La reaparición de Maribel Vilaplana, la periodista que comió con el president de la Generalitat, Carlos Mazón, el día de la DANA, volteaba de nuevo por completo la cronología que el líder valenciano se había esforzado por mantener.

Más allá de la carta que la informadora hizo pública y que ponía otra vez contra las cuerdas al líder del PP en la Autonomía, a las víctimas les molestó la manera en la que Vilaplana volvía al foco mediático; diez meses después y por sorpresa, con una conexión deportiva como portavoz del Levante.

ElPlural.com se ha puesto en contacto con la asociación mayoritaria de víctimas del temporal que arrasó Valencia para conocer qué opinión le merece la forma en la que ha regresado la persona a la que Mazón ofreció Á Punt cuando queda poco para que se cumpla un año de aquel fatídico día.

“Reaparece muy tarde y de una manera (…) mientras nosotros estábamos en una nueva concentración para pedir la dimisión del líder de la Generalitat y escribiendo los nombres de las víctimas”, emplaza en primera instancia Rosa María Álvarez, presidenta de la asociación Víctimas Mortales de la DANA 29 de octubre.

"Habla de estrés postraumático y ni siquiera vivió la DANA"

La asociación afea asimismo el tono victimista de la misiva redactada por la periodista: “Dijo que tenía estrés postraumático… Lo dudo mucho, porque no vivió nada; ni es víctima, ni familiar, ni siquiera la vivió porque en Valencia no sucedió nada. Por lo tanto, es complicado de entender”. Para ellos, asegura Álvarez, Vilaplana es “cómplice de una mentira prolongada en el tiempo”.

Pero más allá de esto, piden no desviarse de quién tiene la responsabilidad de la negligencia. “Queremos que quede claro que a ella no la responsabilizamos de nada, simplemente consideramos que debería haber aclarado los tiempos, por una cuestión de ética, (pero Mazón) estaba recibiendo llamadas y no se inmutó, cuando decía que no tenía cobertura; se iba y volvía a la mesa como si nada… ¿De qué tipo de monstruo estamos hablando?”, desarrolla.

La portavoz de la asociación asegura que cuando Vilaplana desmintió la versión del president conservador, a las víctimas les “abrieron otra vez en canal”. “La comida se alargó una hora u hora y media más cuando cada minuto contaba”, concluye.

La carta de Maribel Vilaplana

Después de meses de polémica y elucubraciones debido a la falta de explicaciones acerca de aquella comida, la periodista rompía su silencio con el documento mencionado y se exculpaba de cualquier tipo de responsabilidad para poner ésta sobre quienes tenían “poder de decisión”. Asimismo, destacaba el efecto que la situación estaba teniendo sobre su entorno.

Las líneas también desgranaban la cronología de aquella jornada, desmontando por completo la defensa del president y de su equipo. Así las cosas, alrededor de las 15.00 acudió al restaurante.

Acudí a esa cita a petición del presidente, con el objetivo de explorar posibles vías de colaboración profesional. Durante la conversación se me plantearon varias opciones, entre ellas presentar una candidatura a un cargo en la televisión autonómica, que rechacé de forma clara por convicción personal y profesional. A partir de ahí, me pidió mi opinión sobre la situación de la televisión”, situaba.

Después empezaron a llegar llamadas al teléfono del president, lo que dilató el final de la sobremesa, que concluyó entre las 18:30 y las 18:45. “Quiero dejar claro que en el momento en que me marché de la reunión no era consciente de la gravedad de lo que estaba sucediendo en otras localidades valencianas, porque en la ciudad no llovía y eso me hizo sentir todavía más ajena a la situación. Al regresar a casa, empecé a tomar verdadera dimensión de lo ocurrido”, se defendía ella.

Después, reconoce que se puso en contacto con el líder conservador y le pidió, “de forma muy clara”, que su nombre no saliera: “Le expliqué que me parecía profundamente injusto quedar vinculada a un capítulo tan doloroso cuando no había tenido absolutamente nada que ver. Ese fue mi error, porque ese silencio, aunque bienintencionado, alimentó la especulación y, cuando finalmente se supo, desembocó en un acoso brutal”.

Tratamiento psicológico

En el escrito, Vilaplana asegura que los días posteriores fueron una “auténtica pesadilla” y que todo concluyó en un ingreso hospitalario, pero después ha seguido con tratamiento psicológico. La periodista se amparaba en su situación para no haber hablado hasta ahora.

“Estar allí aquel día fue una maldita coincidencia y un horrible golpe de mala suerte. Pudo haber sido cualquier otro, pero fue ese día. El día más difícil y duro para miles y miles de valencianos. Ese es y será siempre mi tormento, y tendré que aprender a sobrellevar esa carga durante toda mi vida”. Por ello, pide respecto, respeto hacia su persona, hacia su familia y hacia su vida privada, así como para las víctimas”, asegura.

Llamado a declarar como investigado

Esta semana, la juez que instruye la causa penal por la gestión de la DANA ha invitado nuevamente al president de la Generalitat a que declare como investigado y ha citado como testigo a la vicepresidenta primera del Gobierno valenciana y consellera de Servicios Sociales, Igualdad y Vivienda, Susama Camarero. 

La magistrada ha acordado unir al procedimiento la carta abierta de la informadora, que comió con el Jefe valenciano, pero a ella no la citará a declarar como testigo.

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