La Plataforma FEMAR, protagonista de suministrar a las residencias y centros de menores alimentos como chorizo con listeria, jamón con moho, aceite en mal estado o patatas podridas, podría verse beneficiada por una prórroga del contrato que mantiene con la Comunidad de Madrid. Así lo ha anunciado el vicepresidente y consejero de Educación y Universidades, Enrique Ossorio, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno.

"La Plataforma FEMAR comenzó a suministrar alimentos a las residencias y centros de menores de la Comunidad de Madrid gracias a un contrato de septiembre de 2022 y que tiene una vigencia de 12 meses hasta septiembre de este mismo año", ha informado el portavoz de Ayuso. "El contrato de alimentación en los centros residenciales del AMÁS (Agencia Madrileña de Atención Social) entró en vigor en septiembre del año 2022, tiene una duración de un año y podría recibir prórrogas hasta cuatro años. La prórroga que ahora se plantea es temporal y técnica", insistía, asegurando que desde la Comunidad de Madrid quieren "mejorar la alimentación que reciben nuestros mayores y que por tanto están en las residencias". "Por eso velamos todos los días y queremos mejorarlo en el corto y el largo plazo", añadía el consejero.

Esa "prórroga temporal y técnica" provoca, en la práctica, que la Plataforma FEMAR, que acumula una ristra de polémicas por suministrar comida en mal estado, siga prestando servicio durante un tiempo indeterminado que ni el consejero ni la Comunidad de Madrid han especificado. "El contrato acaba en septiembre, es una prórroga temporal, técnica es porque es el procedimiento técnico que se puede hacer en este momento. Se adopta una prórroga temporal y técnica para mejorar, como hacemos siempre, el servicio de alimentación a los mayores", se explicaba el consejero, que tampoco ha sido capaz de asegurar si la Plataforma FEMAR ha sido sancionada. "Creo que sanciones se han puesto cuando se han detectado malos funcionamientos del contrato", indicaba.

"Lo que se hace ahora es, ese contrato empezó en septiembre de 2022, en septiembre de 2023 podría acabar o puede prorrogarse. La decisión que se ha tomado de naturaleza temporal y técnica es prorrogarlo. Pero les anuncio que estamos trabajando en las mejoras de las condiciones del sistema de suministro a las residencias", comentaba al respecto Ossorio.

Comida podrida

Hace dos días, CSIT Unión Profesional publicaba las imágenes de los 600 kilos de patatas podridas que llegaron a la residencia de mayores de Arganda del Rey y al centro para personas discapacitadas que se encuentra en el mismo complejo. 

Las patatas llegaron el Viernes Santo. Cuando llamaron para que la empresa sirviera otra partida que no estuviera podrida y se pudiera aprovechar el alimento para dar menús a los mayores que viven en el centro, el proveedor volvió a enviar patatas todas negras. "Les llevaron 600 kilos de patatas podridas y cuando se quejaron, se las volvieron a enviar en mal estado, los cocineros y el resto de trabajadores están desesperados", ha explicado Javier González, secretario del área de servicios sociales del sindicato CSIT Unión Profesional en estos centros del AMÁS.

"Los trabajadores comemos también esa comida, lo he vivido en primera persona, lo que nos dan es incomible, pescado con espinas para gente que no puede tragar o en mal estado porque se ha roto la cadena de frío, yogures a punto de caducar", explica en declaraciones a la Cadena SER.

La Plataforma FEMAR es proveedora de los menús de varias residencias públicas de la Comunidad de Madrid. En concreto, otras gestionadas por la Agencia Madrileña de Atención Social, como la Francisco de Vitoria. "Son personas muy vulnerables, gente con discapacidad altamente afectados y dependen de nosotros", indica al citado medio. "Si nosotros no somos sus ojos o su voz para poder denunciarlo, ahí no pasa nada, es que lo tapan". De hecho, dado que las materias primas y la falta de producto provocan que los propios empleados de los centros se vean obligados a cambiar el plan de menús establecido y tener que trabajar en hacer uno nuevo con los productos en buen estado con los que disponen. Cabe destacar que es algo que no se recomienda ya que los residentes han de tener garantizadas unas dietas, con unos menús adaptados adecuadamente por los departamentos de cocina y servicios médicos a sus necesidades.

Problemas desde enero

El nuevo contrato anual en la Agencia Madrileña de Atención Social (AMAS) de FEMAR comenzó en septiembre. El organismo, dependiente de la Consejería de Políticas Sociales que gestiona 58 instalaciones en las que sirve comida, entre residencias de mayores, centros de menores, ocupacionales o para discapacitados, y comedores sociales. En total, son 50.000 menús diarios por una media de 5,37 euros al día por persona. Los 37 centros con capacidad para 5.235 personas que se adjudicó FEMAR son en total 9 residencias de mayores, 22 de menores y 6 centros sociales. Hasta entonces, se autoabastecían para dar de comer a los usarios.

La primera denuncia llegó en enero, cuando CC.OO se quejó de “mala calidad, estado pésimo y escasez” en las residencias infantiles. Un mes más tarde, en febrero, los hijos de los residentes del centro Francisco de Vitoria de Alcalá de Henares denunciaron que sus padres “pasan hambre”. Poco después el tema escaló a cuatro escuelas infantiles: Vallehermoso, El Valle, El Encinar y El Tomillar. La directora de este último centro hablaba de "centros locos" con “alimentos inadecuados, no recomendados o prohibidos” para niños de 0 a 3 años. De esta forma, se daba a menores de tres años productos como ensalada de canónigos con nueces, pasas y gambas; salmón y pipirrana.