Un mosso d'Esquadra ha reconocido este miércoles en la Audiencia de Barcelona que dejó colocada durante meses una cámara oculta en el vestuario femenino de la comisaría de Badalona para grabar sus compañeras mientras se cambiaban de ropa. El agente dijo que, en aquella época, en 2015, tenía “problemas personales”, y que ahora está pasando un “calvario personal y profesional”. Las 17 agente grabadas han dicho que se sienten “traicionadas” y “decepcionadas” con su compañero, con el que no quieren trabajar nunca más. El acusado se enfrenta a una pena de 20 años de prisión y 15 de inhabilitación, además de tener que indemnizar a las víctimas.
El hombre, agente de la unidad de investigación de hurtos y robos, colocó una pequeña cámara dentro de una mochila desde al menos finales de 2014 y la dejó en el vestuario femenino. Durante meses ninguna de las agentes hizo mucho caso de la bolsa, que fue cambiando de lugar, porque todas pensaban que era de alguna compañera. Hasta que el 19 de julio una agente descubrió la cámara y después de relatar el caso a sus superiores, el acusado se “hundió” y admitió inmediatamente los hechos.
En la memoria de la cámara se descubrieron 45 archivos del vestuario, en 18 de los cuales se veían algunas agentes en ropa interior o mostrando partes de su cuerpo, aunque ninguna completamente desnuda. a Su casa se encontró un disco duro con un vídeo grabado con teléfono móvil donde también se veían imágenes de sus compañeras en el vestuario.
Durante el juicio, el acusado sólo ha respondido a su abogado para admitir los hechos, que no se aprovechó de su posición como mozo y que lo hizo en una época que pasaba problemas personales. Ahora dice que está pasando un “calvario personal y profesional” y que intentará reparar el daño causado a las víctimas.
Por su parte, las 17 muescas afectadas explicaron que se reconocieron en una o varias imágenes de días diferentes, con ropa de invierno y de verano, cambiándose de ropa o semidesnudas. Todas han explicado que en su momento las afectó mucho, porque la cuestión salió a la prensa y muchos familiares, amigos o conocidos preguntaron si ellas salían en las imágenes. Incluso ciudadanos anónimos les preguntaban por la cuestión y algún compañero las va a culpabilizar a ellas por “pesetas” y “arruinar la vida” del agente acusado.
Alguna de ellas ha explicado que era amiga del agente acusado y que éste les había hecho comentarios sobre su aspecto físico, sin que llegaran a sospechar nada. Todas se sintieron “heridas”, “vulnerables”, “desprotegidas”, y aseguraron que no quieren volver a trabajar con él.
La fiscalía pide cuatro años de prisión y cuatro de inhabilitación como mozo por un delito de descubrimiento y revelación de secretos, 11.520 euros de multa y 170.000 euros de indemnización a las víctimas, 10.000 para cada una. La acusación particular pide 20 años de prisión, cuatro años para cada uno de los cinco delitos que considera que fue los golpes que habría movido la cámara, y 15 de inhabilitación. Aunque inicialmente pedía 4.000 euros para cada víctima, finalmente se ha adherido a la petición de la fiscalía.
Por su parte, la defensa pide la absolución, o alternativamente siete meses y medio de prisión sustituibles por una multa de 270 euros, y una indemnización máxima de 4.000 euros por madera, que ya ha pagado. Su abogado ha recordado que el acusado, que estuvo suspendido de empleo y sueldo durante un año, pero ya vuelve a trabajar, cobra como agente raso, tiene hipoteca, está casado, tiene un hijo a cargo y ha tenido que pedir un préstamo para pagar los 68.000 euros de indemnizaciones. Así, dijo que hay que tener en cuenta las atenuantes de dilaciones indebidas, reparación del daño y confesión de los hechos.
La Generalitat, como responsable civil subsidiaria, no ha defendido el mozo, pero pidió que la indemnización no supere los 4.000 euros por víctima, porque si se aumentara, el resto debería pagar la administración, que no tiene seguro por delitos dolosos.