Se llama desoxigenación y afecta a los océanos, en los que el oxígeno ha disminuido en aproximadamente un 2 por ciento entre 1960 y 2010, según un informe de 67 científicos de 17 países que ha publicado la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, y que se alinea con otro estudio publicado en la revista Science que ha detectado que el agua en algunas partes de los trópicos ha experimentado una reducción de oxígeno del 40 al 50 por ciento.

La Cumbre del Clima de Madrid ha acogido la presentación del primero de estos dos análisis que señala que la pérdida de oxígeno en los océanos la provoca el cambio climático y la contaminación por nutrientes, y es una amenaza para la pesca, en especial para grupos de especies como el atún, el marlín y los tiburones. También destruye ecosistemas marinos, que están bajo presión por el calentamiento y la acidificación de los océanos. Y además, la desoxigenación favorece especies poco tolerantes al oxígeno como microbios, medusas y algunos calamares, que perjudican a las especies poco sensibles al oxígeno (muchas especies marinas, incluida la mayoría de los peces).

De seguir así, advierte el informe, el océano perderá entre el 3 y el 4% de su inventario de oxígeno a nivel mundial para el año 2100, en un escenario en el que todo sigue igual, pero el promedio mundial oculta cambios locales que se pronostica que serán, por ejemplo, más severos en latitudes medias y altas. Se prevé que la mayor parte de las pérdidas se concentrarán en la parte superior de la columna de agua, que es la más rica en biodiversidad marina.

Son ya 700 los sitios en todo el mundo que están afectados, en comparación con sólo 45 en la década de 1960. En el mismo período, el volumen mundial de aguas anóxicas –áreas completamente agotadas de oxígeno–se ha cuadruplicado, según el informe.