pero interconectadas, con actores que generan nuevos espacios de sinergia entre el sector social y el financiero, entre la innovación tecnológica y la social, entre los centros educativos y los medios de comunicación. Una España que converge en la búsqueda de una economía próspera, sostenible e inclusiva, alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.

La constatación de esta tendencia no debe hacernos caer en el optimismo ingenuo. Los avances no se generan sin resistencias. Estamos viendo cómo crecen en nuestra sociedad las visiones reduccionistas y acientíficas, que niegan el cambio climático antropogénico, denostan la innovación frente a la tradición y lo “seguro”, intentan ridiculizar los esfuerzos por la sostenibilidad y la igualdad, y luchan abiertamente por reducir la diversidad social de nuestro país. Pensamos que el tiempo de estas fuerzas pasó, pero vuelven con fuerza en todo occidente y España ya no es una excepción.

Debemos reivindicar la España que se mueve. La España 3.0 de la que hablaba Javier Santiso. La que apuesta por la innovación, la sostenibilidad, la igualdad y la diversidad. La que contribuye a nuestro destino no desde las soflamas, sino desde una acción práctica en el sector social, en las empresas, en los centros de estudio o en las administraciones públicas. Si algo nos ha enseñado la crisis económica y la débil recuperación que hemos vivido, es que los factores institucionales, de cultura económica y social, y la propia estructura de nuestros mercados suponen los principales pilares para nuestro desarrollo económico y social. Tenemos todavía muchas ventanas de oportunidad abiertas, y debemos aprovecharlas.