La filial industrial de ACS, Cobra, ha puesto en servicio la primera instalación comercial, no experimental, de una planta eólica offshore con tecnología flotante. Es la primera de este tipo que se pone en marcha en el mundo.

Cobra es propietaria del 90% de un proyecto eólico offshore frente a las costas escocesas de Aberdeen. El restante 10% del parque es propiedad de diversos socios escoceses.

El parque eólico Kincardine tiene una tarifa garantizada de 3,5 ROCs (Renewable Obligation Certificates) que equivalen a 190€/Mw*h y constará de 50 Mw en 2020.

En una primera fase, se ha instalado una turbina VESTAS de 2 Mw cuya puesta en marcha fue terminada la semana pasada y ya está exportando a la red británica de transmisión. Está previsto que se incorporen cinco posiciones flotantes más en una segunda fase, cada una de 9,6 Mw, completando los 50 Mw totales.

En total, Cobra tiene previsto invertir en este proyecto eólico 450 millones de euros.

 

La empresa es la propietaria intelectual de una patente de tecnología flotante construida en hormigón y sopesa la posibilidad de usarla en alguna de las 5 posiciones de la segunda fase. Esta primera fase se ha utilizado una tecnología flotante metálica.

Proyecto en Taiwán

Cobra es propietaria de un desarrollo eólico flotante en Taiwán con una potencia a desarrollar de hasta 2.500 Mw en los próximos 8 años. Si se llevara a cabo el proyecto taiwanés la empresa tendría trabajo por más de 10.000 millones de euros.

Cobra ha engordado su cartera en los últimos meses hasta elevarla por encima de los 6.000 millones.

Entre las adjudicaciones se encuentran Ciclos Combinados en África, Brasil y Omán; desaladora en Omán; servicios de extracción petrolíferos en México, Colombia y Ecuador; parques eólicos en México; plantas de tratamiento de gas en México y Argelia y plantas de valorización energética y generación con residuos en México, además de plantas fotovoltaicas en Sudáfrica.