Tras la salida de Paolo Vasile de la dirección de Mediaset España, se dieron a conocer los rostros televisivos vetados por los nuevos jefes, Alessandro Salem y Borja Prado. Ahora, el siguiente paso hará tambalear aún más los cimientos de los principales programas: la puesta en práctica del nuevo Código Ético.

Según ha desvelado este lunes el diario El Mundo, el Consejo de Administración aprobó el pasado 30 de enero dicha normativa y por la que se advierte que “no se tolerará ningún incumplimiento” de la misma, debido a que se considerará una “falta laboral” que tendrá como respuesta una sanción.

El Código Ético afectará a todos “los empleados, colaboradores, clientes, proveedores y retos de terceros” que trabajen en Mediaset, pero será el equipo de Sálvame el que sufra las consecuencias más fuertes, y que no solo tendrá que ver con la decisión de apartar a icónicos rostros como Rocío Carrasco o Bárbara Rey, entre otros.

Ni críticas políticas, ataques a otros programas ni abandonar el plató

En Principios rectores en programas de entretenimiento, uno de los apartados del documento, se exige que las alusiones o críticas de corte político -que desde Sálvame se han podido escuchar de parte del presentador Jorge Javier Vázquez y otros colaboradores en reiteradas ocasiones- no podrán volver a producirse.

Esta cláusula nunca se había aplicado en la historia de Mediaset y, es por ello, que se precias que, debido a que son programas de puro entretenimiento, “sus presentadores y colaboradores deben abstenerse de emitir opiniones, preferencias o comentarios políticos”. De este modo, solo se les permitirá a aquellos espacios que sí traten la actualidad, como El Programa de Ana Rosa. De este modo también se ven afectados otros formatos tales como Supervivientes, Got Talent o Viernes Deluxe.

Asimismo, y teniendo en cuenta la dinámica del programa, sus protagonistas tampoco podrán abandonar el plató sin previo aviso ni sin causa justificada. De esta forma, se impone una medida para evitar una de las escenas recientes más polémicas de Sálvame, cuando Paz Padilla abandonó la sala después de mantener una fuerte discusión con Belén Esteban; una actitud que le costó el despido.

Tampoco tendrán permitido “atacar o criticar ningún otro programa de la compañía o a sus presentadores y colaboradores”.  Es así como los presentadores tendrán la potestad de detener o intermediar en el trascurso del programa si detectan que uno de los partícipes “pueda dar lugar a una evidente responsabilidad penal o civil” por sus comentarios, evitando así posibles denuncias.

En otro orden de ideas, a pesar de que formatos como Sálvame se nutren de la vida pública y personal de personalidades famosas, a partir de ahora, no se podrán revelar datos de carácter personal de terceros “que no sean notoriamente públicos”.

En caso de incumplimiento de cualquiera de estos puntos, según rige en la legislación española y en relación con los espacios de entretenimiento mediáticos, se podrá “imputar al presentador, colaborador y, en todo caso, a la productora de la sanción que la compañía pudiera recibir o de la posible indemnización a la que pudiera ser sancionada”.