Desde que el Covid-19 aterrizara en Occidente y la pandemia adquiriera una escalada mundial, muchos han sido los cambios que hemos realizado en nuestros hábitos de vida, consumo y trabajo.

A nivel profesional el teletrabajo se convirtió en una realidad que, a día de hoy se mantiene, lo que afectó a los espacios privados, las dinámicas de trabajo y, sobre todo, a los equipos informáticos.

Las restricciones a la movilidad hundieron la alta demanda de microprocesadores lo que afectó especialmente a la industria automovilística. Sin embargo, a finales de año, la recuperación de la demanda de este sector fue aún peor ya que las compañías de fabricación vehículos, se habían quedado sin stock de semiconductores. Algunas empresas, como AlixPartnes calculan se este año generarán un déficit de 53.000 millones de euros debido a los ajustes de producción que irremediablemente se han tenido que realizar.

No obstante, mientras la industria  del automóvil se desmoronaba, las de tecnología se encontraron en plena propulsión. ¿Por qué? Las restricciones a la movilidad dispararon las ventas de equipos - ordenadores o tablets- no sólo debido al teletrabajo si no también al tiempo de ocio en casa. Es por ello que la los fabricantes de chips vieron la luz y dieron la espalda al sector automotriz para centrarse en nuevas líneas de producción. Además a esta circunstancia se añade otro hándicap más: se trata de un mercado altamente concentrado en el que solo unas pocas empresas son capaces de fabricar los semiconductores de última generación de entre 5 y 7 nanómetros.  En concreto, según Ignacio Mártil, catedrático de Electrónica de la Universidad Complutense de Madrid, tan sólo existen 18 empresas con capacidad de fabricar los semiconductores para las industrias más punteras.

La recuperación

A mediados de marzo de 2021, el sector automovilístico parece estar remontando, lo que preocupa tanto a los fabricantes de vehículos como a las tecnológicas, que podrían ver retrasados algunos de sus lanzamientos de sus nuevos productos debido a la escasez de microprocesadores. Es el caso de Apple - la presentación de sus nuevos ipads ha visto paralizada-, o de Samsung, cuya la presentación del nuevo Galaxy Note tendrá que esperar. También las empresas de videojuegos se han visto colateralmente golpeadas por la escasez de chips e incluso en algunos países resulta una ardua tarea conseguir los últimos modelos de videoconsolas.

Según un estudio, publicado por Bank of America (BofAML), habrá cierta rigidez en la vanguardia -informática, chips 5G- que se extenderá hasta 2022”. Por otro lado, el analista  Richard Windsor no espera que la escasez de chips se resuelva “hasta al menos julio”. Mientras que Mártil, considera que el problema de suministro permanecerán hasta finales de 2022.

Los nuevos años 20 para la industria de los chips

La crisis de los semiconductores también se ha vuelto una oportunidad para el sector fabricante de los mismos debido a la alta demanda generada. De hecho, la escasez de este producto ha permitido a los fabricantes a subir los precios y asegurar grandes inversiones a medio-largo plazo. 

Desde el punto de vista estratégico, Estados Unidos y Europa pelean por recuperar la soberanía del mercado pero para ello necesitarán la colaboración de Taiwán - que registró el pasado año un crecimiento más elevado que China por primera vez en tres décadas-  y Corea del Sur, - que ya han anunciado la instalación de nuevas fábricas de chips en Estados Unidos- donde se encuentran los principales hub de la industria. Tanto Estados Unidos como la Unión Europea han anunciado ya un plan de inversión de 30.800 millones de euros y 37.000 millones de euros respectivamente como inyección para la fabricación de microchips.

Por su parte, BofAML, predice que empresas líderes como Ifineon o ASML se encontrarán encabezando esta etapa y por ende recomienda la compra de acciones de estas compañías a pesar de que el 43 por ciento de los chips del mundo son fabricados por TSMC y Samsung cuyos precios se han elevado un 190 por ciento y un 61 por ciento respectivamente en el último año.

Mientras tanto, China ha reaccionado como el mayor importador de semiconductores del mundo ocupando el 60 por ciento del mercado. El país estudia controlar en el año 2030 una cuarta parte del mercado derivado de las inversiones públicas que realicen en este tipo de producto.