El presidente de la Xunta de Galicia, Alfonso Rueda, enfrenta una de las crisis políticas más delicadas de su mandato tras la dimisión de su conselleiro do Mar, Alfonso Villares, imputado por una presunta agresión sexual a la presentadora Paloma Lago. La controversia no solo radica en la gravedad de la acusación, sino en el hecho de que Rueda conocía la existencia de la denuncia desde febrero y no tomó medidas hasta que el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) formalizó la imputación en junio.
Según ha reconocido el propio Rueda, Villares le informó en febrero que había sido citado a declarar voluntariamente en una comisaría de Ferrol por una denuncia relacionada con hechos ocurridos en diciembre. Pese a ello, el presidente gallego optó por mantenerlo en el cargo, alegando que no había un pronunciamiento judicial que justificara su cese. No fue hasta que el TSXG solicitó información sobre el aforamiento de Villares que se produjo su dimisión y renuncia a dicho privilegio, permitiendo que el caso sea instruido por un juzgado ordinario.
La reacción del Gobierno gallego ha sido objeto de duras críticas por parte de la oposición. El Bloque Nacionalista Galego (BNG) y el PSdeG-PSOE acusan a Rueda de encubrimiento y de minimizar la gravedad de la situación. La diputada del BNG, Noa Presas, ha cuestionado si Rueda está insinuando que se trata de una denuncia falsa, recordando que el porcentaje de denuncias falsas por violencia machista es ínfimo. Por su parte, Paloma Castro, portavoz de Igualdad del PSdeG, ha exigido explicaciones y responsabilidades por el silencio mantenido durante meses.
Además, la actitud de Rueda ha sido calificada de insensible hacia la víctima. Durante el acto de toma de posesión de la nueva conselleira do Mar, Marta Villaverde, el presidente gallego abrazó públicamente a Villares y expresó su deseo de "recuperarlo para la vida pública" una vez que se haga justicia, sin mencionar en ningún momento a la denunciante.
La gestión del caso, el respaldo explícito al exconselleiro imputado y el silencio mantenido durante cuatro meses han encendido el debate político y social en Galicia. Mientras la oposición reclama responsabilidades políticas inmediatas, desde el Gobierno gallego se insiste en la presunción de inocencia y en el “respeto a la justicia”. En medio de esta polémica, queremos conocer tu opinión: ¿Debe dimitir Alfonso Rueda por ocultar durante meses una denuncia por agresión sexual?