Henar Ortiz, la tía republicana de la Princesa de Asturias, ha expresado su rechazo a los que considera interpretaciones descontextualizadas y tergiversadas de sus tuits "para llegar a malintencionados titulares que no se  corresponden con la realidad", en referencia a una información del portal de corazón Vanitatis sobre sus últimos tuis en los que se incluían duras críticas al Gobierno, la Fiscalía, el ministro de Justicia y la propia hija del Rey, de los que también se hizo eco, entre otros medios, ELPLURAL.COM.

Ortiz, descontenta el modo en que Vanitatis había abordado la información envió una carta a la redactora que escribe la información y que reproducimos por su interés a continuación:
 “Hola, Sara de Diego.

Verá:

Supongo que es usted licenciada en periodismo, por lo que me sorprende su desconocimiento de algunos aspectos de las redes sociales que, como veo, utiliza.

Los usuarios de Twitter sabemos que un retuit no marca o evidencia opinión personal. La cosa es que, esto mismo, ya lo he aclarado en Vanitatis, a propósito de unas publicaciones similares a la suya del día 28 de enero de este año.

Retuitear es retuitear. Y cuando se retuitea un artículo de opinión -por ejemplo-, debería usted saber que, por defecto, aparece el mismo titular del artículo en cuestión, además de la referencia del medio o medios en los que se publica o se hacen eco, indistintamente.

Como lo expuesto resulta una obviedad, dígame ¿Usted sabía todo esto?

Porque si lo sabía, y reitera en sus comentarios sobre mí que “afirmo, cargo, sentencio, ataco, flagelo, etc.”, claramente está usted manipulando, sesgando, tergiversando y retorciendo una información.

Oiga, a propósito, ¿Cuándo y cómo ha contrastado usted mi ira? No nos conocemos.

En fin, esto me hace pensar que este medio en el que usted colabora, que es uno más de los que reclaman el derecho a la libertad de expresión y que se quejan de la censura que existe en este país, despacha su impotencia resolutiva atacando indiscriminada y paradójicamente a la libertad de expresión de otros ciudadanos. Porque le recuerdo, que yo soy una ciudadana.

En serio, soy una ciudadana. Una ciudadana preocupada por la situación de este país y del mundo. Me afecta lo que ocurre como nos afecta a todos. Soy uno de esos ciudadanos que, desde Asturias, reivindicó, promocionó y firmó por nuestra Sanidad pública y por fin, celebró estos días la buena noticia para los madrileños. Soy una ciudadana más, de España y del mundo, de las que están en contra del ninguneo por parte del gobierno hacia las personas dependientes y de sus familiares. Me preocupa la Enseñanza Pública, me preocupa el escarnio que sufren la Cultura y la Ciencia, me preocupan los jóvenes, me preocupan las miles de familias destrozadas por desahucios, emigración, enfermedades sin atención o sin recursos y acuciadas por el hambre, me preocupa la homofobia, me preocupa que se cuestionen los derechos de las mujeres… Me preocupan las Instituciones de este país y el deterioro que sufren por la corrupción, entre otras causas. El desencanto es legítimo. Y la secuencia de actuación por mi parte, clara y lógica.

En la entrevista concedida a Vanity Fair (gratis) aclaré mis líneas de pensamiento y de actuación para ejercer todos mis derechos, incluido el laicismo tal como expuse en la entrevista que firmaba Alberto Pinteño. Por ceñirme a este ejemplo, le aclaro que el laicismo defiende la independencia del hombre, de la sociedad y del Estado de influencias religiosas y le indico que laicismo no es antónimo de conciencia social, o supone flagelación alguna a la Iglesia. De hecho, habrá visto alguno de mis retuits sobre noticias como las obras de Sor Lucía Caram o del Padre Ángel, por ejemplo, al que admiro, con el que colaboré y con el que comparto inquietudes y conciencia social: me da igual si son budistas o cristianos. Me importan los hechos y respeto a las personas que respetan y aportan. Considero que somos las personas las que genéricamente desvirtuamos o enaltecemos los valores, que son los que imprimen carácter en la gente y en las instituciones.

Sin acritud, Sara: me da la impresión de que tiene dificultades con su comprensión lectora. Lo digo porque, volviendo a Vanity Fair, usted escribe: “En esa misma publicación, Henar aseguraba que su sobrina jamás llegará a reinar. ‘Por la historia que nos está tocando vivir, creo que no llegará a reinar’, sentenció”. Como se puede ver, usted afirma que yo sentencio. ¿Conoce el significado de los verbos creer, asegurar y sentenciar? Léase la entrevista completa: comprobará que los titulares y comentarios que provocaron dicha entrevista en su día están también fuera de contexto.

Quiero señalar también que prevaricar, estafar o blanquear no es lo mismo que tener deudas. Ya afirmé que las tengo, así como mi disposición de resolverlas. Soy una de las muchas personas afectadas por la crisis.

En conciencia, Sara ¿No le parece frivolizar demasiado con ese análisis suyo sobre mi cuenta de Twitter? ¿Decide usted que yo no puedo denunciar o reclamar legítimos derechos? Para mí es una obligación y añado que sería una indecencia no hacerlo. ¿Por qué razón no debo quejarme o aportar acciones sobre lo que considero oportuno? ¿Porque lo dice usted o porque lo impone la línea editorial del medio donde colabora? Cualquiera de las dos razones denota la falta de coherencia de un medio que clama por la libertad de expresión.

Y créame Sara, resulta muy cansina la historia de la tía. Es mi sobrina desde hace 41 años.

Mis respetos”.
Henar Ortiz Álvarez

Henar Ortiz concedió a Vanity Fair una entrevista el pasado 20 de marzo de 2013 en la que decía: "Creo que mi sobrina no llegará a reinar"