A la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, le está pasando factura su gestión de los cribados de cáncer después de que la Comunidad le concediese el contrato de éstos a Hologic, la compañía más baja y peor valorada.
Esto se ve traducido, no solo en una crítica política y social, sino en hechos. Seguramente el más relevante es que nadie quiere capitanear la oficina del cáncer ORCO (cuyas sigla significan Oficina Regional de Coordinación Oncológica), diseñada a su vez para desarrollar un proyecto estrella de la región.
Año y medio de contratos fallidos
Tal y como publica este jueves 'El País', el equipo sanitario de la Autonomía lleva tres intentos de contratación fallidos desde hace más de un año, cuando su anterior responsable abandonó el puesto. Las causas del rechazo, apuntan fuentes sanitarias al periódico mencionado, obedecen a una falta de respaldo institucional, así como de recursos técnicos para trabajar en las condiciones óptimas y diferencias respecto del salario.
Las funciones de este departamento pasan por coordinar tareas que se antojan clave sobre la patología como las de prevención y asistencia. También se ocupa de establecer los circuitos interhospitalarios para tratar tumores complejos, una función imprescindible porque se pretende que los médicos más especializados vean a los pacientes.
Pero no hay manera de que nadie se quede a los mandos de ORCO. Por el momento, hasta tres oncólogos con una dilatada trayectoria profesional han rechazado las ofertas de la Consejería de Sanidad que lidera Fátima Matute desde el verano de 2024. Los tres operan en tres hospitales de renombre de la Comunidad Autónoma: Gregorio Marañón, Clínico San Carlos y La Princesa. El responsable del Clínico posó con la responsable de la Consejería de Sanidad, pero tres meses después lo dejó por “inconvenientes laborales-administrativos”.
Por el momento, ORCO está a cargo de la directora general asistencial, Almudena Quintana, y bajo su órdenes trabajan sanitarios especializados en las tareas de la oficina, como Elena Bartolomé -que se ocupa de los cribados- o Federico Longo; que se ocupa del registro de tumores.
Por el contrario, otras fuentes sanitarias contemplan que sí existe un perjuicio, y es que hace falta el impulso de un líder que tenga conocimiento del sector y que pueda cumplir con los objetivos encomendados a la oficina.
Polémica con los cribados
Hace unos días, la Comunidad de Madrid concedía el contrato de los cribados de cáncer definitivamente a Hologic, pero también era la última en hacer entrega de los datos al Ministerio de Sanidad de Mónica García.
Ayuso materializaba la concesión a la firma peor valorada el pasado 27 de noviembre, aunque el Boletín Oficial de la Comunidad de Madrid (BOCM) lo hizo público el 9 de diciembre.
El proceso no quedó exento de polémica, y es que la gestión de los cribados terminó en manos de la compañía que presentó la oferta más baja. Hasta ese momento, la tónica habitual han sido los desmentidos por parte del equipo de Matute a los medios de comunicación. Una empresa -Abbot- recurrió la contratación sobre la bocina, pero finalmente recayó igual sobre Hologic.
Proyecto estrella
Los críticos con la gestión de ORCO emiten que otro problema tiene que ver con la forma de gestionar una idea que Ayuso presentó a los medios de comunicación justo antes de la pandemia del Covid y que pasaba porque cada tumor fuera tratado por los mejores profesionales y recursos en el ámbito.
La administradora primera de Sol lo presentó como una “revolución” contra el cáncer, pero estaría funcionando al ralentí. La idea era la creación de cuatro polos oncológicos (norte, sur, este y oeste) incorporados a los siete hospitales de alta complejidad de Madrid: La Paz, Ramón y Cajal, 12 de Octubre, Gregorio Marañón, La Princesa, Clínico San Carlos y Puerta de Hierro.
El objetivo es que los pacientes con cáncer en otros hospitales no se vean perjudicados por los menores recursos de sus centros, y la práctica funciona en radioterapia, pero en quimioterapia es otra cosa debido a la aparición de nuevos medicamentos que requieren un estudio exhaustivo.
Algunas voces informan de que iba a haber un circuito autonómico, pero finalmente todo funciona de forma “voluntarista e informal” y que se trata de un trabajo que debería hacer el jefe de ORCO, pero no existe.
Cabe diferenciar el traslado de pacientes por este motivo con la libre elección en manos de los pacientes que implantó bajo su Ejecutivo de Esperanza Aguirre hace más de una década, y es que aquí la decisión depende de la parte profesional y no de la afectada.