El hecho de que el precio oficial del dinero esté próximo a cero y que las rentabilidades en Bolsa estén bajo mínimos está obligando al mucho dinero existente en los mercados -el exceso de liquidez actual del  Eurosistema está cercano a los 600.000 millones de euros- a buscar  nuevas oportunidades en donde encontrar una rentabilidad que cada día es más difícil de conseguir.

Desde que a partir de finales del verano pasado, coincidiendo con el intenso deterioro del sentimiento inversor, provocado por las dudas sobre China tras la devaluación del yuan, la aceleración de la caída del precio de la energía y las señales de cierta pérdida de dinamismo en EEUU, los tipos de interés a largo plazo en el Eurogrupo iniciaron una senda bajista, que han obligado a ahorradores e inversores a buscar refugio y volver su mirada hacia sectores como puedan ser el mercado de bonos y el sector inmobiliario aunque, en este último caso, no a todo el sector de manera general.

En este proceso selectivo de volver la mirada hacia el sector patrimonial en España, durmiente desde 2008, han tenido mucho que ver socimis, los fondos institucionales y las compañías inmobiliarias como Merlin, Lar, Hispania o Axiare o la fuerte presión vendedora de los fondos que se quedaron con los paquetes de la Sareb.

En concreto, estas sociedades entienden que hay rentabilidades en activos como oficinas, hoteles, centros de salud, residencias o, incluso, naves logísticas, que empiezan a ofrecer rentabilidades curiosas.

Y de entre estos segmentos sobresale la inversión en oficinas en Madrid y Barcelona que alcanzó en 2015 un volumen de 5.400 millones de euros, acaparando la capital de España el 83% de esa cantidad. Estas cifras suponen que el año pasado se dobló la inversión en oficinas respecto a 2014.

En esta búsqueda de rentabilidades, los inversores no han ignorado la vivienda, dado que el ciclo inmobiliario se encuentra en proceso de recuperación tras el estallido de la burbuja y de ello dan fe los bancos que están empezando a prestar o lo que los expertos denominan aplanamiento de la curva de precios. Y entre los beneficiados, los países que registraron las mayores caídas de precios y de rentabilidad durante los años de la crisis y en este capítulo sobresalen los países del sur de Europa.