Convertido ya en superpotencia, la ayuda de Estados Unidos fue crucial para que Europa pudiera salir de la miseria tras la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, pan y cebolla, la relación trasatlántica ha sido aceptada y mantenida voluntariamente con la convicción de que era fructífera para ambas partes. Hasta ahora.

La primera gira internacional del presidente Trump, que ha incluido una reunión con el Papa y su participación en las cumbres de la OTAN y el G-7, ha supuesto una revisión total de esa relación, y la primera en asumirlo ha sido Angela Merkel, canciller alemana e indiscutible líder de la actual Europa comunitaria, al anunciar que el presidente de Estados Unidos ya no es un socio fiable y que la Unión Europea va a tener que salir adelante sin él.

Seguirá siendo un amigo, asegura Merkel, pero con una distancia importante en materias de especial importancia como las siguientes: