El marco de crisis internacional en el que estamos inmersos hace que este curso que comienza sea aún más difícil para las personas en situación de vulnerabilidad. En este contexto, el programa CaixaProinfancia brinda su apoyo a más de 60 mil menores y a casi 40 mil familias. Refuerzo educativo, ocio y tiempo libre, talleres, atención psicológica, logopedia, psicomotricidad, equipamiento escolar o alimentación son algunos de los apartados en los que interviene el programa de la Fundación “la Caixa”.

Los 54.367 kits de material escolar que se entregan a todos los niños, a partir de los 6 años, que forman parte de CaixaProinfancia, incluyen una mochila y un contenido, que varía para cada franja de edad (preescolar, primaria y secundaria), en el que se cuenta un estuche (con bolígrafo multicolor, lápiz, goma y sacapuntas), lápices de colores, rotuladores fluorescentes, una libreta A4, un juego de reglas, un compás, una calculadora científica y fundas archivador ecológicas. Para tal efecto, es fundamental la colaboración de más de 400 entidades sociales de todo el país, que son las que hacen llegar todo este material escolar a las familias.

El Programa CaixaProinfancia entrega 54.367 kits escolares

Hay que tener en cuenta que, en España, uno de cada tres niños sufre pobreza infantil, heredada de padres a hijos. Esta precariedad económica se refleja también en la carencia de recursos necesarios para disponer de una educación de calidad. Lejos de ir a mejor, la crisis global está afectando a hogares que hasta ahora contaban con cierta estabilidad. Para ellos trabaja el programa CaixaProinfancia desde hace más de 15 años, siempre con la conciencia de que condiciones del entorno, tales como la salud, la organización familiar o la red social, influyen directamente sobre los procesos de aprendizaje y la escolarización. Todo esto aleja del éxito escolar a los niños provenientes de contextos vulnerables.

Como lo urgente no debe dejar de lado lo importante, además de satisfacer las necesidades actuales, prepara a cada participante para que pueda desarrollar sus competencias básicas, mejorar los hábitos de estudio, promover la autonomía en el aprendizaje, incrementar las expectativas ante la posibilidad de éxito, e impulsar los resultados académicos o el rendimiento escolar. Todo esto redunda en una mejora de autoestima de los menores, que contarán con mejores armas para fortalecer los procesos de socialización e inclusión social, y así romper el círculo de la pobreza.