Los efectos de la pandemia golpean a un país maltrecho por sus cimientos sanitarios, educativos y económicos. Mientras la Sanidad Pública agoniza debido a la falta de recursos y profesionales y la Covid 19 avanza sobre el terreno, las arcas del Estado se llenan de aire y polvo.

Por ello, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha visto en la obligación de anunciar, en solitario y sin contar con la oposición, una nueva hoja de ruta: el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Economía Española. Es decir, una guía que sirva de inyector para el motor económico y laboral.

Concretamente, el presidente ha prometido la creación de 800.000 puestos de trabajo - sin especificar los sectores ni calidades de los mismos- entre 2021-2023. Además, el Ejecutivo destinará cerca de 72.000 millones de euros a proyectos de transformación verde (37 por ciento) y digital (33 por ciento).  El objetivo pasa por “generar un impacto adicional en el PIB de más de 2,5 puntos anuales”, como afirma Sánchez. Una meta que “ayudará a rejuvenecer el tejido productivo, poniendo el foco en las personas jóvenes”. Pero ¿de dónde sale el dinero para hacer esto posible?

De los Fondos de la Unión Europea, que además, el Gobierno ha vinculado a los Presupuestos Generales del Estado. España dispondrá en total de 140.000 millones de euros de los fondos Next Generation de la Unión Europea -desde donde se redigirán los 72.000 millones prometidos- durante 6 años y a los que se suman 79.000 millones de euros de fondos estructurales y Política Agraria Común (PAC).  ¿Serán suficientes estas cantidades para paliar los efectos de la crisis?

España con un 16,2 por ciento de desempleo duplica la media de paro de la eurozona, siendo únicamente superada por Grecia, que alcanza un 18,3 por ciento de tasa de desempleo. Además, cerca de 3,5 millones de personas perciben alguna prestación laboral y casi 800.000 están supeditadas a un ERTE. Nuestro país ha alcanzado el 110,1 por ciento de de deuda pública, un saldo récord y el ministerio de Economía prevé una caída del 11,2 por ciento del PIB este año. Con estas cifras, muchos podrían pensar que España necesita más un milagro que una hoja de ruta.

El plan en marcha

El Ejecutivo, que también ha anunciado que adelantará 27.436 millones de euros en previsión de que se prolonguen las negociaciones con Bruselas y considera que nuestro país beneficiarse de los fondos europeos e incluso generar un crecimiento del 2 por ciento anual, un parámetro que depende de cómo se gestionen dichas ayudas. De hecho el FMI, pese a que estima este crecimiento en un 1 por ciento, considera igualmente que esta ayuda es una gran oportunidad para España.

Por su parte, desde la Cámara de Comercio se valora el plan de Sánchez con optimismo, se asume el plan se vertebra sobre “los ejes en los que debe asentarse el proceso de recuperación y reconstrucción tras la pandemia de COVID-19, concentrando las prioridades en las políticas relacionadas con la llamada “economía verde”, la digitalización y la formación”. De igual forma, la nueva guía responde a las peticiones que durante años llevan realizando los representantes empresariales, especialmente los autónomos que demandan inversión en digitalización, especialmente en áreas despobladas.

Desde el Ejecutivo pretenden que este plan sea el el corazón del motor que ponga en marcha  la recuperación económica. De hecho, Pedro Sánchez afirma a través de su red social Twitter y empleando el hashtag #PlanEspañaPuede, que se trata de una nueva “hoja de ruta para la nueva modernización de España”, para “convertir esta crisis en oportunidad para ganar como sociedad el futuro”.

Una modernización que llegaría a la administración pública (5 por ciento de los recursos), la digitalización empresarial (17 por ciento), el pacto por la ciencia y el refuerzo del Sistema Nacional de salud (17 por ciento), la educación y formación continua (18 por ciento), la política de los cuidados, que incluye la atención a dependientes (6 por ciento), y la cultura y el deporte (1,1 por ciento).