Los Veintisiete países de la UE analizarán este viernes la crisis desatada en Hong Kong tras los planes de China de imponer una nueva ley de seguridad para el territorio autónomo, y cómo responder ante la estrategia cada vez más asertiva de Pekín en el orden internacional.

La diplomacia europea que dirige el Alto Representante, Josep Borrell, aboga por discutir el tema con los estados miembro y fijar una posición ante la reforma que limita libertades en Hong Kong, pero, con todo, mantiene la prudencia y defiende que primero hay que ver cómo el régimen chino piensa aplicar dicha ley.

En la capital comunitaria ha habido contactos con China desde el inicio de la crisis por la nueva ley de seguridad ciudadana que Pekín quiere imponer al territorio. "Fuimos informados en Pekín y a través de la diplomacia en Bruselas y desde ese primer momento expresamos que la ley iba en contra del Derecho Internacional y del status de Hong Kong. Advertimos de que era una mala idea", ha señalado un alto cargo de la UE.

El bloque europeo también mantiene línea directa con Reino Unido, actor privilegiado en lo relativo a un territorio que fue su colonia hasta 1997, cuando cedió la soberanía a China. Londres ya se ha pronunciado contra los últimos acontecimientos y critica que la reforma coarta las libertades de su antigua colonia y pone en cuestión el principio de 'un país, dos sistemas'.

La nueva ley criminaliza la sedición, la traición, el separatismo y la injerencia extranjera y podría derivar, por primera vez, en la apertura de oficinas de agencias de seguridad chinas en Hong Kong. La reforma, introducida como anexo en la Ley Básica --considerada la Constitución hongkonesa-- no requiere del visto bueno del Parlamento local.

En público, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, aseguró esta misma semana tras entrevistarse con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, que Pekín debe respetar la autonomía del enclave, que viene recogida en el Derecho Internacional.

Asimismo, Borrell ha insistido en que China debe permitir la autonomía del territorio y el principio de "un país, dos sistemas". El pacto por el cual China obtuvo la soberanía de Hong Kong establece el mantenimiento durante 50 años de una serie de libertades que no están garantizadas en la China continental.