La industria limpia se refiere a las actividades que contribuyen a la descarbonización y transformación industrial mediante la reducción de emisiones, el uso eficiente y circular de recursos, y la adopción de tecnologías sostenibles. Y España y la Unión Europea se han marcado como prioridad fundamental en el contexto geopolítico actual impulsar este sector, ya no solo para reducir su dependencia energética e industrial, sino también para descarbonizarse y aumentar su competitividad.

En España, la industria representa el 15% del PIB, por debajo de la meta europea del 20% y muy por debajo de otros países europeos como son Alemania, con el 27%, o Italia, con el 20%. Y ahora, con la transición energética se abre una oportunidad en España para reindustrializar el país y cerrar esta brecha.

En lo que respecta a la competitividad, tanto en España como en la Unión Europea, reducir el coste de la energía será clave, ya que el precio de la electricidad en 2024 fue el doble que en Estados Unidos y un 50% mayor al de China.

En su último Energy Insight, Moeve resalta los principales objetivos de la política industrial europea, las medidas que se están llevando a cabo para ello, en Europa y en España. Asimismo, la compañía aborda cómo España puede liderar la industria limpia y qué nuevas industrias hay en nuestro país que compiten en posiciones de liderazgo.

Los principales objetivos frente a la situación actual

El principal objetivo es alcanzar el 20% de la industria en la economía europea en total, ya que en la Unión Europea alcanzan esta cifra o la superan únicamente siete países.

También se busca el 20% de participación en el mercado mundial de semiconductores en 2030. Esto supone duplicar la cifra, que actualmente está situada en el 10%.

De aquí a 2030, se pretende conseguir 500.000 nuevos trabajos en la industria europea, una cifra de gran envergadura al tener en cuenta que actualmente hay 33.000 trabajos que corresponden al sector industrial.

En cuanto al consumo anual de materias primas extraídas en la Unión Europea que actualmente se sitúa por debajo del 5% se quiere lograr elevarlo hasta el 10%. Algo similar a los materiales circulares, que actualmente son del 12% y se quiere llegar hasta el 24%.

Por último, actualmente hay un 90% de capacidad de fabricación mundial de tecnologías limpias en China y Asia-Pacífico, y el objetivo es conseguir el 40% de componentes de tecnología limpia en el mercado UE producidos internamente en 2030.

El refuerzo de la competitividad industrial

En la Unión Europea se está siguiendo una hoja de ruta para descarbonizar la industria e impulsar el despliegue de tecnologías limpias, fomentando la independencia energética y la economía circular. Este es el ‘Clean Industrial Deal’.

Entre las medidas que establece este plan se encuentran reducir el precio de la energía para empresas vía incentivos, rebajas fiscales y mayor inversión en infraestructuras; impulsar el liderazgo en tecnologías limpias como el hidrógeno verde, implementando políticas de ‘Buy Europea’; y simplificar la regulación, reduciendo la burocracia y los costes administrativos.

No obstante, una de las piezas claves del ‘Clean Industrial Deal’ es el Plan de Acción para una Energía Asequible. Este plan se centra especialmente en el ámbito energético y aborda la dependencia de combustibles fósiles importados, las ineficiencias en las redes eléctricas y la lentitud en los permisos para el despliegue renovable.

De esta forma, establece medidas como reducir los costes energéticos mediante tarifas de acceso a la red más eficientes, reducción de la imposición de la electricidad y eliminación de los componentes no energéticos de las facturas; completar la Unión de la Energía con nuevas estrategias de integración, electrificación e inversión; y aumentar la autonomía estratégica de cara a futuras crisis, reforzando la seguridad energética y los mecanismos de respuesta del mercado.

Por su parte, en España esta cuestión se está abordando con el Proyecto de Ley de Industria y Autonomía Estratégica, que plantea una política industrial más ambiciosa y adaptada al contexto actual. Su objetivo es incrementar el peso de la industria en la economía y en el empleo, y mejorar su competitividad y resiliencia.

Para ello, este proyecto establece medidas como la creación de la Reserva Estratégica de Capacidades Nacionales de Producción Industrial para garantizar la disponibilidad de bienes, recursos y tecnologías estratégicas; el impulso de Ecosistemas Industriales Estratégicos, que podrán recibir ayudas públicas y beneficiarse de medidas de simplificación administrativa; y la implementación de mecanismos para facilitar la atracción de inversiones y el desarrollo de nuevos proyectos industriales, fomentando la descarbonización y digitalización.

Cómo España puede liderar la industria limpia

En España, la industria representa un 15% del PIB, pero más del 22% de las emisiones, de las cuales dos tercios son difíciles de abatir. Y el 56% de la energía consumida por el sector sigue dependiendo de combustibles fósiles, de ahí el objetivo de descarbonizar la industria existente.

Para lograrlo hay que mirar los demás sectores energéticos, donde entra en juego la abundante energía renovable a precios asequibles con la que cuenta nuestro país. España cuenta con más del 20% de los proyectos de interés común europeo de hidrógeno, y es el tercer país de la Unión Europea con mayor potencial de biometano. La industria puede nutrirse de estas soluciones renovables para descarbonizar su actividad.

Además, los nuevos combustibles renovables, como biocombustibles 2G, biometado, H2 verde, amoniaco o metanol verde, producidos en España permiten a la industria reducir sus emisiones, contribuyendo a la autonomía estratégica del país.

Por otra parte, España busca generar nuevas industrias limpias para reducir su dependencia en las cadenas de valor. Todavía importamos la mayoría de tecnologías renovables y materias primas críticas que empleamos desde países de fuera de la Unión Europea.

Para lograr generar industrias limpias hay que tener en cuenta a las startups españolas de tecnologías, que captan un 70% menos de inversión que las europeas, lo que limita el crecimiento del sector. Es esencial para cumplir este objetivo superar esta barrera, creando condiciones favorables a la inversión que permitan la escalabilidad y fomentando proyectos estratégicos de ámbitos como el hidrógeno verde. Para ello, es clave contar con una mayor estabilidad regularía y fiscal.

Y a través de las tecnologías limpias, España puede reforzar la posición en las cadenas de suministro claves para la transformación verde y digital, acelerar la transformación del modelo productivo, generar empleo de calidad y fortalecer la economía.

Todo ello para conseguir tener presencia en las posiciones de liderazgo verde y limpio. Así, conviene mencionar que España compite en este liderazgo en varias industrias, como son los vehículos eléctricos, las baterías, la energía renovable, el hidrógeno verde, los biocombustibles y los semiconductores y chips.

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