El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha presentado esta semana las previsiones de crecimiento económico de cara al año que empieza y también para 2026. Según los datos señalados, la institución prevé una expansión del 2,3% para la economía española en 2025, revisando al alza en dos décimas la previsión anticipada de octubre, y manteniendo la de 2026 en 1,8%.

De estos datos se deduce que la española será una de las economías más avanzadas en el conjunto de la eurozona, situando su crecimiento muy por encima del europeo, para quien prevé una expansión del 1% en 2025, dos décimas peor que en octubre, y del 1,4% en 2026, una décima menos.

Un ritmo que ya se ha visto reflejado en el flujo de la economía en 2024, un año en el que España prácticamente ha cuadriplicado el ritmo de expansión de la zona euro, con un crecimiento del 3,1% frente a una media de 0,8% de la eurozona. Con ello, se configura como la economía avanzada con mejor desempeño, superando a Estados Unidos, para el que el FMI ha estimado un crecimiento de 2,8%.

EE.UU. y España, a la cabeza del crecimiento

En esta misma línea, la institución económica internacional ha destacado a Estados Unidos y a España como las dos economías que más mejoradas se verán en 2025. Por lo que respecta a EE.UU., las últimas previsiones contemplan una expansión del 2,7% este año, lo que supone medio punto más de lo anticipado en octubre, y un crecimiento de 2,1% para 2026.

Según ha podido adelantar el FMI, “el pronóstico para 2025 se mantiene prácticamente sin cambios respecto del de las Perspectivas de la economía mundial (WEO) de octubre de 2024, principalmente debido a una revisión al alza en Estados Unidos que compensa las revisiones a la baja en otras economías importantes”. 

Previsiones de crecimiento global 

Por lo que se refiere a la perspectiva mundial, la institución también señala un crecimiento a nivel global del 3,3% este año y el siguiente, aunque la inflación disminuirá al 4,2% en 2025 y al 3,5% en 2026 convergiendo hacia el objetivo antes en las economías avanzadas que en las emergentes y en desarrollo.

Esto último ha sido destacado por el FMI, al considerar que se sitúa por debajo del promedio del 3,7% y ha advertido de que esta proyección global “oculta trayectorias divergentes entre las economías y un perfil de crecimiento global precario”. 

Por su parte, en lo referente al comportamiento de la economía dentro de la eurozona, el FMI ha insistido en la manera en la que las tensiones geopolíticas latentes actualmente afectan a la confianza, por lo que espera que se recupere “a un ritmo más gradual que el anticipado en octubre”. Asimismo, respecto a la expansión de cara a 2026, las previsiones señalan una aceleración del crecimiento, ayudado por una demanda interna más fuerte a medida que las condiciones financieras se relajen, la confianza mejore y la incertidumbre disminuya un poco.

Pronóstico para las economías emergentes

En este ámbito, las previsiones de cara a 2025 se mantienen igual que las anticipadas en octubre, que contemplan un crecimiento del 4,2%, aunque incrementan una décima -hasta el 4,3%- las referentes a 2026. En esta línea, la institución ha puesto de relieve el impacto de las medidas de estímulo anunciadas por Pekín a finales de 2024, con las que China podría compensar el efecto negativo sobre la inversión de la mayor incertidumbre de la política comercial y del mercado inmobiliario. 

Al hilo de esto último, el FMI espera que el gigante asiático experimente un crecimiento del 4,6% en 2025, una décima más de lo previsto, mientras que confía en que se acelerará al 4,5% un año después, cuatro décimas mejor de lo estimado en octubre.

Por su parte, se mantienen los pronósticos para India, con un crecimiento del 6,5% este año y también el siguiente, mientras que en el caso de Rusia ha mejorado una décima la previsión para 2025, al 1,4%, mientras que ha confirmado la del año posterior en el 1,2%.

Balance de riesgos

Al margen de las anteriores previsiones, el FMI ha advertido de que el balance de riesgos para las perspectivas se inclina a la baja, con un crecimiento mundial que estaría por debajo de la media para 2025-2026 y de las previsiones para los próximos cinco años, de alrededor del 3%.

Por lo que se refiere a los riesgos a corto plazo, la institución ha señalado que estos podrían aumentar las divergencias entre países, ya que los de Estados Unidos están sesgados al alza, mientras que lo hacen a la baja para la mayoría del resto de economías en un clima protagonizado por la incertidumbre política, sobre todo en lo que se refiere a la energía en Europa y el sector inmobiliario en China.

En línea con estas advertencias, señalan también las consecuencias que pueden tener las políticas proteccionistas con una nueva oleada de aranceles que podrían exacerbar las tensiones comerciales, disminuir la inversión, reducir la eficiencia del mercado, distorsionar los flujos comerciales y perturbar las cadenas de suministro. 

Por su parte, señalan que una política fiscal más laxa en Estados Unidos, impulsada por nuevas medidas expansivas como recortes de impuestos, podría impulsar la actividad económica en el corto plazo, con pequeñas repercusiones positivas sobre el crecimiento mundial, aunque el FMI avisa de que, a largo plazo, esto puede requerir un mayor ajuste fiscal que podría volverse perjudicial para los mercados y la economía.

Asimismo, el riesgo de renovadas presiones inflacionarias podría impulsar a los bancos centrales a elevar los tipos de interés e intensificar la divergencia de la política monetaria.