Si algo bueno ha tenido 2020 es que Isabel Díaz Ayuso ha podido aprobar la primera ley de 2020. Han tenido que pasar 13 meses desde que arrancara la legislatura para que el ejecutivo de PP y Cs diera luz verde a su primer texto.

El hito se conseguía el pasado 1 de octubre cuando la Asamblea de Madrid votaba la nueva Ley de Suelo con los votos favorables de PP, Ciudadanos y Vox. La norma, entre otras cuestiones, permite suprimir la mayoría de las licencias y liberalizar el sector urbanístico. Y no vino sola, ya que la oposición en bloque criticó que la presidencia de la Asamblea, ostentada por Juan Trinidad, de Ciudadanos, diera paso a la votación pese a no haber el número mínimo de diputados exigido en el reglamento.

La ley permite que se eliminen los trámites burocráticos para construir suprimiendo las licencias de obras menores, las de obra nueva o reforma integral, así como las licencias de primera ocupación.

La oposición en contra

Unidas Podemos criticaba duramente la norma diciendo que es un cambio dirigido únicamente "a sus cuatro amigos de las constructoras". "Hoy se consuma una barbaridad en todos los sentidos, una barbaridad medioambiental y sobre todo democrática. Nos traen aquí una reforma de proyecto de ley y muchas mentiras", decía en el pleno el diputado de Unidas Podemos Javier Cañadas.

Por su parte, Más Madrid criticaba que se apostara por el ladrillo. "Intentan vender una reforma intrínsecamente buena porque reduce la tramitación, pero es un peligro para los consumidores, que no contarán con la licencia de primera ocupación revisada por su ayuntamiento antes de entrar en su vivienda, así como un peligro para el patrimonio histórico", espetaba Alejandro Sánchez.

El PSOE se mostraba en la misma línea añadiendo que la norma genera "más inseguridad jurídica" en tiempos de pandemia.

Ciudadanos cerró con llave al pleno para poder votar

Los diputados de Unidas Podemos planearon salir del pleno antes de la votación para evitar que hubiera el quórum necesario. La pandemia ha obligado a que solo haya presentes 70 diputados para mantener la distancia de seguridad, y las normas de la cámara establecen que hacen falta 67 diputados para que un texto pueda ser votado.

Pues bien, a mediodía la votación se celebraba con poco más de 50 votos, y mientras la oposición amenazaba con denunciar lo ocurrido, Trinidad decidía sin previo aviso convocar una nueva votación aprovechando que las puertas de la Cámara regional estaban cerradas.

Por tanto, los 70 diputados presentes tuvieron que votar. Tras las críticas de la oposición, las puertas del parlamento se volvieron a abrir y toda la oposición en bloque salió del hemiciclo haciendo que solo 36 diputados aprobaran la norma. El de Ciudadanos reconocía que no había el número mínimo de diputados, pero aprobaba la norma.

"Vuelve a no haber quórum pero como ha habido un uso fraudulento del reglamento como he manifestado esta mañana, queda aprobada esta ley", dijo el presidente del parlamento regional madrileño.