Banco Santander ha conseguido reducir el tiempo de la concesión de microcréditos en Brasil. La entidad ha aprovechado las ventajas que aporta al grupo la digitalización y la tecnología para acelerar el proceso de aprobaciones de créditos, reduciéndolo de 10 días a 10 segundos. Precisamente, ésta es una de las buenas prácticas que han colocado a Santander Brasil por segundo año consecutivo en la lista de la revista Fortune, 2019 Change de World, que recoge las empresas que más están cambiando el mundo.

El banco sigue impulsando sus programas de inclusión financiera en Latinoamérica y uno de sus focos se centra en los microcréditos, préstamos de pequeñas cantidades de dinero que dan la oportunidad de acceder al crédito a los colectivos más desfavorecidos con el fin de mejorar su situación social, su nivel de vida y su entorno. Brasil, México, Argentina, Chile y El Salvador son algunos de los países en los que el grupo español está desarrollando esta actividad. Estos microcréditos contemplan distintas fórmulas de negocio, según las diferentes circunstancias locales.

Entre todos ellos destaca Brasil, donde el modelo de Santander Microcréditos Brasil apuesta por un contacto cercano con el cliente, con 22 puestos de atención en oficinas y más de 300 empleados entre agentes de crédito, supervisores, gerentes y equipo de apoyo con formación especializada. Más del 65% de estos préstamos están destinados a mujeres empresarias que, en grupos solidarios de tres o cuatro personas, reciben créditos por un importe medio de 600 euros, sin necesidad de garantías adicionales. El plazo medio de devolución es de siete meses y los principales destinos de los microcréditos en este país son la financiación de maquinaria, la reforma de instalaciones y el establecimiento de capital semilla.

Además, la introducción y el desarrollo de la tecnología digital están agilizando los procesos. Por ejemplo, con el programa Prospera, hace un año se tardaban 10 días en aprobar un préstamo y ahora la concesión puede tardar solo 10 segundos. Este programa de Banco Santander es el proveedor líder de microcréditos entre los bancos privados de Brasil. Desde su creación, en el año 2002, ha impulsado el crecimiento de pequeños negocios que permiten a los más desfavorecidos y con menor nivel de vida salir de la pobreza. Ha ayudado al crecimiento de más de 700.000 pequeños negocios (273.000 el pasado año), principalmente microempresas que normalmente no tienen acceso al crédito, y durante todo el proceso un equipo de agentes de crédito acompaña y orienta a los emprendedores.  El presidente ejecutivo de Santander Brasil, Sergio Rial, ha señalado: “Sueño con llegar al millón de clientes del programa Prospera”.

El modelo de Microcréditos de Brasil apuesta por un ocntacto cercano con el cliente

“Brasil tiene 60 millones de personas -casi la mitad de la población- fuera del sistema financiero y 42 millones emprenden como única solución”, ha asegurado Ana Botín. Y, mientras el banco español ayuda a transformar la vida de las personas, desarrolla un nuevo negocio de gran potencial en la región ya que el tamaño de la población no bancarizada o desatendida financieramente en países como Brasil o México contribuye al crecimiento del grupo y aporta valor al accionista mediante la generación de beneficios.

Además de los microcréditos, Banco Santander impulsa también la creación de empleo y el desarrollo económico a través de programas de emprendimiento que apoyan a jóvenes emprendedores.

Gracias a estos proyectos, Banco Santander Brasil ha sido incluido por segundo año consecutivo en la lista de la revista Fortune 2019 Change de World, realizada en colaboración con Shared Value Initiative, que recoge las empresas que más están cambiando el mundo. En ella se incluyen a 52 compañías de 18 países diferentes que han tenido mayor impacto positivo en  la sociedad. Como consecuencia de este compromiso del grupo español,  el programa Prospera en Brasil ha sido elegido como buena práctica por la Red Brasileña del Pacto Mundial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2030. El banco contribuye directamente a los ODS a través de actividades de negocio y  programas de inversión en la comunidad.

El programa Prospera en Brasil ha sido elegido como buena práctica por la Red Brasileña del Pacto Mundial para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2030

México es otro de los países de la zona en los que Santander está promoviendo este tipo de ayudas. En 2017 creó el programa Tuiio, que ofrece productos y servicios diseñados especialmente para la población de rentas bajas y sin acceso a servicios bancarios. Tuiio es un programa de inclusión financiera orientado a fomentar un impacto social en las comunidades y tiene puesto el objetivo en el apoyo y desarrollo de actividades productivas. Los micropréstamos se conceden a grupos formados por al menos 8 microemprendedores y el importe medio de estos créditos es de unos 400 euros. Además, estos préstamos se pueden renovar fácilmente en los 1.300 puntos de venta que la entidad española dispone en todo el país.

En Chile, el programa Microfinanzas, iniciado en 1992 por Santander Banefe, lidera en este ámbito el mercado chileno y se ha convertido en un modelo de referencia en desarrollo sostenible, mientras que en El Salvador cuenta desde 1997 con el programa de microcréditos Enlace, que contribuye a mejorar la calidad de vida del sector de las microempresas, brindando servicios financieros especializados enfocados a apoyar a los comerciantes de más bajos recursos de la población.

En Argentina Banco Santander también está trabajando para promover la igualdad de oportunidades

En Argentina,  Santander inauguró el pasado 1 de julio la primera sucursal de un banco privado en el Barrio 31, en Retiro, que es además la primera Sucursal de Integración Social (SIS) de Santander en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Con esta apertura, la entidad que preside Ana Botín ya ha abierto cinco SIS en total, sumando la del Barrio 31 a las sucursales de los barrios La Juanita (La Matanza), Castelar Sur (Morón), Santa María (San Miguel) y Don Orione (Almirante Brown), todas ellas situadas en la provincia de Buenos Aires. El grupo ha acercado los servicios financieros a 240.000 personas en zonas vulnerables mediante las SIS, ha otorgado créditos a 12.000 clientes de colectivos desfavorecidos por un valor de 83 millones de dólares y ha entregado 14.000 tarjetas de crédito y débito.

La inclusión financiera

Todas estas iniciativas reflejan el esfuerzo de Banco Santander para contribuir al progreso de las personas y a su inclusión financiera proporcionándoles acceso a productos y servicios financieros personalizados y mejorando su conocimiento financiero mediante la educación. De hecho, dentro de los diez compromisos de banca responsable que se ha fijado el grupo español, tiene como objetivo la inclusión financiera de 10 millones de personas entre 2019 y 2025.

El papel de la banca en este tema es fundamental y así lo entiende Ana Botín, que considera que la falta de acceso a los servicios financieros complica participar del progreso. “Los bancos son un motor clave de la economía; dan financiación a grandes multinacionales y también a emprendedores, por lo que tienen un papel relevante en este debate sobre la lucha contra la exclusión financiera y social.”, señala en el Informe de Sostenibilidad​ de la entidad de 2107. Y apunta que “hay 2.000 millones de personas que no disponen de acceso a servicios financieros, por lo que les resulta complicado ser partícipes del progreso. Una cuenta bancaria les da la tranquilidad de que sus salarios están seguros, les proporciona la posibilidad de acceder a un préstamo para ir a la universidad o para comprar un coche o una casa”. La presidenta de Santander también ha incidido en el último informe anual en este propósito al afirmar que “si cumplimos con nuestra misión y contribuimos al progreso de las personas y de las empresas, no solo creceremos como negocio sino que ayudaremos a la sociedad a afrontar los principales desafíos globales”.

La inclusión financiera trata de garantizar que todo el mundo tenga acceso a los productos y servicios financieros básicos y eficientes, que puedan disponer de una cuenta bancaria, realizar pagos con tarjeta de crédito, pedir préstamos y tener asesoramiento. Supone un instrumento esencial para erradicar la pobreza y luchar contra la desigualdad. El gran reto de las entidades e instituciones es llegar a aquellos países en vías de desarrollo que no pueden disfrutar de estos servicios, como pueden ser algunas zonas de Latinoamérica, África o Asia. Según el Banco Mundial, “la inclusión financiera está aumentando a nivel global, pero los logros han sido dispares de un país a otro y los hombres siguen teniendo más probabilidades que las mujeres de ser titulares de una cuenta. Mientras que en algunas economías el número de titulares de cuentas ha aumentado considerablemente, en otros lugares se han registrado progresos más lentos, a menudo limitados por grandes disparidades entre hombres y mujeres y entre ricos y pobres. En las economías en desarrollo, la diferencia entre los hombres y las mujeres se mantiene inalterable -en 9 puntos porcentuales- desde 2011”.