No se recuerda mayor ridículo en la historia reciente de la política exterior española y las carcajadas de la presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, deben llegar hasta La Moncloa. El Gobierno de Rajoy decidió afrontar la crisis provocada por la expropiación a la empresa española Repsol de su filial argentina YPF como le gusta a la derecha española, con mano dura. Sólo había un problema: se puede exhibir mano dura cuando se tiene fuerza para ello, en caso contrario es una pose bravucona que acaba en ridículo. El propio presidente, Mariano Rajoy, y especialmente los ministros de Exteriores e Industria, García Margallo y José Manuel Soria, se lanzaron en una espiral de declaraciones amenazantes al Gobierno argentino propias de un gabinete prepotente. Era justo lo contrario de lo que había que hacer, pero en el Gobierno del PP quisieron demostrar que ellos no eran 'blanditos' como Zapatero. Resultado: mientras Zapatero fue presidente del Gobierno las empresas españolas no tuvieron problemas en Latinoamérica; con Rajoy YPF ya no es española y Bolivia nacionalizó Red Eléctrica. Eso es diplomacia 'inteligente'.

De amenazas, a hacer la pelota
La estrategia de Margallo, Soria y Rajoy fue tan disparatada que puso los pelos de punta a todas las empresas españolas afincadas en Argentina, porque temían represalias allí y en el resto de Latinoamérica. No hay nada peor visto en América Latina que España se comporte como una potencia colonial arrogante, algo que además provoca carjadas al otro lado del Atlántico si tenemos en cuenta que España está sumida en una crisis brutal mientras la economía Latinoamericana crece a buen ritmo.

El Gobierno de Rajoy anunció que pediría a la Unión Europea que tomara represalias contra Argentina y Bruselas no hizo nada más alla de un comunicado en el que pedía que se respetaran las reglas internacionales. El Gobierno de Rajoy decidió aprobar en Consejo de ministros un decreto para limitar las importaciones de biodiesel de Argentina, medida que se consideraba que iba a hacer 'mucha pupa' al gobierno de Kirchner. Pues no, la medida ha tenido efecto bumerán, primero porque Bruselas apercibió al Gobierno español de que no lo podía hacer y, en segundo lugar, porque con los altos precios del carburante los efectos de la medida podían ser negativos para la economía española, según versión oficial del Ministerio de Industria. Conclusión: se derogan las medidas contra el biodiesel argentino antes de que entraran en vigor. No cabe mayor ridículo.

El Gobierno del PP se ha dado cuenta de que si sigue con la diplomacia 'bravucona' las empresas españolas lo pueden pasar muy mal y es lo que les faltaba. Además se puede encontrar con que la próxima cumbre Iberoamericana a celebrar en Cádiz sea todo un fracaso porque no asistan la mayoría de mantatarios latinoamericanos. Así que a Margallo le toca bajar la cabeza y hacer la pelota a Cristina Fernández, a Evo Morales y al gobierno castrista de Cuba. Ni un disidente en la fiesta del 12 de Octubre en la embajada española en La Habana. La ausencia de disidentes en esa fiesta era noticia de escándalo cuando gobernaba el PSOE, ahora que gobierna el PP y tampoco les invita, no es noticia.