El Día de Reyes es una fecha en la que las redes sociales se llenan de mensajes de optimismo y de celebración ante la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar. Sin embargo, este año un usuario de Twitter ha dejado atrás todos estos sentimientos y ha elaborado un desgarrador hilo en el que cuenta cómo hace 39 años este 6 de enero dejó de ser “uno de los días más bonitos” en su familia. Un mensaje que acumula en el momento que se está redactando esta noticia más de 20.000 me gustas y miles de comentarios.
Raúl Moreno, el autor de este hilo, comienza presentado a su familia: “Seis hermanos, humildes pero que valorábamos lo más mínimo”. Una historia en la que el protagonista es el hermano de este, Rodolfo. “Está lleno de ilusión: ha terminado Maestro Industrial de Electricidad, tiene varias ofertas de trabajo y piensa casarse con su novia. Pero antes tiene que hacer algo obligatorio: la mili”. Un servicio militar que le tocó hacerlo en el año 1981, el año en el que Antonio Tejero asaltó el Congreso de los Diputados, el 23 de de febrero.
“Llegó la Nochebuena de 1981 y a mi hermano le dieron permiso. Llegó asustadísimo, más bien aterrorizado. Recuerdo a mis padres y abuelo pidiéndole que por favor les contara lo que pasaba. Él decía que no podía contar nada. Solamente antes de irse: ‘Por favor, haced algo cuanto antes, me van a meter en el calabozo’”, recuerda Moreno.
“Mi padre, durante su mili, había sido asistente de un general de división muy importante y su hermana era asistente social en Cáritas. Una mujer excepcional. Mis padres se ponen en contacto con ella. 2 de enero 1982: mi madre llama al cuartel y puede hablar con mi hermano que sigue nervioso y le pide de nuevo que le ayuden. La hermana del general hace gestiones. 4 de enero 1982: vuelve a llamar mi madre al cuartel. Ya no puede hablar con mi hermano. Esa llamada de un general no sienta bien. 5 de enero: recuerdo coger el teléfono a las 7 de la mañana: ‘¿Es la casa de Rodolfo Moreno? (No se dieron cuenta de que era la voz de un niño) –Sí, es aquí. –Llamamos para comunicarle que ha tenido un accidente’. Mi madre me arrebata el teléfono. Y lo siguiente que recuerdo es el grito más desgarrados que he escuchado en mi vida. Mis padres se marchan para Valladolid y cuando llegaron les dijeron que mi hermano estaba muerto”, continúa relatando Moreno. “No les querían dejar ver a su hijo. Mi madre suplicó sin parar hasta que se apiadaron de ella. Estaba en una camilla con el uniforme puesto. Mi madre solo pensaba en abrazar y poder darle la vuelta a su hijo muerto. No se lo permitieron”, añade.
“6 de enero: metieron a mi hermano en un ataúd de plomo, sellado y envuelto en la bandera de España. Fue llevado y escoltado por militares desde Valladolid hasta el Cementerio de la Almudena de Madrid, para que a nadie se le ocurriera hacerle una segunda autopsia. El Estado pagó la tumba y el entierro. Esa fue la tasación de la vida de mi hermano. Después mis padres intentaron llamar a todos los amigos del cuartel que tenía mi hermano en su agenda: todos asustados, todos decían lo mismo, nadie sabía nada”, apunta Moreno.
"Causa: mi hermano tuvo como destino el cuartel de Valladolid, de donde salieron varios mandos implicados en el 23F. Mi hermano se enteró de algo. Le amenazaron con dañar a su familia si contaba algo (por eso su silencio). La llamada del general no ayudó, sino que precipitó su asesinato. Mi hermano mayor escribió cartas al presidente e incluso al periodista Miguel Ángel Aguilar. Le contestaron que todo era muy delicado y mejor que no removiera. Perdonadme que no me emocionen ni las banderas ni los patriotismos, porque para mí solo significan muerte. Y todas las noticias de los últimos días y de los muy patriotas me provocan náuseas. Y esta es la manera en la que el niño de ocho años que yo era se enteró de que no existían los Reyes Magos, pero sí la muerte de las personas a las que amas. ¡Feliz Día de Reyes, hermanito!”, sentencia Moreno, quien también pide la ayuda de Twitter para dar con alguno de los compañeros de cuartel de Rodolfo “y hablar sin miedo”.