El Gobierno de Alemania ha acordado que la calefacción en los edificios públicos esté a un máximo de 19 grados a partir de septiembre, dentro de una batería de medidas con las que aspira a reducir el consumo energético.

El cambio referente a la calefacción, que implica una caída de un grado con respecto a la temperatura que se recomendaba hasta ahora, contempla que no se calienten zonas comunes como pasillos, cuartos de máquinas o vestíbulos.

Además, prohíbe la iluminación nocturna de instalaciones publicitarias, así como la de aquellos edificios y monumentos que únicamente requieran luces por motivos estéticos o de imagen corporativa.

El Gobierno de Olaf Scholz señala igualmente a los particulares, que no podrán calentar sus piscinas con gas y electricidad. Las empresas proveedoras de gas y los propietarios de viviendas deberán también informar a sus clientes o inquilinos sobre el consumo de energía previsto y posibles medidas de ahorro.

El ministro de Economía, Robert Habeck, ha subrayado la necesidad de avanzar en "la independencia del suministro energético ruso", ante el temor a que la situación se complique de cara al próximo invierno. Las medidas se aplicarán en principio durante seis meses.

"Cada contribución cuenta", ha añadido Habeck, que ha abogado por un "esfuerzo nacional" y la implicación de todos los actores sociales y políticos de Alemania.

480 euros al año por usar gas

El Gobierno alemán aplicará también una bajada temporal del IVA del gas, que pasará a ser del 7 por ciento en vez del 19 por ciento, con el fin de aliviar el coste soportado por hogares y empresas como consecuencia de la subida de los precios, a la que se sumará desde octubre la nueva tasa fijada para repartir entre los consumidores el encarecimiento del combustible.

El canciller alemán, Olaf Scholz, ha defendido que la bajada temporal del IVA del gas servirá para aliviar el aumento de los costes soportados por los consumidores y ha expresado su confianza en que las empresas trasladarán completamente esta rebaja al público. "¡La cuestión de la justicia es crucial para nuestra cohesión!", ha subrayado.

Desde el próximo 1 de octubre, los consumidores alemanes deberán asumir en sus facturas una nueva tasa al gas de 2,419 céntimos de euro por kilovatio hora (KWh) establecida con el fin de repartir entre hogares y empresas el aumento de los costes del combustible, lo que se traducirá en un recargo de unos 480 euros al año por familia.

Según ha explicado el canciller germano, la rebaja de la fiscalidad del gas estará en vigor hasta marzo de 2024 o el tiempo que se aplique la nueva tasa del gas, por lo que el alivio final para los consumidores será superior al recargo que implica el nuevo gravamen.

En este sentido, la Asociación Federal de Industrias de la Energía y el Agua (BDEW), calcula que la reducción del IVA del gas al 7 por ciento implicaría, en función de los precios del combustible, un ahorro anual de entre 378 y 454 euros para una vivienda unifamiliar con un consumo de 20.000 kilovatios hora (kWh) al año, mientras que una vivienda en un bloque de apartamentos y un consumo de 13.333 kWh al año ahorraría entre 252 euros y 303 euros.