Lord Gerald Casvendish, sexto duque de Westminster, noveno conde de Grosvenor, vizconde de Belgravia, marqués de Westminster y barón de Eaton, y ante todo el hombre más rico de Inglaterra con un patrimonio personal estimado en 10.000 millones de euros, falleció esta semana a consecuencia de un infarto al corazón. Un duro golpe para “la escopeta nacional” que tenía al duque como uno de sus ídolos y un ejemplo a seguir en la explotación cinegética y agraria de las fincas que decenas de terratenientes tienen en Castilla-La Mancha, que en el caso del malogrado aristócrata era propietario de “La Garganta”, un latifundio de 15.000 hectáreas en Ciudad Real donde las escopetas más prestigiosas de Europa se daban cita para cazar, entre otros, el rey emérito Juan Carlos, o los hijos del Príncipe de Gales, Guillermo y Enrique, además de Corinna zu Sayn-Wittgenstein, la autodenominada princesa alemana, “amiga entrañable” del monarca abdicado y testigo directo de la fractura de cadera que sufrió el Jefe del Estado español cuando cazaba elefantes en Botsuana en 2012.

El pueblo del PP llora al duque

Aunque pocos, salvo el centenar de personas que trabajan en “La Garganta”, conocían al duque, el alcalde del PP de Almodóvar del Campo (Ciudad Real), José Lozano, a cuyo término municipal pertenece la finca, no ha ahorrado calificativos para elogiar la trayectoria del fallecido y recordar que el noveno conde de Grosvenor “hizo mucho por el pueblo”, como la aportación de una cantidad económica para financiar las fiestas del pueblo, además de asumir el coste de las becas para que seis niños de la localidad se trasladaran a Irlanda un mes durante el verano para aprender inglés. Buenas intenciones que, sin embargo, definen a la perfección la relación decimonónica que los señoritos y caciques mantenían con la plebe. Y como claro ejemplo la inolvidable película de Mario Camus, “Los santos inocentes”, guión basado en la novela homónima de Miguel Delibes.

Imagen de la entrada al puente que el duque se apropió de manera ilegal. 

Enfrentado a ecologistas y senderistas

Lo que sí parece olvidar el alcalde Lozano es el enfrentamiento del duque con las asociaciones ecologistas de Ciudad Real y grupo de senderistas que todos los fines de semana protestaban a las puertas de “La Garganta” por el cierre de caminos, apropiación de espacios comunes, como es el caso de un viaducto, de valor patrimonial al ser muy representativo de la ingeniería civil del pasado siglo, y que Lord Gerald Casvendish se apropió bajo el pretexto de realizar obras de mantenimiento que nunca llegaron a ejecutarse. “El Horcajo quedó vallado por todos lados como si fuera un campo de concentración”, denunciaban en su momento Ecologistas en Acción, así como el cierre de rutas que deberían ser públicas, además de cultivar miles de hectáreas “que luego no cosechan pero que sí reciben las ayudas que le llueven de Europa”, concretan. También denunciaban los ecologistas la política que se sigue en “La Garganta” con los animales: “Están acabando con los depredadores; si quieren que sus tierras estén llenas de conejos, los encargados ponen trampas contra las águilas y acaban con depredadores como linces, lobos o zorros”.

Sede de la “asociación” del rifle londinense

En “La Garganta”, que ocupa como decimos 15.000 estadios Santiago Bernabéu, es algo más que un coto de caza. Aquí, el fallecido duque reunía a sus íntimos para que la “amiga entrañable” de don Juan Carlos, no en vano se conocieron en esta finca, organizara vistosas monterías, mientras que vendía a los destacados huéspedes costoso armamento cinegético, ya que no hay que olvidar que la “princesa” alemana, título nobiliario con el que se ha dado a conocer en los salones y saraos de la jet set europea, es la directora general de Boss & Co. Gunmakers, una conocida y afamada armería londinense donde las grandes “escopetas” del Reino Unido no dudan en acudir para adquirir rifles y carabinas con las que participar en las cacerías españolas, ya que en Inglaterra está prohibida la caza, incluida la del zorro.