El Banco Central Europeo ha acudido en auxilio del Banco Central griego para evitar el 'corralito' y cortar los rumores de que el lunes las entidades financieras de ese país no podrían abrir sus puertas. Tras una reunión de urgencia celebrada por video conferencia, el BCE podrá 3.500 milones de euros adicionales. El BCE ya  ha concedido a Grecia, a los bancos griegos, 84.100 millones de euros a través del programa de urgencia ELA, diseñado para evitar la bancarrota del país mientras se acuarda -o no- la prórroga del rescate.

Al borde del abismo
Tras el fracaso, previsto pero no por ello menos estrepitoso, de la reunión de los ministros de Finanzas del Eurogrupo, la consecuencia inmediata ha sido la duda de que los bancos griegos puedieran seguir operando. El dinero que tienen y con el que funciona el país es un dinero que presta el Banco Central Europeo a través del programa de urgencia ELA, diseñado poco después de la victoria electoral de Syriza, pero la fuga de capitales es muy intensa y todos los griegos que tienen dinero y pueden se están dedicando a sacarlo del país. La amenaza de un 'corralito' no es una invención periodística, la ha verbalizado nada más y nada menos que un consejero del BCE.Sólo en los tres primeros días de esta semana, los previos a la reunión del Eurogrupo, los griegos sacaron del país más de 2.000 millones de euros y se calcula que han sacado 30.000 millones desde que Syriza ganó las elecciones generales.



Para que los bancos abran el lunes
La posibilidad de que se implante un 'corralito' en Grecia se disparó ayer jueves tras conocerse que el Presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, preguntó al miembro del consejo del BCE, Benoit Couré, si los bancos griegos abrirían hoy viernes. La respuesta fue: "El viernes sí. El lunes....no puedo asegurarlo".
El último plazo para que Grecia y las llamadas "instituciones" (antes Troika) alcancen un acuerdo sobre la prórroga del segundo rescate griego termina el próximo 30 de junio. Si llegado ese día no lo hay, Grecia no podrá hacer frente a sus pagos, entraría en 'default' (quiebra) y podría salir del euro, con las consecuencias políticas que ello tendría.