Vox ha decidido centrar sus actos de campaña en el cinturón rojo madrileño, un conjunto de distritos y municipios del sur de la región que se caracterizan por votar mayoritariamente a la izquierda. Con su entrada en la Asamblea de Madrid amenazada por la capacidad de atracción de la candidata del Partido Popular, Isabel Díaz Ayuso, la extrema derecha española ha decidido priorizar una parte de su programa más pegada a las preocupaciones de las zonas con rentas bajas, una alta penetración de la inmigración y problemas de seguridad.

Abanderando un mensaje proteccionista, propicio en situaciones de crisis como la actual derivada de la pandemia, Rocío Monasterio y Santiago Abascal -acompañados de los principales tenores de la formación- presentaron sus credenciales este miércoles en la Plaza Roja de Vallecas, en la que se pudieron apreciar disturbios ocasionados por los vecinos allí congregados que entendieron la presencia del partido ultra como una provocación. Dispuestos a seguir por el mismo camino, y sabedores de que con la crispación son capaces de generar el relato que necesitan, la candidata prometió a sus fieles que “Vox no se va a callar” en esta campaña, alentando a sus seguidores a movilizarse pese a los insultos de quienes los rechazan: “No quieren que hablemos de seguridad en los barrios como este, donde te puedes ir al supermercado y encontrarte tu casa okupada mientras los políticos cómplices callan. Ya está bien de tener que aguantar a las bandas callejeras, de aguantar cómo los delincuentes campan a sus anchas por las calles. No queremos que nos digan ‘yo sí te creo’, queremos no ser acosadas. Las madres no queremos tener que estar sin dormir”, sentenció Monasterio.

Tras el enfrentamiento, que se cobró decenas de heridos y detenidos, las respuestas por parte del resto de partidos políticos del arco parlamentario fueron diversas. Si bien PP, Ciudadanos y PSOE condenaron la violencia, desde Unidas Podemos y Más Madrid no dejaron pasar la oportunidad de ponerse en sintonía con el sentir de los vecinos del barrio que se congregaron para paralizar la entrada de Abascal y su pléyade y denunciar que todo había sido fruto de su provocación: “Los ultraderechistas de Vox organizaron un acto con el fin deliberado de provocar altercados en el barrio”, sentenció el candidato de Unidas Podemos, Pablo Iglesias. “Vox puede quedarse fuera de la Asamblea de Madrid y por eso ha ido hoy a Vallecas a insultar a sus vecinos”, corroboró Íñigo Errejón, diputado de Más País en el Congreso de los Diputados.

Con el tablero dividido, la pregunta es sencilla: ¿provoca Vox en los barrios humildes o su presencia responde a una necesidad electoral? “Este es un patrón que no es diferente a lo que observamos en las bases de apoyo de la extrema derecha en otros países”, explica a ElPlural.com Ana Sofía Cardenal, profesora de Ciencia Política en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). A su juicio, y según apuntan las encuestas, “en las rentas medias-altas, Isabel Díaz Ayuso está arrasando”, por lo que un partido como Vox debe buscar un nuevo target potencial de electores que podría venir de los barrios populares de la periferia madrileña que se sientan traicionados o excluidos por las políticas “urbanitas y globalizadoras” del PSOE.

“La izquierda, especialmente la socialdemócrata, ha ido evolucionando hacia políticas de apoyo a las clases medias y no tanto a estos sectores que quedan excluidos. Ellos son los perdedores de la globalización, con menos oportunidades, y los partidos de la extrema derecha se aprovechan de este descontento”, prosigue la politóloga.

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¿Qué dicen los datos?

La entrada de Vox en la Asamblea de Madrid es necesaria para los intereses del bloque de las derechas. Si bien Isabel Díaz Ayuso parte en clara ventaja para revalidar la presidencia y ocupar el despacho principal de La Puerta del Sol, la única opción que vislumbra la demoscopia que podría alejarla de su objetivo es una especie de muerte por éxito: que toda la derecha se movilice en torno a su figura y deje a la extrema derecha y a Ciudadanos por debajo del 5% y, por ende, fuera de la Asamblea de Madrid.

Con el votante tradicional de derechas en manos de la candidata popular, salvar el 5% de los votos pasa por resistir en los distritos y municipios humildes en los que Vox, pese a lo que uno pueda imaginar, ha ido creciendo y ganándose un respaldo nada desdeñable en las últimas fechas a costa de Ciudadanos.

Los de Abascal fueron capaces de llevarse a buena parte de los otrora votantes de Albert Rivera en las últimas elecciones generales. De hecho, si comparamos las dos últimas citas con las urnas que se han vivido en Madrid (elecciones a la Asamblea en mayo de 2019 y elecciones generales de noviembre del mismo año), el voto a Vox se duplica en los municipios del cinturón rojo de Madrid: Móstoles, del 8 al 18,86%; Getafe, del 7 al 16,74%; Fuenlabrada, del 7,86 al 20,13%; Leganés, del 6,6 al 15,66%; Alcorcón, del 7,34 al 16,48%; y Rivas-Vaciamadrid, del 6,42 al 15,27%.

De hecho, en Fuenlabrada Vox fue la segunda fuerza política más votada, únicamente por detrás del PSOE. En Rivas, los ultras fueron la opción preferida entre las tres derechas. Estos porcentajes de apoyo no varían si analizamos el voto por distritos: Puente de Vallecas (12,26%), Villa de Vallecas (15,34%), Latina (15,29%) Usera (14,80%) o Carabanchel (15,53%).

Su consigna: seguridad frente a la inmigración

Basta echar un vistazo a las redes sociales de la estructura para apreciar cuál es su mensaje estrella en esta campaña electoral. En núcleos de población con una tasa elevada de inmigración, Vox se hace fuerte denunciando la presunta presencia de mafias que hacen de la convivencia un infierno por su predisposición a la criminalidad. Okupación y menores extranjeros no acompañados son las dos "lacras" más repetidas por sus dirigentes.

Preguntada al respecto, Ana Sofía Cardenal lo tiene claro: “Lo que más atrae en estos barrios es el mensaje antiinmigración. Ellos son los que rivalizan más directamente con los inmigrantes y es aquí donde Vox es fuerte. En Francia es el mensaje que más cala, junto a un mensaje nacionalista y proteccionista”.

En este segundo apartado, la confrontación directa con la izquierda es clave: acusando a Pedro Sánchez y a Podemos de abandonar los barrios, los de Abascal se hacen fuertes en su mensaje de ‘los españoles primero’ y anuncian beneficios con una línea totalmente centrada en el discurso sentimental y pegado a las necesidades básicas de los españoles: “Hay que reducir los impuestos ya y no dentro de dos años. Es ahora cuando las familias necesitan el dinero en los bolsillos, es ahora cuando lo están pasando mal y no dentro de dos años. Y ya hemos dicho de dónde los vamos a sacar. Nosotros reducimos impuestos reduciendo a los políticos su bienestar”, prometió Monasterio.

Un mensaje ‘LePenizado’

Si bien a Vox se le ha acusado desde su nacimiento de no proteger a las clases bajas, abanderando un discurso populista y nacionalista basado en el peso de los símbolos patrios -más pegado a la línea de Víktor Orbán en Hungría o a Jarosław Kaczyński en Polonia-, la transformación es notable. Como bien señala Cardenal, la estrategia de Vox pasa por acercarse a los ideales del Frente Nacional y ser capaz de beber del hartazgo de las clases más alejadas de la globalización y la política más cosmopolita “Le Pen o la coalición del Brexit tienen una parte muy importante de antiguo voto a la izquierda. Tiene mucho sentido que Vox intente consolidar su base de apoyo en este electorado”, explica.

“Vox está acercándose al discurso del Frente Nacional, de proteger a los nuestros. Incluso haciendo bandera de los servicios públicos y del estado del bienestar”, prosigue, poniendo de manifiesto que si bien la izquierda es mayoritaria en los municipios previamente mencionados, la desmovilización es un problema que la extrema derecha tratará de aprovechar.  

“La izquierda no es capaz de movilizar a este electorado. Las políticas que hacen los partidos de gobierno son destinadas a las clases medias, con un mensaje muy urbanita que apuesta por la globalización y la tecnologización, que son factores que amenazan a los barrios más humildes”, sentencia.