El catedrático de filosofía política Daniel Innerarity lo explicaba muy bien: "prima el presente, y las líneas del tiempo apenas contemplan el pasado inmediato, pero casi nada el futuro. Vivimos una época de imperialismo temporal".

Y en este avance implacable de las agujas, a mediados de mandato se celebra como cada año el debate sobre la orientación política del Govern o Debate de la Comunidad.  A sabiendas que no es un debate de futuro como si lo es el de presupuestos,  hubo balance de gestión, de igual manera que para ir hacia adelante en coche utilizamos también los retrovisores. Y es que es casi inevitable en un debate de este calibre, parar para valorar si las políticas puestas en marcha hasta ahora están funcionando o no, y si responden a lo que la ciudadanía esperaba de ellas.

El tiempo pasa rápido, y la memoria es frágil. Si hacemos una inmersión en los diarios de sesiones pasados, comprobamos que en este Parlamento hace tan sólo 4 años se hablaba de pérdida de derechos, de cierre de hospitales y recortes, muchos recortes. La presidenta  en su discurso habló hoy de recuperación y resarcimiento de algunos de estos derechos perdidos, a la par que de nuevos proyectos. Alguna cosa ha cambiado.

Mañana toca que los portavoces de los siete grupos parlamentarios, repliquen este discurso y digan cómo ven ellos la situación. ¿Y qué valoración harán mañana los grupos parlamentarios?

Del principal de la oposición ya lo sabemos. Para el Partido Popular, todo es caos, radicalismo y más caos.  No nos detengamos mucho en datos económicos ya que todo eso es por inercia de la gestión económica del anterior ejecutivo, incluso el importante acuerdo para subir los salarios en el principal sector de esta Comunidad ha sido “gracias al PP” como dijo hace unos días su portavoz sin despeinarse ni que se le escapase una carcajada.

Sabemos también que el debate parlamentario no es, por llamarlo de alguna manera muy flexible. Hay unas reglas y unos cánones… Pero estos pueden variarse. Hay margen de mejora y de innovación en el debate parlamentario, ¿veremos en este sentido algún cambio en las formas? 

Es toda una oportunidad. Un debate como este debería ser todo un ejemplo de política en mayúsculas, pero sobretodo debería ser un debate útil. Útil, para proponer soluciones a muchos de los problemas que tenemos en nuestra sociedad. Un debate de altura, que huya del ataque personal y marrullero. Vamos todo lo opuesto a lo que escuchamos recientemente de boca del propio Biel Company con eso de: “Mariano no pierdas ni un minuto con ella” refiriéndose a la presidenta. Esperemos no ver eso mañana. Yo espero que se pierda no uno, sino muchos minutos, para hablar de futuro y de nuevas oportunidades. Espero que las palabras de los portavoces acierten en el diagnóstico y entiendan que la ciudadanía no quiere más política de choque. Urge recuperar la confianza en la política como instrumento válido y eficaz para organizar el espacio común y no cómo generadora de polarización y tensión.