Este viernes declara en sede judicial el dueño de El Ventorro, Alfredo Romero Gimeno. Lo hace en calidad de testigo para tratar de aportar luz a las horas más ominosas de la comida mantenida entre Carlos Mazón, todavía president de la Generalitat en funciones, con Maribel Vilaplana, periodista a la que el fatídico 29 de octubre el plenipotenciario de la gestión de la Comunidad Valenciana trató de tantear para poner al frente de la cadena de radiotelevisión pública À Punt.
Romero es un empresario muy conocido por la élite valenciana. Todos aquellos que le conocen lo definen como “un tipo encantador, campechano y dueño de uno de los restaurantes más icónicos de la ciudad”. Para medir el impacto de El Ventorro en la sociedad valenciana, estas mismas voces tratan de comparar el ambiente del “mundillo” madrileño con el de la ciudad del Turia, mucho más reducido, rastreable y de tradiciones concretas. “Cuando se empezó a especular con que Mazón estaba de comida, rápidamente imaginé que estaría en El Ventorro”, explica una fuente habitual en este tipo de encuentros.
Una casa de comidas de siempre, de toda la vida, frecuentado por la élite política, empresarial y política de Valencia. El lugar donde se brindan los contratos cerrados. Lo que pasa en El Ventorro se queda en El Ventorro. Y su dueño, Alfredo Romero, lo sabe. Toda una carrera profesional dedicada a salvaguardar estos contactos y ampliar una cartera de clientes que va desde el común de los valencianos, de almuerzo largo y vinos en la barra, hasta el traje (y el jersey por si refresca) y el postín de la crema de la ciutat.
Coincidiendo con su declaración ante la jueza de Catarroja, ElPlural.com ha rastreado las dos sociedades que Romero dirige: The Ventorro Food & Drinks Sociedad Limitada (S.L.) y Distribuciones Alfredo Romero Sociedad Limitada (S.L.)
Dos sociedades con varios objetos sociales
El negocio más conocido de Romero es el mencionado restaurante, en el que Mazón comió el día de la DANA con Vilaplana y que ha sido testigo de conversaciones entre las élites, sobre todo valencianas. Sin embargo, no es el único del que disfruta. De un lado está The Ventorro Food & Drinks Sociedad Limitada (S.L.), cuyo objeto social -a menos de un tiempo a esta parte- va más allá del aspecto gastronómico.
Según ha podido comprobar ElPlural.com tras recabar información de la consultora Axesor, la firma figura como una entidad de “comercio al por mayor, no especializado, de productos alimenticios, bebidas y tabacos” o “intermediario del comercio de productos alimenticios, bebidas y tabaco”; pero también presta servicio hotelero y gestiona instalaciones deportivas.
En términos económicos, The Ventorro Food & Drinks contempla una cifra de negocio de 479.199 euros en 2023, último año del que existen registros. Estos números implican una variación porcentual entre ese curso y el anterior de un 18,14% (en 2022 el dato es de 405.620 euros).
Servicios similares, pero con un comercio al “por menor” y sin el apartado del alojamiento ni instalaciones deportivas, presta Distribuciones Alberto Romero S.L. En su caso, la actividad se limita al “comercio al por menor de productos alimenticios, bebidas y tabaco en establecimientos especializados”.
Aquí, la variación del importe neto de la cifra de negocios entre 2022 y 2023 sería negativa, de un -93,06%, habiendo descendido de 109.805.000 euros a 7.617 entre el cierre de un curso y del otro.
Línea de conservas premium
El Ventorro es un restaurante que ha pasado de generación en generación hasta llegar a finales de la década de los años 90 a Alfredo Romero, quien quiso ir un pasó más allá hace tan solo unos años y abrir una cadena de cocina gourmet centrada en la venta de latas de conservas de pescado o fruta, entre otros.
De esta manera, escapando de los alojamientos y el deporte y ampliando su visión culinaria, el dueño del restaurante en el que Mazón pasó buena parte del día más decisivo para la Comunidad Valenciana, se lanzó a esta aventura en 2024 bajo la marca de El Ventorro Gourmet.
En una entrevista concedida a un medio especializado en cocina lo explicaba de la siguiente forma”. “La hostelería requiere muchas horas y desde hace unos años solo trabajo de lunes a viernes hasta mediodía. Me deshice de las noches y del fin de semana para poder conciliar, y entonces, al tener un poco más de tiempo, me he dedicado a las conservas, las de toda la vida. He podido patentar mi propia marca, El Ventorro, y por ahora he lanzado al mercado cuatro productos gourmet: anchoas de Castro–Urdiales, bonito de Santoña, sardinilla y mejillón de Galicia”.
Según proyectaba el propio Romero, se trataba de una línea de envasados limitada, de producción corta y que su dueño quería exportar al extranjero, con productos tan característicos como la caballa de Dinamarca o los chipirones de Indonesia. Estos últimos con otra línea, King John, que se presenta en redes sociales como “una marca con alta tradición conservera, operadora en los principales mercados internacionales” y que ofrece sus productos a un precio “no gourmet” pese a serlo.
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