Hace 6 años, caí por casualidad en una empresa de apenas 12 empleados, de nombre difícil de pronunciar y en estos días desgraciadamente en boca de todos. En ese momento tenía otras 2 ofertas de empleo sobre la mesa, pero algo me sedujo de GOWEX, del proyecto, del sueño a conseguir, aposté por la empresa incluso sin ser la oferta de mayor cuantía económica.
Éramos un grupo de gente joven, trabajadora, divertida, con mucho potencial y talento, empezábamos algo nuevo y teníamos unas ganas enormes de hacer cosas, todavía recuerdo nuestro primer lanzamiento de los quioscos de Madrid, y las primeras anécdotas vividas como cuando nos cambiaron la fecha de presentación y ya teníamos unos carteles impresos y cómo nos quedamos todos una tarde entera poniendo pegatinas sobre la fecha incorrecta, incluido el propio Jenaro, y después pedimos unas pizzas y nos echamos unas risas porque a pesar de todo…éramos una familia unida.
Todo lo hacíamos nosotros, hasta montarnos las sillas y el resto del mobiliario, o cargar una furgoneta porque teníamos un evento en alguna ciudad. Con mucho esfuerzo conseguimos construir algo y era algo real.
Vivímos con emoción la salida a Bolsa en el MAB, recuerdo la noche anterior trabajando hasta las 12 para dejar todo preparado y listo, fue un día grande para todos, ninguno éramos realmente conscientes de lo que suponía este paso, que luego inició un despegue brutal en los años posteriores en cuanto a trabajo. Proyectos y más proyectos no dejaban de entrar, y puedo asegurar que todos trabajábamos a destajo, y la empresa empezó a contratar más gente, y más y más…pero nosotros seguíamos sin parar de trabajar.
Reconozco que la mayoría de los trabajadores, no hacíamos un seguimiento de las acciones en Bolsa, nuestro trabajo no se sustentaba en eso, y muchas veces en mi caso sólo me interesaba de vez en cuando porque mis amigos sí invertían y me comentaban y estaban al tanto de nuestra evolución, pero desde dentro la Bolsa no era algo importante para nosotros, sólo el trabajo, los clientes satisfechos y la posibilidad de seguir con nuevos proyectos.
Mi relación con Jenaro empezó a fraguarse pronto, él siempre procura aprenderse los nombres de la gente, y preguntarte y mostrar cierta cercanía e interés por tí. Al principio me acercaba a él con el respeto y el miedo que le tienes a un jefe, pero con esa simpatía que despierta una persona cercana a pesar de su cargo. Reconozco haberme emocionado más de una vez cuando Jenaro contaba su historia personal, su pasado duro y tremendamente difícil y cómo salió adelante. He derramado muchas lágrimas emocionadas escuchándole, he sentido empatía por él, y admiración, una admiración que mantenía intacta hasta el día de hoy, pero que evidentemente se ha desvanecido.
Jenaro para mí era una persona luchadora, con valores, un superviviente nato, y yo nunca percibí falsedad en sus palabras, lo fácil ahora sería insultarle por habernos destrozado anímicamente y económicamente por no hablar de nuestra posible reputación dañada, da igual que fuéramos ajenos a toda esta trama, la gente al final arremete injustamente contra todos.
Pero, sinceramente no creo que Jenaro sea una mala persona, y sé que en esta tesitura cualquiera que haya perdido su dinero, su trabajo…todo lo que todos hemos perdido, justificaría lo contrario, pero no lo creo, simplemente es un hombre enfermo, muy enfermo, que se creyó un salvador, que se creyó sus propias mentiras, un megalómano en toda regla.
Tampoco creo que hiciera todo esto por ambición económica, él quería estar en todas partes y salir en todos los papeles, él quería ser grande y recordado, aunque tuviera que llevarse por delante a tantas familias. En su locura, todo era justificable.
Todos manteníamos la esperanza hasta el último minuto de que esto se iba a aclarar, en parte porque creíamos en él, y también porque nos miró a los ojos y nos dijo que estuviéramos tranquilos, nadie podía imaginar el grando tan grande de locura. No le deseo ningún mal porque no soy una persona rencorosa, y seguramente saldrá adelante porque como he dicho es un superviviente nato, pero tendrá que vivir con todo lo que nos ha hecho.
Mis sentimientos ahora son una mezcla de muchas cosas, decepción, angustia, ansiedad, pero lo peor de todo es esta sensación de decepción conmigo misma ¿Cómo he podido estar tan ciega?.
Lo siento por mí y desde luego por mis compañeros porque son unos excelentes trabajadores y ante todo personas excepcionales e intachables, un grupo humano difícil de encontrar, amigos que siempre formarán parte de mi vida. Debemos ir con la cabeza muy alta, porque nosotros hemos hecho siempre nuestro trabajo de la mejor manera posible, porque nos hemos dejado la vida en la empresa y porque somos víctimas del sueño de un loco.
Quiero dedicar estas palabras a Tania, David, Inma, Nacho, Ramón, Rafa, César, Dani, Juan, Santi, Alberto, las personas más extraordinarias, nobles y trabajadoras con los que he tenido el placer de compartir tantos momentos. Sois mi familia y os quiero a todos. Saldremos adelante chicos, mucho ánimo.
Pincha aquí para acceder al blog Me gusta cuando callas
Éramos un grupo de gente joven, trabajadora, divertida, con mucho potencial y talento, empezábamos algo nuevo y teníamos unas ganas enormes de hacer cosas, todavía recuerdo nuestro primer lanzamiento de los quioscos de Madrid, y las primeras anécdotas vividas como cuando nos cambiaron la fecha de presentación y ya teníamos unos carteles impresos y cómo nos quedamos todos una tarde entera poniendo pegatinas sobre la fecha incorrecta, incluido el propio Jenaro, y después pedimos unas pizzas y nos echamos unas risas porque a pesar de todo…éramos una familia unida.
Todo lo hacíamos nosotros, hasta montarnos las sillas y el resto del mobiliario, o cargar una furgoneta porque teníamos un evento en alguna ciudad. Con mucho esfuerzo conseguimos construir algo y era algo real.
Vivímos con emoción la salida a Bolsa en el MAB, recuerdo la noche anterior trabajando hasta las 12 para dejar todo preparado y listo, fue un día grande para todos, ninguno éramos realmente conscientes de lo que suponía este paso, que luego inició un despegue brutal en los años posteriores en cuanto a trabajo. Proyectos y más proyectos no dejaban de entrar, y puedo asegurar que todos trabajábamos a destajo, y la empresa empezó a contratar más gente, y más y más…pero nosotros seguíamos sin parar de trabajar.
Reconozco que la mayoría de los trabajadores, no hacíamos un seguimiento de las acciones en Bolsa, nuestro trabajo no se sustentaba en eso, y muchas veces en mi caso sólo me interesaba de vez en cuando porque mis amigos sí invertían y me comentaban y estaban al tanto de nuestra evolución, pero desde dentro la Bolsa no era algo importante para nosotros, sólo el trabajo, los clientes satisfechos y la posibilidad de seguir con nuevos proyectos.
Mi relación con Jenaro empezó a fraguarse pronto, él siempre procura aprenderse los nombres de la gente, y preguntarte y mostrar cierta cercanía e interés por tí. Al principio me acercaba a él con el respeto y el miedo que le tienes a un jefe, pero con esa simpatía que despierta una persona cercana a pesar de su cargo. Reconozco haberme emocionado más de una vez cuando Jenaro contaba su historia personal, su pasado duro y tremendamente difícil y cómo salió adelante. He derramado muchas lágrimas emocionadas escuchándole, he sentido empatía por él, y admiración, una admiración que mantenía intacta hasta el día de hoy, pero que evidentemente se ha desvanecido.
Jenaro para mí era una persona luchadora, con valores, un superviviente nato, y yo nunca percibí falsedad en sus palabras, lo fácil ahora sería insultarle por habernos destrozado anímicamente y económicamente por no hablar de nuestra posible reputación dañada, da igual que fuéramos ajenos a toda esta trama, la gente al final arremete injustamente contra todos.
Pero, sinceramente no creo que Jenaro sea una mala persona, y sé que en esta tesitura cualquiera que haya perdido su dinero, su trabajo…todo lo que todos hemos perdido, justificaría lo contrario, pero no lo creo, simplemente es un hombre enfermo, muy enfermo, que se creyó un salvador, que se creyó sus propias mentiras, un megalómano en toda regla.
Tampoco creo que hiciera todo esto por ambición económica, él quería estar en todas partes y salir en todos los papeles, él quería ser grande y recordado, aunque tuviera que llevarse por delante a tantas familias. En su locura, todo era justificable.
Todos manteníamos la esperanza hasta el último minuto de que esto se iba a aclarar, en parte porque creíamos en él, y también porque nos miró a los ojos y nos dijo que estuviéramos tranquilos, nadie podía imaginar el grando tan grande de locura. No le deseo ningún mal porque no soy una persona rencorosa, y seguramente saldrá adelante porque como he dicho es un superviviente nato, pero tendrá que vivir con todo lo que nos ha hecho.
Mis sentimientos ahora son una mezcla de muchas cosas, decepción, angustia, ansiedad, pero lo peor de todo es esta sensación de decepción conmigo misma ¿Cómo he podido estar tan ciega?.
Lo siento por mí y desde luego por mis compañeros porque son unos excelentes trabajadores y ante todo personas excepcionales e intachables, un grupo humano difícil de encontrar, amigos que siempre formarán parte de mi vida. Debemos ir con la cabeza muy alta, porque nosotros hemos hecho siempre nuestro trabajo de la mejor manera posible, porque nos hemos dejado la vida en la empresa y porque somos víctimas del sueño de un loco.
Quiero dedicar estas palabras a Tania, David, Inma, Nacho, Ramón, Rafa, César, Dani, Juan, Santi, Alberto, las personas más extraordinarias, nobles y trabajadoras con los que he tenido el placer de compartir tantos momentos. Sois mi familia y os quiero a todos. Saldremos adelante chicos, mucho ánimo.
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