En 2022, el Ayuntamiento de Madrid, a través de Madrid Destino, y la Fundación Teatro Real firmaron un convenio por el que esta institución pasaba a gestionar el centro cultural Daoiz y Velarde, en el distrito de Retiro. Los vecinos siguen denunciando que no pueden usar el espacio, pero pese a ello, el consistorio de José Luis Martínez-Almeida sigue consintiendo que se utilice para proyectos privados. El último caso es el evento privado de la firma cosmética Sephora que acogerá el centro este miércoles.

La nave Daoiz y Velarde se trata del mayor equipamiento cultural del distrito de Retiro, y uno de los mayores de la ciudad. También fue rehabilitado con quince millones de euros de dinero público tras un largo periodo clausurado y en obras, razón por la que los vecinos exigen el poder usar el espacio. Sin embargo, la cesión al Teatro Real está impidiendo esto, y con el evento de Sephora los vecinos han vuelto a comprobar cómo el centro cultural se está privatizando.

No solo los vecinos, sino también desde Más Madrid han denunciado la privatización que está fomentando Martínez-Almeida con los espacios culturales. “Almeida está empeñado en convertir la nave Daoiz y Velarde, que debería estar abierta para el uso y disfrute de toda la ciudadanía, en un centro comercial para hacer caja”, denuncian desde el grupo líder de la oposición.

“Los vecinos creen que la nave de Daoiz y Velarde tiene espacio suficiente para que se pueda desarrollar la programación del Teatro Real pero también otras actividades en las que la gente del barrio no actúe como meros espectadores y pueda participar activamente en la organización de otras actividades”, ha señalado Nacho Murgui, concejal de Más Madrid,

De la misma forma, lamenta: “Parece ser que sí hay sitio para las actividades de las marcas comerciales pero sigue sin haberlo para los vecinos y vecinas del barrio, que siguen teniendo cerrado a cal y canto este espacio”. “Un espacio que hemos pagado durante años con nuestros impuestos y que hemos trabajado para que sea un centro cultural, y que seguimos pagando con el convenio que tiene el Ayuntamiento de Madrid con el Teatro Real por el cual además de cederle el espacio le cedemos cientos de miles de euros anualmente”, añade.

No obstante, desde Más Madrid señalan que no les “parece mal” que el Teatro Real programe, que pueda garantizar una programación de calidad, sino que lo que no entienden y denuncian es que “se prive del uso de la nave a los vecinos, que no haya actividades culturales, que esté completamente infrautilizado mientras se cede a las marcas comerciales”.

“No entendemos por qué Almeida considera que el uso de estas marcas sí es compatible con la actividad cultural que se supone que tiene que realizar el Teatro Real, pero la actividad cultural de los vecinos no tiene cabida en este espacio, a pesar de que lo pagamos. No entendemos y exigimos que haya un giro en esta política y que la nave vuelva a tener espacio para los vecinos y sus actividades”, zanja al respecto Murgui.

La cesión al Teatro Real

El Ayuntamiento de Madrid cedió la explotación de la nave Daoiz y Velarde a la Fundación Teatro Real, presidida por Gregorio Marañón, para el proyecto de Ópera Joven y cerrar las puertas a cualquier petición vecinal.

No obstante, este convenio del Ayuntamiento firmado con la Fundación para la explotación del centro cultural no solo conlleva la cesión de este gran espacio, sino que también contempla que, si no les funciona bien el plan, el consistorio le paga al Teatro Real hasta 1.500.000 euros públicos al año para cubrir costes.

Concretamente, el convenio de Madrid Destino con la Fundación del Teatro Real para explotar la nave Daoiz y Velarde (sin que la Fundación haya invertido nada en la obra) conlleva que la explotación de la nave se cede para el proyecto Ópera Joven Real Teatro y que el Ayuntamiento cubre hasta un millón y medio de euros de posibles pérdidas.

La privatización de este espacio municipal ha sido en varias ocasiones motivo de protesta entre los vecinos del distrito de Retiro, que denunciaron este uso “exclusivo, privativo, elitista y comercial”.

Tanto la cesión del espacio como el alto montante de subvenciones que recibe Gregorio Marañón ha sido denunciado también por Más Madrid, ya que supone un agravio comparativo con cualquier entidad pública de calado similar al Teatro Real, pero también con cualquier compañía, asociación, entidad o programa cultural de Madrid, que viven en una gran precariedad.

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